En la actualidad, la amenaza como método de cobro se convirtió en una práctica tan extendida como cuestionable y lamentablemente también, es una práctica que se ha normalizado sin medir las consecuencias legales. Miles de consumidores en Argentina reciben mensajes intimidantes en nombre de supuestas deudas, muchas de ellas vencidas o directamente inexistentes.
NEGOCIO DEL MIEDO
Deudas impagas: Cómo operan los estudios de cobranzas que asustan y amenazan
Lo que comienza como una compra financiada o deudas mínimas, puede convertirse en un hostigamiento sistemático si el consumidor cae en mora.
Sin juicio previo, sin expediente, sin firma válida y, sobre todo, sin respaldo legal, estas maniobras apuntan a provocar miedo para forzar un pago. Y detrás de todo, hay un negocio millonario amparado en la ilegalidad.
¿Qué relación existe entre las deudas impagas y el uso abusivo del sistema de cobranza?
Lo que comienza como una compra financiada o una deuda mínima, puede convertirse en un hostigamiento sistemático si el consumidor cae en mora. Diversas entidades, desde bancos hasta fideicomisos o estudios de cobranza, tercerizan estos créditos y ceden el reclamo a grupos informales, que usan métodos que rozan —o directamente cruzan— los límites legales.
El mensaje más común llega por WhatsApp o correo electrónico. Tiene tono amenazante, menciona embargos, incluye nombres y documentos de familiares, y cita falsos expedientes judiciales. “Se procederá al embargo de su sueldo y el de su padre”, decía uno de los textos recibidos esta semana por una trabajadora. Su padre, jubilado y sin relación con la deuda, fue incluido en la intimidación para potenciar el daño emocional.
¿Qué dice la Ley sobre estos abusos relacionados con deudas?
La Ley 24.240 de Defensa del Consumidor es clara. Toda gestión de cobro debe ser respetuosa, clara y veraz. Cualquier presión que incluya amenazas, falsificación de documentos, acoso a familiares o desinformación es una infracción grave.
Entre las prácticas más frecuentes se encuentran:
- Reclamos de deudas prescriptas o canceladas;
- Comunicaciones falsas, sin detallar origen ni monto;
- Hostigamiento a familiares, empleadores o RRHH;
- Cartas o mensajes que simulan ser resoluciones judiciales;
- Advertencias de “embargo inmediato” sin respaldo jurídico.
Todo esto configura una violación directa a los artículos 4° y 8 bis de la ley mencionada, además de ir en contra del artículo 42 de la Constitución Nacional, que garantiza el trato digno al consumidor.
¿Qué debe hacer un consumidor frente a una amenaza por deudas impagas?
La regla básica es no pagar por miedo. El primer paso es no responder a estudios o cobradores informales. Si el reclamo proviene de un supuesto estudio jurídico, se puede solicitar la matrícula del abogado y verificar su legitimidad ante el Colegio correspondiente. Si no la brindan, se trata de una maniobra ilegal.
Además, se recomienda:
- Exigir que cesen las intimidaciones;
- Realizar un reclamo formal por abuso extrajudicial;
- Conservar todos los mensajes, audios o correos recibidos;
- Presentar una denuncia ante Defensa del Consumidor o el Ministerio Público Fiscal.
¿Cómo defenderse legalmente si recibís amenazas por una deuda?
Existe un modelo de reclamo formal que puede ser utilizado por cualquier ciudadano para hacer valer sus derechos. Se trata de una nota simple en la que se exige:
- El cese inmediato de comunicaciones;
- La indemnización por daño moral;
- La aplicación de sanciones por violación a la Ley de Defensa del Consumidor.
El modelo también menciona el artículo 2560 del Código Civil y Comercial, que establece la prescripción de las deudas después de cierto plazo, lo que en muchos casos convierte el reclamo en inválido por tiempo transcurrido.
¿Por qué estos estudios no inician juicios por deudas impagas?
Porque no pueden. La mayoría de estas deudas:
- Son de bajo monto;
- Están prescriptas;
- Carecen de documentación adecuada.
Iniciar un juicio costaría más que lo reclamado y expondría la ilegalidad del proceso. Por eso eligen un camino más rentable, el miedo. Presionan hasta que alguien paga, aun sin deber. Es una economía paralela que se alimenta de la ignorancia jurídica y el desgaste emocional.
Saber cómo defenderse es el primer paso para frenar estas prácticas. La información y la acción legal son las herramientas para cortar con el abuso que convierte a la deuda en una excusa para el terror.
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