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Albert Einstein: El genio que nos hizo repensar todo sobre el universo y la ciencia

Albert Einstein revolucionó la ciencia con sus teorías, cambiando nuestra forma de entender el universo y probando que es mucho más complejo de lo que pensamos.

Albert Einstein, el estudiante que parecía un desastre en el colegio, revolucionó la ciencia y nos hizo ver el mundo de otra manera. Con su genio loco y su famosa ecuación E=mc², se convirtió en uno de los científicos más grandes de la historia, cambiando para siempre nuestra comprensión del tiempo, el espacio y la energía.

Albert Einstein: El chico lento que revolucionó la ciencia

Si hoy alguien nos cuenta la historia de Albert Einstein, seguro lo imaginamos con la lengua afuera, la lengua de sabio desprolijo, y hasta el pelo alocado. Pero cuando era chico, nadie imaginaba que iba a ser un genio. Era lento para hablar, no destacaba en la escuela, y su familia, que era judía, se mudaba cada dos por tres por problemas económicos. Vivió en varias ciudades, pero no fue hasta los 15 años que se mudó a Italia, donde dejó la escuela alemana para unirse a sus padres. Algo que no pasó desapercibido: algunos historiadores discuten si lo expulsaron o si fue él quien pidió irse. Lo cierto es que renunció a la ciudadanía alemana, lo que lo libró del servicio militar y lo dejó sin patria hasta que, años después, se naturalizó suizo.

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Albert Einstein, un chico considerado lento en la escuela, trabajó de joven en una oficina de patentes, donde desarrolló las teorías que revolucionaron la física, incluyendo la famosa ecuación E=mc².

Albert Einstein, un chico considerado lento en la escuela, trabajó de joven en una oficina de patentes, donde desarrolló las teorías que revolucionaron la física, incluyendo la famosa ecuación E=mc².

En Suiza, terminó el secundario y se metió en el Instituto Federal de Tecnología, pero no era precisamente un alumno modelo. No le gustaban los métodos rígidos de la educación y prefería pasarse horas pensando solo en sus ideas. Ni bien terminó la carrera, buscó trabajo, pero no encontraba nada. Así que, como quien no quiere la cosa, terminó trabajando en la Oficina de Patentes en Berna. Ahí pasó sus días revisando inventos y su cabeza, llena de ideas locas, empezó a darle forma a teorías que volaban la mente de cualquiera.

En 1905, con su trabajo en la oficina de patentes, escribió una serie de artículos que cambiaron la física para siempre. En uno de ellos, explicó cómo la luz no solo era onda, sino que también tenía propiedades de partículas. Ese artículo fue el que abrió las puertas a la mecánica cuántica. En otro, Einstein demostró que la materia estaba hecha de átomos, algo que muchos aún dudaban. Pero lo más famoso, lo que lo catapultó al estrellato mundial, fue la ecuación E=mc², que cambió nuestra visión de la energía, la masa y la velocidad de la luz. Para ese entonces, ni él mismo podía imaginar lo que su ecuación desataría en la ciencia.

Un genio que también fue ícono pop

El verdadero boom para Einstein llegó en 1915, cuando presentó la teoría de la relatividad general, que revolucionó completamente nuestra forma de entender la gravedad. En lugar de imaginarla como una fuerza invisible que atraía los cuerpos, Einstein propuso que los objetos masivos, como el Sol, curvaban el espacio-tiempo, haciendo que los planetas siguieran trayectorias curvas. Aunque al principio muchos científicos pensaron que estaba medio loco, él tenía la cabeza más clara que nunca. En 1919, unos astrónomos realizaron observaciones durante un eclipse solar que confirmaron sus predicciones, y ese momento fue clave para que Einstein se convirtiera en un fenómeno en todo el mundo.

De repente, todos empezaron a hablar de él. No solo en la ciencia, sino también en las calles, en los cafés, en las charlas de los amigos. En pocas semanas, pasó de ser un físico más a convertirse en una estrella global. Se ganó el apodo de "el hombre que cambió la física" y, por supuesto, también se convirtió en ícono cultural. La gente se fascinaba tanto con sus teorías como con su personalidad excéntrica y su look desarreglado. Su imagen, esa del pelo desordenado y la lengua afuera, lo convirtió en un personaje que ya forma parte de la cultura popular, como un símbolo de genialidad.

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Tras desarrollar la teoría de la relatividad, Einstein se convirtió en una figura mundial. Además de científico, fue un pacifista y defensor de los derechos humanos, dejando un legado cultural y científico eterno.

Tras desarrollar la teoría de la relatividad, Einstein se convirtió en una figura mundial. Además de científico, fue un pacifista y defensor de los derechos humanos, dejando un legado cultural y científico eterno.

Pero Einstein no fue solo alguien que se dedicaba a las matemáticas y la física. También fue un hombre muy involucrado en la política y en la lucha por los derechos humanos. Odiaba la guerra, y desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial se mostró públicamente pacifista. Cuando Hitler subió al poder, Einstein, que ya había renovado su ciudadanía alemana, no dudó en abandonar Alemania y mudarse a Estados Unidos, donde siguió enseñando y participando en la política. Fue uno de los firmantes de una carta enviada a Roosevelt, alertando sobre la posibilidad de que los nazis estuvieran trabajando en una bomba atómica, lo que dio origen al Proyecto Manhattan. Aunque la fórmula E=mc² fue central para la creación de la bomba, Einstein nunca estuvo involucrado directamente. Se consideraba un riesgo para la seguridad nacional y, aunque tenía un papel simbólico, se mantuvo alejado de esa parte de la historia.

Para finales de su vida, Einstein ya era mucho más que un genio de la ciencia: era un símbolo de la paz y un referente cultural. A pesar de haber pasado los últimos años de su vida buscando una teoría unificada del campo, que explicara todo el funcionamiento del universo con una sola fórmula (algo que nunca logró), su legado sigue vigente. Hoy, casi 70 años después de su muerte, sigue siendo el hombre que nos enseñó que el universo no tiene límites y que la imaginación humana es capaz de desmantelar incluso las reglas más antiguas. En cada rincón del planeta, su nombre es sinónimo de genialidad, y su cara, con la lengua afuera, continúa siendo un símbolo de la curiosidad que nunca se apaga.

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