Javier Milei parece no haber encontrado mejor método para recuperar algo de atención que la violencia. El Presidente había quedado relegado de la escena pública mientras duró la espuma que se inició cuando Cristina Kirchner anunció su candidatura a diputada provincial, posteriormente la Corte Suprema dejó firme su condena por corrupción y en consecuencia fue detenida, con arresto domiciliario en su departamento del barrio porteño de Constitución, e impedida de competir en elecciones. Lo que se denomina “centralidad política” fue hegemonizada por la exPresidente durante las últimas semanas, que incluyó una masiva movilización a la Plaza de Mayo en su apoyo. En ese mismo lapso, la figura de Milei fue más que secundaria, sin causar ningún hecho político de mayor trascendencia. Ni su abrazo con el Papa, ni la última gira internacional, ni el 1,5% de inflación de mayo lograron devolverle al libertario el dominio de la agenda que supo administrar durante el año y medio que lleva de gestión.
Con la detención de CFK volviéndose parte del paisaje habitual, vuelve la atención natural hacia el Presidente pero difícilmente se encuentre algún elemento de gestión o de política entre los factores que redirigen los focos. De hecho, las últimas intervenciones del mandatario sobresalen por su agresividad desbocada. Contra lo periodistas, para los que no deja de pedir odio a diario; contra los legisladores opositores, a los que califica de “ratas inmundas ” por impulsar, lógicamente, una agenda opositora de proyectos; o contra el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, para el que hubo un rosario de descalificaciones e insultos que exceden cualquier rivalidad política durante el congreso partidario que LLA celebró en La Plata.
Otro episodio del salvajismo con el que Milei logró reinstalarse en la conversación pública es su participación para impulsar una campaña de desprestigio bastante brutal contra la periodista kirchnerista Julia Mengolini. A la cofundadora de la radio Futurock se le está cobrando una factura bastante tardía: haber afirmado durante la campaña de 2023, no con menos brutalidad, que el entonces candidato estaba “enamorado” de su hermana, Karina Milei, hoy secretaria general de la Presidencia, e insinuado al mismo tiempo que mantenían una relación incestuosa. Lo hizo durante una participación en el programa ‘Duro de Domar’ que incomodó a todos sus compañeros del piso. La campaña de demolición de Mengolini pretende pagarle con la misma moneda: un señalamiento de una presunta relación incestuosa con su propio hermano, impulsada por la Lilia Lemoine, una talibán libertaria. Ni una ni otra acusación, completamente fura de lugar, se respalda en pruebas.
Milei intervino directamente sobre el caso, no aludiendo a la imputación de Lemoine sino disparando contra el lugar de víctima que asumió Mengolini ante la andanada de ataques por parte de los trolls del dispositivo libertario. “Parece que cuando ella pega con sus mentiras está bien pero cuando le viene el vuelto llora y quiere ir a la justicia... Fin”, tuiteó el Presidente en el inicio del conflicto. Milei continuó activamente las tareas de destrucción de la imagen Mengolini con tuits y retuits que sólo el sábado superaban la veintena. De más está recordar la desproporción entre la desmesura de una periodista y la de un Presidente, cuyo poder simbólico y real tiene un alcance y capacidad de daño muchísimo mayor.
Ante este espiral de violencia por parte de la máxima investidura del país, son ridículas algunas posiciones dentro del oficialismo. Como que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se haya “ofendido” porque una senadora cristinista lo llamó “mentiroso”, lo que motivó que terminara abruptamente su informe de gestión -a todas luces un acting para poder terminar con esa obligación lo antes posible- o que José Luis Espert interprete como una amenaza un escrache que sufrió en su domicilio cuando militantes kirchneristas -con cierta preparación- derramaron estiércol en el frente de su domicilio y dejaron una bandera con la leyenda “Esta es la mierda de Espert”. El diputado, quien fue ratificado como cabeza de lista para las elecciones nacionales en la provincia de Buenos Aires, venía de jactarse de haberle dicho en la cara a Florencia Kirchner “hija de una gran puta”. Por la agresión al domicilio de Espert hay una mujer detenida, identificada como funcionaria de la provincia de Buenos Aires. Además, del hecho participó una camioneta vinculada al municipio de Quilmes, que comanda la camporista Mayra Mendoza.
