Según registros oficiales que maneja Bullrich, cada año se contabilizan más de un millón de robos de celulares, a razón de 3 mil por jornada.
APRENDER DE INGLATERRA
Patricia Bullrich lanzó el *910 para bloquear celulares: ¿Para cuándo el *912 para denunciar a los narcos?
El anuncio de la ministra de Seguridad busca a desarticular el mercado ilegal de teléfonos pero el 90 % del ese tipo de robos se hace para comprar luego drogas.
La titular de la cartera de Seguridad explicó que desde ahora en adelante sólo es necesario marcar el *910, un servicio gratuito y disponible en todo el país para bloquear el propio número de manera inmediata tras un robo o extravío del smart phone.
Esta vía de comunicación funciona las 24 horas, los 7 días, en todo el país.
El bloqueo impide que el celular funcione en cualquier red móvil de Argentina. La línea se suspende momentáneamente y puede recuperarse solicitando un nuevo chip. Los equipos denunciados como robados, perdidos o falsificados quedarían inutilizados para siempre.
"Siempre ayuda conocer el IMEI para chequear, cuando se compre un nuevo equipo, si tiene denuncia por robo. Una vez adquirido, se puede recuperar la misma línea que se tenía", explicó la ministra durante el anuncio.
“Dame una máscara y te diré la verdad” (Oscar Wilde)
El país enteró lloró el crimen de Morena Domínguez, una nena de 11 años a la que le robaron el celular en la puerta de la escuela en Lanús pero, mientras esto ocurría, el ladrón ofrecía ese Samsung en una “cueva” de Capital Federal.
En la mayoría de los casos, los delincuentes le ofrecen los aparatos sustraídos a los transas para pagarles 2, 3 y hasta 4 bolsitas cocaína que no podrían comprar de otra forma, ya que a menudo han perdido la capacidad de trabajar y generar recursos de manera legal.
Las bandas “organizadas” por punguistas roban en el subte, en recitales, discotecas o a automovilistas y peatones en plena vía pública. Buscan como víctimas a los más débiles (chicos o ancianos). También, a los turistas desprevenidos que sacan fotos con unidades que pueden superar hasta los US$ 1.000 en nuestro país.
El fenómeno se reproduce en barrios más alejados como Ciudad Oculta (Villa Lugano), el barrio 31 (Retiro) y la 1 11 14 (Bajo Flores) o en Villa Celina, en el Gran Buenos Aires. La forma de promocionar las ventas es siempre la misma: los carteles suelen decir “servicio de reparación de celulares”.
Los “drug dealers” suelen comercializar los teléfonos más costosos a través de redes sociales (la preferida es Marketplace) sin necesidad de pasar por ningún proceso legal de compra venta. Las “ofertas” le permiten a los adquirentes inescrupulosos llevarse joyas tecnológicas a mitad de precio.
El circuito es sumamente lucrativo: basta con multiplicar 3.000 unidades diarias por unos US$ 200 cada una para obtener un volumen de Us$ 600.000 por jornada.
El ‘fisura’ (o ladrón adicto) hace lo que sea para conseguir droga. Incluso, delatar a su propio proveedor si le ofrecieran algo a cambio.
El modelo británico de “delación anónima”
A lo largo de los años, Scotland Yard detectó que hasta sus propios “bobbys” tenían cierto temor a delatar a las bandas de narcos.
En la fuerza había “topos” relacionados con los carteles que podrían tener acceso a los expedientes y luego señalarlos como los causantes de una redada para desarticular al crimen organizado.
La policía inglesa detectó que las llamadas llegaban por parte de vecinos (cansados de la venta callejera), policías que actuaban de incógnito, adictos que buscaban vengarse de su proveedor y, lo más sorprendente, bandas que se denunciaban entre sí para eliminar a la competencia del “mercado”.
Instalar un *912 (imitando a los británicos) dejaría al descubierto, en primer lugar, a la propia policía ya que las fuerzas del orden suelen “administrar los delitos” y cobrar un suculento peaje por hacer la vista gorda.
No haría falta armar un complejo sistema de arrepentidos que implican enormes gastos para “deslocalizar” a los denunciantes y luego protegerlos.
Los colaboradores en las sombras deberían conectar directamente con fiscalías especiales dedicadas a la lucha contra este tipo de delitos para evitar a fuerzas de seguridad que han demostrado con creces que son demasiado permeables ante botines tan suculentos.
Repentinamente, el sistema de justicia contaría con cientos y cientos de denuncias que podrían hacerse desde teléfonos públicos como implementaron durante años los británicos en cada una de sus tradicionales cabinas vidriadas.
Algunos intentos en provincias argentinas
En Jujuy, por ejemplo, se habilitó el número 0 800 888 3368 y el whatsapp 3884073284. Ambos funcionan de 8 a 21 horas.
Es un nuevo medio para la denuncia anónima y gratuita de vendedores y distribuidores de drogas para el consumo personal, delito conocido como narcomenudeo.
Los norteamericanos no llegaron a ofrecer el 911 por casualidad. Debía ser un número corto y que no se llamara al mismo por distracción o casualidad. Por eso se eligió números que estuvieran en los extremos del teclado (el 9 y el 1).
Pero, los jujeños ofrecen una chance con 11 dígitos y, sabiendo que se trata de un guarismo complicado, buscaron facilitar su memorización 0 800 888 DENUNCIE.
No parece ser la opción más conveniente, a pesar de significar un avance.
Además, no todos los locutorios o teléfonos públicos ofrecen la chance gratuita del 0800 lo que obliga a los delatores a utilizar sus propios aparatos de comunicación.