"No me van a ver fijando ningún precio". Javier Milei tiró la frase como un mandamiento cuando le preguntaron el mes pasado en una entrevista si, en vistas de que no había acuerdo por el salario mínimo, lo iba a establecer por decreto. Pero la realidad se impone al marco teórico del Presidente, que debe actuar en consecuencia y dejar al menos por un momento su bagaje doctrinario de la escuela austríaca de economía de lado, lo que implica, para ponerlo en los términos en los que lo hace el Presidente, una derrota en la batalla cultural que propone. A saber: el ministro de Economía, Luis Caputo, se reunió en los últimos días con empresarios del rubro de consumo masivo y supermercadistas para intentar contener las remarcaciones. No aplicó un acuerdo de precios, sino que buscó aplacar expectativas devaluatorias. Pero cualquiera haya sido la herramienta, hubo allí una clara intervención del Estado, de esas que Milei deplora. La movida revela la preocupación oficial por la inflación de marzo, a pesar de que en febrero se profundizó el sesgo descendente que se vio en enero, que pasó de “numerazo” a “tragedia”, en un intento del Presidente de no parecer tan poco empático con el padecimiento social de no llegar a fin de mes. Un síntoma de esa inquietud por el índice de este mes fue la apertura de importaciones de alimentos cuyos beneficios son materia de debate entre empresarios y economistas.
PANORAMA
Derrotas de Javier Milei en su batalla cultural
La realidad se impone al marco teórico de Javier Milei, que debe actuar en consecuencia y dejar su bagaje doctrinario de lado.
Javier Milei.
Montaje: Urgente24Otro elemento violatorio de aquel mandamiento mileista es la obstrucción del Gobierno a homologar acuerdos salariales entre sindicatos y patronales. Un ejemplo es la paritaria de camioneros. Los Moyano consiguieron una suba del 25% en marzo y otra de 20% en abril. Sin embargo, la secretaría de Trabajo no convalida el acuerdo, por lo tanto, no se puede hacer efectivo. Se le adjudica al ministro Caputo la orden de no homologar aumentos que superen el 15% en este mes. Así el gobierno libertario le pone techo a las negociaciones paritarias como ancla contra la inflación. No hay libertad para actualizar el único precio que quedó atrasado: el de los salarios. La movida pone en entredicho otro credo presidencial: que la inflación es en todo lugar y momento un fenómeno monetario, como postuló Milton Friedman, uno de los ídolos de Milei. Otra derrota cultural. Es tal la incomodidad del Presidente en este tema que cuando le preguntaron si el Gobierno le estaba poniendo techo a las paritarias, se hizo el desentendido y aseguró que no estaba al tanto de esas cuestiones. Pablo Moyano ya anticipó un paro general si es que Trabajo no convalida el acuerdo. Un desafío para el flamante secretario del área, Julio Cordero, quien asumió a las apuradas luego de que su antecesor, Omar Yasin, fuera echado por Milei, quien le cargó la responsabilidad por el affaire del salario presidencial. El hilo se habría cortado por lo más fino, ya que el trámite por el que el Presidente y su gabinete recibieron un aumento de haberes de casi el 50% -decisión retrotraída luego- se gestionó en un despacho de la jefatura de Gabinete. El despido de Yasin vendría, entonces, a encubrir una falla del silencioso Nicolás Posse, íntimo del Presidente.
Yasin se enteró de su desplazamiento cuando Milei lo anunció en una entrevista de las muchas que dio esta semana. La sobreexposición del Presidente se entiende a la luz del escándalo generado por el aumento de su sueldo, que lo llevó incluso a trenzarse en redes con Cristina Kirchner. En ese terreno virtual, en el que Milei se mueve con comodidad, se generó un tembladeral. La consultora Ad Hoc publicó un relevamiento que expuso un aumento de la negatividad en las conversaciones en torno al Presidente en ese fin de semana del affaire salarial. “Una de cada 2 menciones en redes sociales fue negativa", explicó Emilia Reiszer, de Ad Hoc. Milei, en cambio, dice que tiene una encuesta con 6.000 casos que le arroja que no ha perdido popularidad. No dice quién la hizo, ni la muestra.
