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CONGRESO NACIONAL

Javier Milei aprende mientras gobierna, pero Lousteau le allanó el camino

Javier Milei tuvo una buena semana en el Congreso Nacional. Paradójicamente, la oposición ayuda al inexperto Presidente a posicionar su Gobierno.

Cuando Milei asumió, la mayoría de la dirigencia argentina -que se jactaba de su experiencia- aseguraba que el Presidente no iba a poder gobernar por no tener estructura y no entender de política. 10 meses después, el libertario los tiene confundidos y desconcertados, producto de lo bien que le están saliendo sus planes, por lo menos, en el ámbito del Congreso Nacional.

Hoy la política es con Milei o en contra, un durísimo pero claro concepto que el gobierno libertario logró instalar en el inconsciente colectivo. Y, con esta premisa, pudo romper -en poco tiempo- casi todos los espacios que conviven en la Cámara de Diputados.

Su primer logro fue dividir al PRO, un bloque que aunque vota unido y es casi socio de Javier Milei, atraviesa una durísima interna entre quienes se sienten más cercanos al mileismo y su ministra, Patricia Bullrich, y quienes sostienen que el líder es Mauricio Macri y que el partido amarillo debe defender su identidad y prestigio, que puede verse afectada tras su cercanía o posible fusión con La Libertad Avanza.

Pero esta semana Javier Milei tuvo un logro mayor: dinamitó el bloque de la Unión Cívica Radical y el espacio en Diputados voló por los aires.

Si bien el Presidente tiene mérito respecto de este quiebre, la responsabilidad mayor recae sobre el senador de la UCR, Martín Lousteau, quien sin querer (o queriendo) se convirtió en los últimos días en un aliado involuntario del Gobierno.

La UCR y la toxicidad de Martín Lousteau

El cambio de paradigma que trajo consigo la llegada de Milei a la política tiene mucho que ver con la ruptura del radicalismo en Diputados; pero también es cierto que la crisis de liderazgo del espacio y el empecinamiento de Martín Lousteau por sostener un poder que realmente no tiene, aceleró la explosión del bloque radical.

"La verdad es que no sé si Lousteau tiene un deseo de poder o un poder y deseo de destrucción; lo cierto que su llegada la UCR, que entró por la ventana, le ha hecho mucho daño al radicalismo, una UCR que en el interior tiene buenos liderazgos y buenas gestiones, austeras ordenadas; algo que no está representando este muchacho", dijo en diálogo con Urgente24 el diputado nacional cordobés, Luis Picat, que tras la ruptura quedó en la vereda de enfrente de Martín Lousteau y Facundo Manes.

"Es sana la ruptura del bloque", agregó Picat; y consideró que buena parte de la dirigencia política tiene la vieja costumbre de ser oposición "para destruir" por el hecho de no ser Gobierno; lo que a su juicio terminó acelerando el quiebre en el espacio, por las ya insoportables diferencias de sus miembros, entre los que ven la política con ojos del pasado y los que realmente si quieren construir.

"A mí me molestan esas personas que piensan estratégicamente en dónde acomodarse según su conveniencia... Y lo he dicho dentro del partido esto, me molesta mucho ese tipo de pensamiento, por eso hoy no me siento representado por los que se dicen radicales y tienen ese modo de moverse y actuar", sentenció.

Tras la ruptura, Lousteau no solo logró que finalmente se firmaran los papeles de divorcio en ese bloque, sino que a nivel federal, y siendo hoy el titular del radicalismo, se lo aborrezca casi de manera generalizada, porque entienden que es "un dirigente tóxico" que nunca sumó nada a la Unión Cívica Radical. En 2025, cuando termina su presidencia y también su mandato como senador, los radicales más federales esperan poder deshacerse de él.

Una ruptura natural

Por su parte, el analista político Maximiliano Aguiar, en diálogo con Urgente24, consideró que la ruptura de la UCR "es un resultado natural del proceso de fragmentación de partidos" y cree que todo terminó de explotar, más allá de Milei presidente, debido a la crisis de liderazgo que tienen los radicales.

"Dentro de esos espacios no están preparados para este nuevo esquema de tres actores dominantes... Entonces comienzan a darse reposicionamientos y desacuerdos entre estos grupos, que de alguna manera estaban aglutinados también por el poder; entonces, al perder el poder, comienzan a desmembrar estos espacios y aparecen estos espacios", describió Aguiar.

Respecto de Javier Milei, el analista político cree que la política tradicional subestimó al economista antes de su llegada al poder; un error que ahora, siendo Gobierno, quedó demostrado que sabe y entiende más de lo que creían, o al menos se rodea de gente que sí sabe.

"Milei viene de fuera de la política, con lo cual los códigos tradicionales de la política los está aprendiendo mientras gobierna", opinó.

Pero aclaró: "Se rodeó de gente sí sabe de política de la política tradicional, como es el caso de Guillermo Francos; son figuras con un recorrido político que les permite complementar aquella frescura o más bien inocencia, que en alguna medida tiene Javier Milei y que se vio claramente en su etapa inicial".

No hay que cantar victoria

De todos modos, es bueno que Milei no cante victoria. La política es muy cambiante y si bien logró fragmentar todo, se viene un largo camino lleno de negociaciones y acuerdos, para así poder avanzar con los proyectos que el Ejecutivo envíe al Congreso.

"Es difícil saber qué vendrá para adelante... En los espacios parlamentarios fragmentados es bastante difícil saber cuál va a ser el devenir del cuerpo legislativo, porque depende de cada una de las negociaciones que se hagan", analizó Aguiar.

En esa línea, explicó que esta fragmentación implica, por un lado, la posibilidad de construir consensos con todos los actores políticos, pero también de manera más fragmentada, "es decir, hay que negociar con cinco o con siete, no con uno, y eso complejiza un poco la consecución de los consensos políticos y complica la posibilidad de aprobar leyes", explicó. A su vez, consideró que "también aumenta la entropía, que es la incapacidad de predecir qué es lo que puede suceder con estas negociaciones; además de que se requiere una gran rosca política para poder aprobar leyes".

Finalmente, agregó: "Es cierto que Milei viene con buena racha en el Congreso, pero para que pueda seguir esa buena racha, dependerá, por un lado, de la capacidad que tenga sus negociadores; y por otro lado, de la capacidad que tenga él de sostener su imagen pública, con lo cual tiene que jugar ese doble juego al mismo tiempo".

Mientras tanto, los únicos en el Congreso Nacional que sí tienen claro de qué lado estar, es decir, lejos de Javier Milei, es el bloque peronista/kirchnerista de Unión por la Patria, espacio en el que también hay internas respecto a quién debe ser su próximo -renovado o reciclado- líder.

Ellos se autodenominan "la verdadera oposición" y chicanean al resto con que son "cogobierno" o "cómplices del ajuste". Aún así, esa oposición hoy está desorientada; no pueden creer cómo "el loco" de Milei aprueba leyes, sostiene vetos, divide espacios y, aunque ellos traten de imponer agenda y subirse a causas nobles como los jubilados o los universitarios, parece que la estrategia no surge efecto entre la gente que "sí la ve". Otros -en off- simplemente se lamentan de que este Presidente "si tenga huevos".