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DESOPILANTE

Otro blooper de Javier Milei: Festejó la camiseta de Messi pero no notó el número

Javier Milei recibió una camiseta firmada por Lionel Messi, con la dorsal de Luis Suárez. La reunión con los dueños de Inter Miami, otro show vacío.

El presidente Javier Milei y su hermana Karina recibieron camisetas del Inter Miami firmadas por Lionel Messi. Emocionado, el libertario celebró el regalo sin advertir un pequeño detalle: en la espalda figuraba el número 9, dorsal de Luis Suárez y no del capitán rosarino. Entre elogios desmedidos y promesas de inversión, la escena tuvo un cierre tan desopilante como predecible.

Un regalo de lujo para Javier Milei... con un número equivocado

Si hay algo que define a Javier Milei es su capacidad para montarse en el espectáculo, incluso cuando no es el protagonista. La llegada de Jorge y José Mas a Casa Rosada fue recibida con entusiasmo presidencial, sobre todo porque venían con un regalo bajo el brazo: la nueva camiseta del Inter Miami, la "primera en el mundo" con el nuevo modelo, según explicaron los dueños del club.

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En el video que circuló en redes, Milei no podía disimular su emoción. "¡Y me la regalaron a mí, con la firma del más grande de todos los tiempos!", exclamó, abrazado a su tesoro como un nene en Navidad. Sin embargo, en su éxtasis, pasó por alto un detalle fundamental: la camiseta tenía el número 9 en la espalda, un número que nunca usó Messi en su carrera y que varios usuarios en redes sí notaron.

Ese dorsal pertenece nada menos que a Luis Suárez, delantero uruguayo del Inter Miami y compañero inseparable de Messi. Es decir, le regalaron la camiseta de Suárez con la firma de Messi, y Milei ni se inmutó. O peor todavía: capaz que ni siquiera lo notó. Un desliz futbolístico que no sorprende en alguien que cree que la economía se maneja haciendo más de 100 retuits por hora en X.

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Su hermana Karina, siempre en su rol de "El Jefe", también recibió la misma camiseta firmada y, por supuesto, con el mismo número equivocado. Pero lejos de cuestionarlo, los Milei posaron felices con su botín, sin que nadie les soplara que la 10 sigue siendo del rosarino.

Inversiones inciertas y promesas vacías

Más allá del derrape numérico, la reunión tenía una razón de ser: captar inversiones. Los hermanos Mas, dueños del Inter Miami y con un fuerte peso en el fútbol estadounidense, aterrizaron en Buenos Aires con la intención de explorar oportunidades de negocio en el país. No hubo detalles específicos sobre la posibilidad de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en Argentina, pero la visita dejó entrever que hay interés en ese terreno.

Sin embargo, como pasa seguido en la era Milei, la reunión fue más un show que un encuentro de trabajo. Junto a los empresarios estuvo la diputada de La Libertad Avanza, Juliana Santillán, y su pareja, Guillermo Tofoni, un personaje vinculado a Foster Gillett, el empresario estadounidense que quedó metido en polémica por no haberle pagado a River y Vélez los pases de Rodrigo Villagra y Valentín Gómez.

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El motivo oficial de la visita de los hermanos Mas a la Argentina era charlar con el presidente Javier Milei sobre la posibilidad de invertir en el país. En la reunión estuvieron presentes también la diputada Juliana Santillán y su pareja, Guillermo Tofoni.

El motivo oficial de la visita de los hermanos Mas a la Argentina era charlar con el presidente Javier Milei sobre la posibilidad de invertir en el país. En la reunión estuvieron presentes también la diputada Juliana Santillán y su pareja, Guillermo Tofoni.

Mientras Milei se entretenía con su camiseta "personalizada" y repetía sus ya gastadas loas a Messi, en la mesa quedaban preguntas sin respuesta: ¿realmente hay intenciones de inversión concretas o se trató de otra foto para la tribuna? Porque si hay algo que este gobierno demostró es su afición por los grandes anuncios que terminan en la nada.

Como cierre de la reunión, los Mas entregaron también una pelota firmada por Messi, un gesto simbólico que, conociendo a Milei, probablemente interpretó como un mensaje celestial de que su "revolución" libertaria tiene el visto bueno del mejor jugador del mundo. Lástima que, como en el fútbol y en la economía, su problema sigue siendo el mismo: no distinguir los números.

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