El acto vandálico frente a la Casa de Espert pudo ser otro capítulo de una saga que se inició con el ataque a las instalaciones del edificio en el que funcionan las señales TN y El Trece, del Grupo Clarín. Fueron militantes de La Cámpora que luego de la marcha en apoyo tras la detención de CFK provocaron destrozos en el lugar y en autos particulares que estaban en la playa de estacionamiento. Por el hecho fueron identificadas personas que se desempeñaron bajo la órdenes de Eduardo ‘Wado’ de Pedro cuando el actual senador fue ministro del Interior de Alberto Fernández. Máximo Kirchner, jefe de La Cámpora y responsable político del accionar de su agrupación sólo se limitó a decir “no está bueno” que ocurra un hecho como el sucedido. Pero no hubo una condena. La justificación de la violencia no es sólo patrimonio de Milei.
El peronismo en su laberinto
El hijo de Cristina Kirchner hizo esas declaraciones en una entrevista que concedió a Radio Con Vos y que formó parte de un raid de presentaciones mediáticas. El motivo está a la vista: reinsertarse en la opinión pública con miras a tener un rol mayor en el próximo proceso electoral, ocupando la vacancia que dejó su madre. Si bien asegura sentirse incómodo por cómo se dieron los acontecimientos, el diputado y presidente del PJ bonaerense no descarta encabezar la nómina de diputados provinciales por la 3ra sección electoral bonaerense, contienda para la que se postuló CFK pero abortó la Corte Suprema. Esto genera resquemores en Axel Kicillof, enfrentado con Máximo. Se disputan la herencia del liderazgo de Cristina Kirchner. Ya no le había caído bien al gobernador la autopostulación de la exPresidente, lo que implicaba desconsiderarlo en el distrito que gobierna.
El lanzamiento de esa candidatura, de todas formas, inició un deshielo en el deteriorado vínculo entre el gobernador y su exmentora. El escenario se alteró con la confirmación de la condena, que le dio más poder a Máximo. Kicillof busca una mayor participación en el armado de las listas de las elecciones convocadas para el 07/09. Desde los estudios del canal C5N hizo un llamado a una mesa de negociación cuando el primogénito de la exPresidente y Sergio Massa dejaron trascender un armado propio que, en principio, excluía al espacio Movimiento Derecho al Futuro (MDF), la línea interna de Kicillof en el peronismo y al que adhieren intendentes y organizaciones sociales y sindicales. El gobernador dispuso emisarios para la pulseada: los intendentes Julio Alak (La Plata) Mario Secco (Ensenada), Andrés Watson (Florencio Varela) y el exalcalde de Ituzaingó Alberto Descalzo. La presencia de Alak, cuyo primer mandato como jefe comunal lo asumió en 1991 y le siguieron reelecciones hasta 2007, Secco, hace más de 20 años en el poder, o de otro veterano del peronismo del Conurbano, Juan José Mussi, de 84 años y jefe político de Berazategui desde 1987, sólo sucedido por su hijo en un interregno, genera algunos comentarios ácidos, como que el Movimiento Derecho al Futuro de Kicillof “tiene todo el pasado por delante”. Nadie se imagina a esos dinosaurios de la política como compositores de “las nuevas canciones” que el gobernador pidió para renovar al peronismo después de la dura derrota de 2023.
Una primera reunión de las partes se habría frustrado el martes. Se señaló que Federico Otermín, delfín del navegante Martín Insaurralde en Lomas de Zamora y enlace del sector kirchnerista, les comunicó a los MDF que no estaban dadas las condiciones para el meeting. Tampoco hubo avances cuando Secco lideró un pelotón que se presentó en la sede del PJ en la calle Matheu, donde se convocó para el diseño de una campaña nacional por la liberación de Cristina Kirchner. Un sector del kirchnerismo quiere poner la consigna ‘Cristina Libre’ como eje de la campaña electoral. Kicillof planteó todo lo contrario cuando en C5N expuso su leitmotiv proselitista: “ Es Milei o trabajo digno, Milei o la educación pública, Milei o la salud pública". En honor a la verdad, CFK también prefiere ese eje, y lo demuestra en todas sus irrupciones públicas, incluso detenida. Si bien en lo discursivo todas las partes abogan por la unidad, la desconfianza pone en riesgo un acuerdo. Cada cual le pide al otro “generosidad”. El ego es el otro.
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