Al 'Bigote' Raúl Acosta le molesta explicar el contexto porque dice que es como explicar una broma. Pero es inevitable hacerlo en esta crónica. ¿Quién sabe dónde queda Guandacol? Por lo tanto, vamos con un N. de la R.: previo:
PERIODISMO EN LOS '70
Lo que mata es la humedad: Fin de año en Guandacol
Guandacol es en el departamento Coronel Felipe Varela, La Rioja, muy cerca del límite con San Juan. Imborrable anécdota del 'Bigote' Acosta.
##Una historia muy triste. Guandacol era la tierra de los indios capayanes, agricultores que cosechaban la algarroba, el chañar, etc., y también alfareros. Desde Chile llegaron las monjas Clarisas y hoy pueblo se llama Santa Clara. Pero en 1607 llegó un delegado del gobernador. En 1633 hubo una rebelión en el Valle de Guandacol, sofocada por el general Pedro Nicolás Brizuela, quien luego pidió la propiedad del Valle, y despojaron despoblado de Guandacol a los originarios.
##Eduardo Maschwitz era tataranieto del general Bartolomé Mitre, fundador del diario 'La Nación', y en cuya Redacción trabajó 'el Gordo', en la sección Deportes, antes de emigrar a 'Gente y la Actualidad', donde fue Jefe de Redacción, igual que en '7Días Ilustrados', antes de dirigir el Boletín Oficial de la Nación. Falleció en 2010.
##Enrique Juan Ricardo Walker, 'Jarito', también fue conocido como 'el Inglés' por sus días en los colegios St. Andrews y St. Peter's. Buen jugador de rugby, fue el capitán del equipo titular del club Pueyrredón. Por la revista 'Gente y la Actualidad' estuvo en Vietnam y en el Mayo francés. En algún momento él se hizo montonero, renunció a la Jefatura de Redacción de 'Gente' y fundó 'Nuevo Hombre' antes de convertirse en redactor de 'El Descamisado'. Fue secuestrado por un grupo paramiliatar el 17/07/1976.
##José de Zer (José Bernardo Kerzer) fue redactor especial de la revista 'Gente', también trabajó en '7 Días Ilustrados'. Pero alcanzó la fama como 'movilero' en el noticiero Nuevediario (Canal 9), con sus 6 meses en el Cerro Uritorco, provincia de Córdoba, buscando extraterrestres.
##Aníbal Vigil era nieto del fundador de Editorial Atlántida, Constancio Cecilio Vigil Olid, quien tuvo 7 hijos: Constancio, Aníbal, Carlos, Marta, Jorge, Elodia y Ticha. Cuando Carlos era CEO, sus hijos y sobrinos le hicieron una revolución que lideró Aníbal Vigil. Cuando terminó la Copa del Mundo de FIFA en 1962, en Chile, ellos despidieron de la dirección de 'El Gráfico' a Dante Panzeri e incorporaron a Carlos Fontanarrosa. Fue un cambio estratégico para lograr productos más populares. Aníbal Vigil era el responsable de la revista 'Gente y la Actualidad' cuya conducción delegó en Fontanarrosa.
Ahora, 'el Bigote':
El Gordo Maschwitz
Nacido en una ribera del río Paraná y criado en ciudad de Santa Fe, el verano era de sauces y orilla. Chicharras, viento y sol; y el balde con la sandía refugiada del sólido estío. Después la partiríamos dejando que ese jugo se resbalase, ensuciando la mano al comer la tajada sin piedad y con premura. La relación con el verano, el tiempo de cada día y las posibilidades de lluvias de un rato, no cambiaban la certeza: el tiempo decide y nosotros acatamos. Del tiempo elijo a Vinicius para definirlo. En 'El día de la Creación' dice: “…no hay nada como el tiempo para pasar…”
En esa última semana de aquel año del 1970 'el Gordo' Maschwitz preguntó, me preguntó: “¿Podrás hacer una nota para fin de año, es lejos…?” Con el 'lejos' el implícito, el escondido que entendíamos: 'No vas a estar con los tuyos para fin de año'. Asentí con la cabeza. Dije sí.
'El Gordo' Maschwitz era más bruto que malo. Tosco a pesar de su altura, su apellido, sus ojos claros. Grandote y fortachón era el Jefe de Redacción y así figuraba. En realidad trasladaba órdenes de Carlos Fontanarrosa o Aníbal Vigil. (Qué muerte la de Aníbal: un ataque repentino, inatajable infarto masivo al corazón asistiendo a los festejos del Desembarco Aliado allá, en la mismísima playa de Normandía. Si al menos hubiese sido Dunkerke, la tragedia se entendería mas fácil. Ojo: cuando Svend Segovia tuvo un infarto de cadera aprendí a escribir “infarto al corazón” porque el infarto no es exclusivo de “el bobo”).
