Kurt Gödel, el genio lógico que sacudió la matemática del siglo XX, también ideó un universo donde el viaje en el tiempo es posible sin romper ninguna ley física. Ese modelo, que le regaló a Albert Einstein el día de su cumpleaños, fue ignorado durante años y recién décadas después empezó a ser tomado en serio por la ciencia.
DE LOCO A GENIO
Kurt Gödel: El matemático que le enseñó a Albert Einstein cómo viajar en el tiempo
Allá por los '40, Kurt Gödel le probó a la ciencia que es posible viajar en el tiempo. Y aunque Albert Einstein lo reconoció, su teoría pasó sin pena ni gloria.
El matemático que puso a girar el universo
Kurt Gödel era un obsesivo. Dormía con horarios cronometrados, anotaba todo lo que comía, y trabajaba tanto que escuchaba la radio "con una sola oreja", como le escribió a su madre. Aunque era conocido por sus teoremas que dejaron patas para arriba a la matemática, su cabeza iba más allá de los números: le fascinaban los límites de lo pensable, y ahí es donde entra su modelo del universo giratorio.
A partir de una nota breve de George Gamow (una de las mentes detrás de la bomba de hidrógeno de Estados Unidos) en Nature, donde se preguntaba si el universo entero gira, Gödel se cebó y se puso a resolver lo que el otro solo había esbozado. Después de meses de cálculos, encontró una solución exacta a las ecuaciones de Einstein, algo que no es poca cosa. En ese universo, no hay un "ahora" universal: cada punto tiene su propio tiempo, y si viajamos en la dirección correcta, podemos terminar donde empezamos... pero antes.
Lo más loco es que no hace falta un portal, ni romper la entropía, ni superar la velocidad de la luz. Solo hace falta un cohete con suficiente nafta, y mucha paciencia, porque el trayecto sería inmenso. Todo esto porque, en un universo en rotación, las trayectorias curvas permiten "encerrar" el tiempo. Técnicamente, se llaman curvas cerradas tipo tiempo y, aunque suena a algo sacado de la ciencia ficción, son 100% relatividad general.
Albert Einstein, un regalo de cumpleaños y el olvido injusto
En 1949, Einstein cumplía 70 años y recibió dos regalos de Gödel: un paper con esta teoría del universo giratorio y un suéter tejido por Adele, la esposa de Kurt. El físico alemán quedó impactado. Le confesó que el fantasma del viaje en el tiempo lo había inquietado por años, y ahora ese fantasma tomaba forma concreta. El trabajo de Gödel no era una fantasía: era física dura y pura.
Einstein dijo que el paper era "uno de los más importantes desde los míos" y, aunque esperaba que alguna ley futura prohibiera este tipo de viajes temporales, no pudo negar que las cuentas cerraban. Gödel ganó el primer Premio Albert Einstein, que venía con poca plata pero con mucho prestigio. Todo parecía indicar que la revolución venía en camino… pero no.
Durante décadas, el trabajo fue ignorado. En el velorio de Gödel, en 1978, ni se mencionó su teoría del tiempo. ¿La razón? En parte, porque a los físicos no les gusta lidiar con paradojas (como matar a tu "yo" pasado), y en parte porque la comunidad no estaba lista para pensar el tiempo como algo relativo a este nivel.
Recién con el tiempo, y gracias a figuras como Stephen Hawking, Kip Thorne y John Barrow, se empezó a reconocer la profundidad del aporte. Hoy, los modelos con curvas temporales cerradas se estudian seriamente. Aunque no hay evidencia de que nuestro universo efectivamente gire, como señalaba el cosmólogo Freeman Dyson, Gödel quedó decepcionado al enterarse de eso. Pero su idea sigue viva, y cada tanto, como un eco en el espacio-tiempo, vuelve a hacernos dudar de lo que creemos saber sobre el tiempo.
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