En 1973, el antropólogo hispano-mexicano Santiago Genovés, exiliado en México después de la Guerra Civil Española y habiendo padecido junto a su familia en un campo de concentración en Francia, decidió embarcarse en un inusual experimento humano sobre la convivencia, el poder y el sexo.
EMBARCADOS AL DESNUDO
El curioso experimento humano 'balsa del sexo': ¿Qué reveló sobre el poder y la convivencia?
El antropólogo Santiago Genovés puso a prueba la naturaleza humana en alta mar, explorando las dinámicas de poder y sexo en un grupo aislado
Con la intención de estudiar el comportamiento en situaciones extremas, organizó un viaje que surcaría el Pacífico en un lapso de 101 días en una balsa de 12 por 7 metros llamada Acali, que significa “casa sobre el agua” en idioma náhuatl.
“Vamos a entendernos más y a juzgarnos menos, frase que era él y lo definía”, dijo de Santiago Genovés su hijo Diego, al diario mexicano 'La Jornada' apenas unos días después de su muerte, que tuvo lugar el jueves 5 de septiembre de 2013, a los 89 años.
El antropólogo, que en 1973 alcanzó celebridad internacional con el viaje transoceánico de la balsa Acali, nació en Ourense el último día del año de 1923. Formó parte del grupo de exiliados españoles que tras la Guerra Civil llegó a México buscando la libertad. Tenía entonces 15 años y sus padres y él habían pasado unos meses en un campo de concentración en Francia. Pionero de la antropología física en el país, fue un reconocido estudioso de la violencia con el fin de buscar alternativas que la evitasen.
El antropólogo y su 'reality'
Antropólogo graduado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y doctor por la Universidad de Cambridge, fue investigador emérito en la UNAM. Realizó tres viajes en las balsas RA I, RA II y Acali, explorando el comportamiento humano y la posibilidad de travesías trasatlánticas antes de Colón.
Genovés había colaborado previamente con el aventurero noruego Thor Heyerdahl en la construcción de embarcaciones de papiro. Esta experiencia le enseñó que no había mejor laboratorio para estudiar el comportamiento humano que un grupo en alta mar. Así, decidió reunir a diez voluntarios, seleccionados a través de un anuncio en varios periódicos, buscando crear tensiones en el grupo al elegir personas de diferentes nacionalidades, religiones y orígenes sociales.
El antropólogo y humanista consideraba que el conocimiento del hombre traería como beneficio la supervivencia de la especie humana y dedicó más de 50 años de su vida a profundizar en él. El Instituto Nacional de Antropología e Historia recuerda que Genovés perteneció a la “primera generación de antropólogos mexicanos que hicieron escuela y abrieron brecha en el camino de la ciencia que estudia al hombre”. Desarrolló trabajos sobre paleoantropología y la evolución humana. “Posteriormente, sus investigaciones derivaron en temas como el género, la especie, la raza y el racismo. Sus estudios de antropología física lo internaron en el conocimiento de los orígenes del conflicto, la fricción, la agresión y la violencia”, prosigue el instituto.
Su trabajo en estos ámbitos le deparó el Premio del Consejo Internacional de la Paz en 1969 y una nominación al Nobel en 1981. A lo largo de sus investigaciones visitó campos tan diversos como la antropología, la politología, la criminología o la dinámica de grupos, estudios que se plasmaron en libros como El mono inquisitivo (Planeta, 1973), Expedición a la violencia (UNAM, 1993) o Principios de criminología (múltiples ediciones, la última en el sello Tirant Lo Blanc en 2006).
Sexo, orgías y un sacerdote supervisor
El 13 de mayo de 1973, la Acali partió de Las Palmas, en las Islas Canarias, rumbo a Cozumel. Aunque la prensa se hizo eco del viaje con titulares sensacionalistas como "Orgías en la Balsa del Amor", la realidad a bordo era muy diferente. Genovés, consciente de la cercanía entre sexualidad y agresividad, incluyó en su experimento a Bernardo, un sacerdote católico, para observar la dinámica sexual entre los participantes.
A pesar de las relaciones sexuales que ocurrieron, no se registraron conflictos significativos entre los miembros de la tripulación. Genovés esperaba que la convivencia provocara violencia, pero la única muestra de agresividad surgió cuando un tiburón se acercó a la balsa. A medida que transcurrían los días, el antropólogo se frustró al notar que su experimento no generaba los resultados esperados. "Nadie parece recordar que estamos aquí intentando encontrar una respuesta a la pregunta más importante de nuestro tiempo: ¿Podemos vivir sin guerras?", reflexionó.
Experimento humano llevado a documental
Más de cuatro décadas después, el documental "The Raft" reunió a varios de los sobrevivientes, quienes confirmaron haber considerado la hipótesis del "asesinato" como solución a sus problemas con Genovés, quien adoptó una postura autoritaria. Sin embargo, la situación se resolvió sin violencia, lo que contradijo las expectativas del experimento.
Al llegar a México, los participantes fueron sometidos a exámenes psiquiátricos. Aunque Genovés enfrentó críticas tras el experimento, continuó su carrera académica. Para los voluntarios, el viaje fue una experiencia de conexión, que perdura hasta hoy. Según el cineasta Marcus Lindeen, si Genovés hubiera escuchado las historias de vida de los participantes, podría haber aprendido más sobre las consecuencias de la violencia y cómo superarlas.
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