Beijing acaba de ser testigo de algo que hasta hace poco parecía sacado de una película de ciencia ficción. Durante el fin de semana pasado, la capital china organizó el primer campeonato de fútbol llevado a cabo por robots humanoides, consolidando una vez más la supremacía tecnológica del gigante asiático en el terreno de la inteligencia artificial.
¿EL FUTURO?
Robots se adueñan de la cancha: El fútbol ya no es solo para humanos
Robots humanoides con inteligencia artificial compitieron en partidos de fútbol de diez minutos, mostrando habilidades avanzadas en Beijing.
La RoBoLeague llegó como una bocanada de aire fresco al panorama deportivo mundial, aunque quizás "fresco" no sea la palabra más adecuada para describir lo que sucedió sobre el campo de juego. Esta competencia fusionó de manera magistral la robótica avanzada con la pasión futbolística, presentando enfrentamientos de tres contra tres donde las máquinas demostraron capacidades que van mucho más allá del simple entretenimiento.
Estas figuras metálicas con "apariencia humana" desplegaron habilidades sorprendentes: observaron el terreno de juego, procesaron información en fracciones de segundo y ejecutaron jugadas con una autonomía total que desafiaba cualquier expectativa previa. Los algoritmos que guiaban sus movimientos les permitían no solo desplazarse por el campo, sino también realizar pases precisos y anotar goles con una determinación que resulta casi inquietante.
Sin embargo, lo verdaderamente fascinante radica en la independencia operativa de estos deportistas mecánicos. Equipados con sensores visuales de última generación y sistemas de percepción estratégica, responden al instante, replicando comportamientos típicos de entornos industriales o del hogar. No existe control remoto ni joystick alguno que dirija sus acciones; cada movimiento surge de procesamiento interno puro.
La inteligencia artificial llevó a los robots a la cancha
La realidad del torneo, no obstante, ofreció momentos que oscilaron entre lo impresionante y lo cómico. Los competidores metálicos corrían con determinación, se golpeaban entre sí, tropezaban y ocasionalmente requerían asistencia médica robótica para abandonar el terreno. Operarios humanos permanecían atentos para brindar apoyo cuando las circunstancias lo demandaban.
"La clave está en los algoritmos, no en el control remoto", comentó Chen Hao, fundador de Booster Robotics y una de las mentes detrás de este campeonato revolucionario.
El equipo Vulcan de la Universidad de Tsinghua se alzó con el título en una competencia que reunió a cuatro grupos representativos de tres prestigiosas universidades pequinesas. Cada encuentro constó de dos tiempos de diez minutos con un descanso intermedio de cinco.
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