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La conversación, no obstante, mutó ante el nuevo traspié legislativo del Gobierno. Por 42 votos contra 25 fue rechazado en el Senado el DNU 70/2023, aquel con el que Milei desreguló diversos aspectos económicos y sociales, y que tiene varios tramos frenados en la justicia. Esta semana la Cámara Federal de San Martín confirmó la suspensión de los artículos que habilitaban transformar en sociedades anónimas a los clubes de fútbol. En este punto cabe señalar cierta actitud del lobby que a veces adopta el Presidente. "Tenemos ofertas concretas: el Manchester City quiere comprar un club de la Argentina, uno muy grande", reveló en estos días, como si fuera una parte interesada, como aquella vez que en cadena nacional pidió por la instalación en el país del proveedor de internet Starlink, de su amigo Elon Musk.
La derrota en el Senado tuvo como preludio una tensión entre el Presidente y la titular de ese cuerpo legislativo, Victoria Villarruel, por haber convocado a la sesión pedida por la oposición -encabezada por la mayoría peronista- y a lo que la Vicepresidente no pudo negarse por una cuestión reglamentaria. Antes de la votación la Oficina del Presidente emitió un comunicado que se interpretó como una reprimenda a Villarruel, quien además fue blanco de ataques en las redes sociales que se adjudicaron a los equipos de Milei expertos en esos menesteres virtuales. Hubo más: el diputado José Luis Espert, quien se incorporó formalmente al oficialismo y refleja el pensamiento presidencial mejor que, por ejemplo, Guillermo Francos, abrió sospechas sobre una presunta maniobra desestabilizadora por parte de la titular del Senado. Coincidió en el otro extremo Juan Grabois, quien además vio la mano de Mauricio Macri en el supuesto intento golpista. El Presidente, por su parte, negó que el comunicado haya tenido como objetivo a su Vice y que en todo caso eso fue una interpretación malintencionada de los medios. En un video que publicó tras el rechazo al decreto de Necesidad y Urgencia, Villarruel ratificó su lealtad a Milei, pero al mismo tiempo defendió su proceder al reivindicar la “institucionalidad”.
La pulseada por el DNU se traslada ahora a la Cámara de Diputados. El Gobierno busca blindar el decreto -que sigue vigente mientras no lo rechacen ambas cámaras- al mismo tiempo en el que negocia los votos para la nueva versión de la ‘Ley ómnibus’. Los borradores de ese proyecto y del paquete fiscal trascendieron en estos días y su contenido fue tratado el viernes en reuniones en la Casa Rosada con los bloques de diputados dialoguistas: el PRO, la UCR y la bancada que lidera Miguel Pichetto. Los opositores pidieron apurar el tratamiento de una nueva fórmula de movilidad jubilatoria y rechazan la que está en el proyecto de ‘Ley ómnibus’, que contempla un ajuste por inflación desde abril y una compensación retroactiva de apenas el 10%. Un sector de la oposición intentó forzar un debate en la Cámara Baja que se frustró por falta de quorum, aunque estuvo cerca de lograrlo. Varios gobernadores dialoguistas -Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Martín Llaryora (Córdoba), por ejemplo- retiraron a sus legisladores para no entorpecer las negociaciones con el Gobierno. Otros, en cambio, mandaron a sus senadores a voltear el DNU, como Ignacio Torres, de Chubut, y Claudio Vidal, de Santa Cruz. Ante esto, Milei abrió “dudas” alrededor del ‘Pacto de Mayo’ al que convocó a los mandatarios provinciales.
La restitución del impuesto a las Ganancias, incluida en el paquete fiscal, también genera una grieta entre los gobernadores. El borrador además repite los pisos incluidos en el proyecto anterior, de enero, sin ajustarlos por la inflación. También hace que el tributo abarque componentes que antes estaban eximidos, como el aguinaldo y las horas extras. Son puntos cuestionados por los dialoguistas.
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