Cada 15 de noviembre se celebra el Día Mundial sin Alcohol, una fecha donde se busca visibilizar los efectos nocivos del consumo desmedido y promover un consumo responsable. En Argentina, donde las cifras de consumo son preocupantes, este día es ideal para tomar conciencia sobre los riesgos para la salud y los beneficios de reducir o eliminar el alcohol.
BEBER CON MODERACIÓN
Día Mundial sin Alcohol: En Argentina, los jóvenes de 13 años ya empiezan a tomar
En el Día Mundial sin Alcohol: Argentina es el segundo país de Sudamérica en consumo, la edad de inicio de consumo baja a los 13 años y 8.000 muertes anuales.
Argentina y el consumo de alcohol
El Día Mundial sin Alcohol nació para alertar sobre las consecuencias del consumo problemático, alentar la implementación de hábitos más saludables y cómo el alcohol impacta en la sociedad, más allá de lo recreativo y los festivo. En muchos casos, el abuso de alcohol se vincula con problemas de salud pública, sociales y económicos, afectando tanto a los consumidores como a quienes los rodean.
En Argentina, la situación es alarmante: el país ocupa el segundo lugar en consumo de alcohol en Sudamérica, con un promedio de 9,88 litros de alcohol puro por persona cada año. Pero este nivel de consumo no afecta únicamente a los adultos; según estudios recientes, la edad de inicio en el consumo de alcohol descendió a los 13 años, poniendo en riesgo el desarrollo físico y psicológico de estos jóvenes. Las cifras también reflejan un crecimiento del consumo en exceso, especialmente entre adolescentes, donde el consumo en mujeres jóvenes incluso supera al de los varones.
Anualmente, se registran unas 8.000 muertes en el país debido a enfermedades relacionadas con el alcohol, ya sean patologías hepáticas o accidentes de tránsito, siendo estos últimos una de las principales causas de mortalidad en jóvenes.
Los riesgos del exceso y los beneficios de la moderación
Entre los riesgos más frecuentes del consumo desmedido de alcohol se encuentran los trastornos de uso de alcohol, enfermedades hepáticas graves como la cirrosis, y problemas cardiovasculares que aumentan el riesgo de infarto. Además, el alcohol incrementa la probabilidad de desarrollar distintos tipos de cáncer, como el de mama y el de hígado, y agrava las enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad, muchas veces pasando inadvertido como un factor desencadenante.
Los efectos negativos no afectan únicamente a la salud, sino también al comportamiento, ya que incrementa la incidencia de accidentes, violencia, y lesiones que ponen en peligro tanto al consumidor como a otras personas. Desde una perspectiva preventiva, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que la ingesta máxima diaria no debería exceder una bebida para las mujeres y dos para los hombres. Aun en niveles moderados, el riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer sigue presente, lo que hace que muchos expertos consideren reducir al mínimo o eliminar el consumo.
Por otro lado, los beneficios de moderar o dejar el alcohol son muchísimos y mejoran la calidad de vida: reduce la presión arterial, ayuda a mantener un peso saludable y contribuye a mejorar el sueño. Además, a nivel económico, significa un ahorro considerable en el gasto mensual, lo cual permite destinar esos recursos a actividades recreativas, viajes o simplemente a una mejor calidad de vida.
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