José de Zer
Tan grandote era Eduardo que, con 'Jarito' Walker a dos metros de distancia, tomaban en sus brazos a José De Zer y se lo tiraban el uno al otro en la redacción de 'Gente'. José festejaba haber sido relevado por su familia de un casamiento programado, como se estilaba. “No me caso con la Kuligowsky”, decía, mientras se dejaba tirar blandamente hasta que lo soltaban en el sofá de la Jefatura de Redacción que tenía las tapas de los números anteriores pegadas en la pared y un almanaque de cartulina con el día por día y las notas encargadas.
Cuando, tiempo después, yo leía cosas del mismo 'Jarito' en 'El Descamisado' no entendía -o sí, pero no quería entender-. Cuando Maschwitz terminó de Jefe de Prensa del general Reynaldo Bignone, lo mismo. No quería entender. Entender a José era sencillo: semejante atorrante en el jolgorio de su casamiento abortado, de una algarabía ficticia con la heredera de una cadena de negocios y la fiesta en mitad del Barrio Once, era obvio, porque José no tenía torceduras y, para su forma de entender la vida, el día, el mañana, ese casamiento era un castigo familiar.
La adicción
En ése almanaque estaba “Fin de año en un pueblo pobre y chico ”. Habían tachado “pobre” pero ese era el tema. Eduardo trabajaba con lápices, no tenía ni birome ni lapicera de tinta. “Es lejos, pero es una buena nota, gracias”. Puso el OK. Yo ya sabía de mi enfermedad: escribir, conocer, observar, es una adicción que no tiene cura. No hay remplazo ni suplencia y la abstinencia enferma mas.
Cada persona tiene sus silencios y sus recovecos. Eduardo no sabía, era un burgués del club SIC y acaso con eso era con lo único que lográbamos enojarlo: San Isidro Club (SIC) contra Club Atlético San Isidro (CASI). SIC versus CASI.
Él aparentaba enojos pero era eso: brutalmente ignorante y de fácil ida y vuelta, con segundos de diferencia. “A la vuelta te mando a una nota mas cómoda” (cumplió, hice Punta del Este, conocí a un viejito sensacional: Zorrilla. Qué personaje. De chaleco, saco y sombrero de paja en enero. Bajo un árbol a la siesta… ”Aquí me ve, tomando sol…”
San Juan con Gianni Mestichelli
El 29 de diciembre tomamos en Aeroparque un avión de Austral rumbo a San Juan. He conocido pocos personajes como Gianni Mestichelli, fotógrafo. Sombrerito, bigote de pocos pelos, gruñón, quejoso, muy menudo (se compraba camisetas y remeras del número mas grande de 'El Niño Argentino', casa de ropas que, tal como su nombre lo indicaba, era para infantes y pre púberes.
Gianni era italiano, pareja de Catalina Dlugi, periodista de espectáculos que recién empezaba a transitar camarines y estrenos. Gianni era el fotógrafo preferido de Susana Rinaldi, de muchos personajes enamorados del negro intenso, el escorzo y el tres cuartos perfil de los retratos que hacía Gianni. Muchas tapas de vinilos eran suyas. “¿Qué nota de mierda es esta?, ¡Qué gallina es esta!, ¿Dónde mierda vamos… ?”. Gianni era tan exagerado que resultaba tiernamente furioso, obligaba a la risa.
Bajamos en San Juan y un auto Torino, de alquiler, nos esperaba. En la primera parte del viaje entendí a la Difunta Correa. La recta de San Juan a Jáchal era para morirse de sed y de lejanía. Lenta señal de distancia sin resuello. La leyenda dice que murió amamantando a su hija, que murió de sed en esa interminable dirección: San Juan/Jáchal (Por eso en sus santuarios –paganos- dejan botellas llenas de agua)
Desde Jáchal el camino se hizo de serranías, de montañas, se veía donde se había quebrado esa piedra en el terremoto de San Juan. Qué cosa ese terremoto. Aquí miraba piedras desacomodadas desde la década del ’40 y ése mismo terremoto acomodó a Perón, la colecta, Evita, en fin…
En algún lugar doblamos y pasamos por un sitio que yo quería conocer y era como me lo imaginaba. “Vallecito de Huaco donde nací, sombra del fuerte abuelo que ya se fue, a tu molino viejo quiero volver, porque de amarga vida probé la hiel”. Buenaventura Luna. Poema. Lo cantaban Los Quilla Huasi. Un lugar chiquito y parte de la nada misma de esas serranías.
El padre Ramos
El camino se volvió ripio y entramos en La Rioja por una ruta mitad piedra suelta, mitad tierra endurecida, calor y polvareda. Ataditos de leña esperando que pasara el camión a recogerla y “los retameros” que morían de tuberculosis antes de los 40. Hervían esa planta, retama, y colaban la cera. Cera vegetal. Eso o juntar leña de pequeñas arboledas resecas. Dura zona. A mitad de camino el pueblo: Guandacol. A ése pueblo llegaba un colectivo tres veces por semana. Hacia Jáchal. Hacia arriba, para empezar, desde la parte pobre, la Cuesta de Miranda.
