Aquel 8 de julio de 1984 por la tarde fue realmente una de las más humillantes en la historia de Boca Juniors. Recibía a Atlanta en su cancha, pero no sólo no pudo usar su camiseta azul y amarilla sino que el club terminó derrotado. Una jornada para el olvido.
Boca manchó la camiseta
Boca jugaba la decimoquinta fecha en el Torneo Metropolitano en una Bombonera con muy poco público y enfrentando a Atlanta. Pero desde el principio, las cosas no le auguraban un buen resultado: el plantel del Xeneize era en su totalidad de jugadores amateurs. Los futbolistas profesionales del club boquense estaban en huelga por falta de pago debido a la enorme crisis económica que atravesaba la institución (corrupción de los dirigentes, para variar).
Pero esto no se comparaba con lo que vendría: como los dos equipos tenían camisetas similares, se sorteó quién usaría alternativas, y el elegido resultó ser el local. Pero como Boca no tenía siquiera para otro juego de casacas, los jugadores improvisaron unas con remeras blancas y los números con fibrón negro.
La llovizna de aquel día combinada con la transpiración de sus portadores pronto hizo que la tinta formara una enorme mancha en los dorsales. De ahí fue que este evento se terminó llamando la “tarde de las camisetas desteñidas”.
Se salvaron de milagro
Para agregarle humillación, con futbolistas jugando con camisetas manchadas, el equipo visitante ganó el encuentro por 2-1, con goles de Alfredo Graciani y Alfredo Torres. No era mucho lo que podían hacer esos chicos contra un plantel experimentado que medio año antes había ascendido.
Pero a pesar de la pésima campaña futbolística, en promedios Boca pudo mantenerse a flote y salir con algo de orgullo intacto. Quedó en el puesto 16 de 19, luego de diez victorias y empates frente a 16 derrotas.
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