“Bienvenidos, los estábamos esperando”. El padre Ramos era el anfitrión. No mas de 200 personas el pueblo, y exagero. Donde paraba el colectivo había un almacén, una estafeta postal, una camilla y un botiquín de primeros auxilios, un farol en la puerta. El auto volvió a San Juan. Muchas cajas con paquetes y paquetes de pilas para radio de todas las medidas.
“Suerte que llegaron sin contratiempos”, dijo el cura. “Aníbal y su señora iban a misa conmigo”. A veces la luz es un destello pero ilumina todo. “Aquí hay una tierra sucia con uranio, no es para explotar pero desgasta las pilas y se gastan mas pronto. Ve esos cuatro picos, son cuatro cerros que encierran el pueblo. Nunca llueve en Guandacol. Truenos, relámpagos y el agua que cae del otro lado de los cerros. Nunca llueve”.
El hombre mas rico del pueblo era el dueño de “el surgente” / “la surgente”. Una boca de agua que desviaba, según el pago de cada uno, a canales de pequeños productores de un vino de uvas rústicas. Una hora, dos horas, media hora según el pago. Aprendí que el agua no solo es vida, es un negocio y no se vive sin que esté (al negocio me refiero).
Guandacol
Eran cuatro o cinco, después conté 16 pibes jóvenes. “Vienen a cumplir una misión de encuentro con Dios y ayuda a esta gente, son de El Salvador" (el Colegio, supuse). Tenía / tengo un odio muy particular con ese Colegio, por Armando Rapallo, profesor, crítico de cine, que proyectó en extensión del colegio, en Buenos Aires, la versión subtitulada de 'Potemkin' (“porque en un barrio dan Potemkin y hay que verlo aunque se caiga el mundo, Rocamadour”… dice Cortázar) y lo suspendieron. Obvio, 'Coco' renunció
“Hacen montañismo. El 31 lo van a pasar en el cerro, pasando la mina de plata, antes de 'El Zapallar'”.
Nadie conoce Argentina, los que menos la conocemos nosotros. Como parte de una escenografía yanqui una mina de plata abandonada, con los rieles, los vagoncitos, la entrada semi obstruida por un derrumbe. “Cuando no hubo mas plata se fueron”, dijo el cura.
A una distancia que la vista permitía se podía observar el verde, allí estaba 'El Zapallar', una superficie que el ojo definía como dos canchas de fútbol, una plantación de zapallos salvajes, encimados, con esas hojas y ese verde agresivo, cubriendo un pequeño valle así, salvajemente enverdecido. “Mas allá está el paso de Loma Negra (no recuerdo si era ese el nombre), un paso clandestino hacia Chile que los contrabandistas usan… a veces”.
Demasiadas preguntas para el cura pero siempre he tenido, aún tengo, oscuras paredes de silencio cuando hablo con ellos. Los tuve en la familia, les desconfío. No se porqué.
El 31 cantaron un pobre villancico a una guitarra desafinada. Comimos un chivo reseco. Un bicharraco de la luz se acomodó en la espalda de Gianni que gritaba que le sacara eso y sudaba. De un manotazo le quité el insecto invasor. Era grande. Yo no tomé vino. Gianni se emborrachó, calculo que por el susto.
“Lindo Buenos Aires, un año mas y vuelvo a mi ciudad”, dijo el cura, el cura Ramos. No se si lo soñé, si es la mala memoria que lleva a rellenar con cuentos sin paredes los espacios vacíos en las historias, no se si era Ramos o Peralta Ramos. Tampoco se si era una autoridad de El Salvador y si esa enseñanza de supervivencia de los pibes tenía que ver con un adiestramiento. No lo se.
Había 43ºC de temperatura al anochecer. En la mañana del 1º de enero, sobre el mediodía, en Guandacol el termómetro ponía el mercurio en el número 45. Se repite: 45ºC en el alero de la Iglesia. Soy santafesino. Duro el cuero.
El regreso
El auto nos vino a buscar. Misma ruta. El valle de Huaco un segundo. La larga recta de Jáchal una molestia en la cintura, pobre Difunta. Tomamos el avión en San Juan. En el aeródromo se indicaba: 34ºC. Pesado. En el avión pensaba. Ruta de contrabandistas para entrar o salir. Terrenos escarpados, vida de montañistas. Un cura de El Salvador. Amigo de los Vigil / Ledesma / Patrón Costa. Ese pueblo perdido en la parte mas humilde y lejana de un paisito humilde y extraño. 'Coco' Rapallo y Potemkin que causaba enojos. Una nota que era una deuda a pagar.
En Aeroparque el termómetro indicaba 29ºC y se sentían más pesados en el cuerpo. “Te dije que era una gallina, una mierda, no sé para qué fuimos”… Gianni Mestichelli insultaba en un dialecto milanés.
Vinicius tenía razón. No hay nada como el tiempo para pasar. No volvería a Guandacol. Ni aquellos muchachos a ése adiestramiento torcido. No se qué habrá sido de la vida de 'Coco' Rapallo. Me acompaña la certeza de la Abuela Josefa, comprobada en aquel fin de año: lo que mata es la humedad. Fresca y jugosa sigue siendo un buen salvoconducto una sandía.
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