Ejemplo al paso: Jueves 06/02, 200.000 personas en Isla 132, para el Festival de la Confluencia (Neuquén). Estrella central el grupo Ke Personajes, que lidera Emanuel Noir. Antes, con la conducción de Julián Weich, Juanes / La Sole / Los Palmeras. En teoría es cultura popular pero en verdad es bastante polémico si es una fiesta cultural o una fiesta popular. Esto se remonta al debate sobre patrimonio cultural. Obvio que eso significa debatir qué es cultura. Si cultura es un sinónimo de civilización o si cultura tiene que ver con valores y propósitos. Obvio que el kirchnerismo hizo desastres al respecto porque le convenía desarrollar su modelo sociopolítico. Y no hubo reversión porque los otros referentes descubrieron que era un rompecabezas flexible y también podían adaptarlo a sus necesidades. Algo de todo esto aparece en la gran nota del 'Bigote' Acosta:
IDEAS EN CRISIS
Verano 2025: La Cultura atropellada
Los políticos subestiman la Cultura porque es un fenómeno invisible pero es ignorancia pura porque así se explican sus fracasos en la construcción social.
En mitad de la ruta hay una mujer alta, vestida con chales y mantas de color azul, celeste y blanco; tiene un gorro rojo y sonríe. En esa autopista un tren bala, un tren de alta velocidad, que no debía circular por esos caminos pero, caramba, ¡circula!... la atropella. Listo. Duele. Una verdadera tragedia, créame.
Ni el tren existe ni la autopista y esa mujer, que parecía completa y terminada, una verdadera imagen acabada, completa y bella existen. Nada. Nada de nada, diría Edith Paf. Esa imagen, pixel a pixel cambia, se altera, se deforma y lo dicho: cambia. Esa mujer es un mutante. Es “La Cultura”.
Todo ayuda, todo suma, todo la vuelve como definimos por no poder resolver: muta permanentemente con lo que aportamos, mas el olvido y los vendavales.
Romero, acaso uno de los pocos pensadores que nos quedan con criterio propio, ubica a Milei, para definir el año 2024 como “La Bosta y la Seda”, en referencia a la frase atribuída a Napoleón sobre Tayllerand, canciller francés y sus métodos. Luis Alberto Romero, a él me refiero, también usa la frase, en este caso atribuída a Perón sobre lo necesario para construir un ladrillo: adobe, paja y bosta.
El profesor refiere a los actos de gobierno de Milei y usa, a su modo, la seda como lo bueno (se lo lee como un “aceptador” de las resoluciones económicas) y los epítetos y actitudes de Milei entrarían en la otra mitad de la metáfora: “la bosta”.
No hay yerro en Romero, hay intención: su división de lo bueno y lo malo permite un perdón económico y un anatema a determinadas cuestiones que considera separadas.
La vida no es tal y como se puede dividir en un análisis. Sucede todo en un instante que es eso: único. Separar es posible, no es correcto.
Romero tiene un problema que conozco: Cree, él, el profesor y puedo acompañarlo, en una señora en mitad de la autopista por donde pasó un tren bala y la atropelló. Una verdadera tragedia.
Es difícil, no es sencillo, nadie lo consigue de un modo claro, sería salir de la propia visión, del propio mundo que nos fue dado y entender a Alfredo Lepera que le decía a Gardel que dijese y este lo hacía: sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando. Nada sencillo, claro. Es un funeral.
Julio Bárbaro, querido amigo que por pensar sufre, escribió hace pocos días: “El oportunismo se impone y se expande a cerebro cerrado. O a dignidad ausente, o a carencia de ideas”.
Romero y Bárbaro se paran frente a los sucesos junto una mujer blanca, alta, de vestido azul, celeste y blanco, con el gorro rojo y pasa el tren bala por la autopista.
Hay un universo paralelo donde están ellos y los veo. Soy un lector de sus angustias. Hay otros universos. La cultura presta pixeles.
Burdos fantasmas mentirosos…
En todas las noches de enero, por la televisión del Estado Nacional se transmitieron – aún se transmiten—“Festivales”. Manifestaciones de un emprendimiento mixto: estados municipales o regionales, cuando no provinciales, integrados con grupos de artistas que tienen representantes y realizan giras por estos festivales o, si quiere, encuentros populares en el verano del hemisferio sur en los que se paga a determinados artistas para que gratuitamente canten y bailen.
Muchos cantores y conjuntos. Su popularidad está en discusión y siempre hay alguien que no debería estar y otro de quien se lamenta su ausencia pero cobraba demasiado…
Este no es el canto popular porque se sabe, lo alteran los medios y la aparición de las plataformas volvió todo ausencia y “visitas diarias”. Quien tiene muchas visitas merece estar.
El canto popular es un mutante, ya escribí en estas páginas textos de L-Gante, podría agregar que Mercedes Sosa pedía, en una canción, que trajesen “unas cuantas mozas bizarras, pa’ que la farra pueda seguir” ¿de qué hablaba la negra…? No escapa la música popular del entorno, al contrario, lo envuelve, es una suma y allí la mujer de la autopista se viste, por un momento, de aquello que amamos, pero luego sigue: es un mutante. Aquello que amamos ya no está. No esta. ¿Cuestionamos a un muchacho/muchacha exhibiendo su modo de pararse ante la vida en mitad de un festival de tradicionalismo y nostalgias…? Sorprende. Alguien debería avisar que hay varias autopistas y por todas corre un tren bala.
Los baúles de ropa bien cosida…
Este verano, en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, a costo del Estado Municipal de Ciudad Autónoma (¿es o no es una provincia esa ciudad…?) se presentó una obra clásica: Cyrano, de Ronstad. Lo hizo en un teatro privado: Teatro Tronador. Parte de un edificio que su dueño, Marcelo González, pensaría donar a la Municipalidad. Son 4 pisos, elegantes, con un altísimo costo de mantenimiento.
Para la obra se trajeron camiones y camiones de vestuario y decorado. Traje y traje de repuesto. Sueldos. Viáticos de actores trasplantados de Buenos Aires a Mar del Plata. No hay modo de pagar una entrada que recupere, a valor del público, esa inversión. Muchas invitaciones y muchísimas rebajas sobre un costo ideal que era, por lejos, inferior a la inversión real.
Ver un clásico de mas de dos horas y 45 minutos de duración es una apuesta que sirve para el CV de actores y registas y donde el Estado tiene participación. Se precisan las mayúsculas: EL ESTADO.
La agonía donde todavía respiramos
Ese ESTADO lleva delegaciones a los festivales, paga vestuarios, regala libros de entrerrianos a visitantes ilustres y deberíamos centrarnos en el verdadero sujeto de esta accidentada autopista. ¿De quien estamos hablando?
El Estado es la nación jurídicamente organizada. Lo dicen, lo creo. Y allí estamos todos los que somos, como quiera que se piense. De esa sumatoria sale el hecho cultural. El que sea.
Cuando el actual gobierno de los hermanos Milei decide cuestiones económicas define sobre factos culturales. Cuando emite un discurso también. Allí van la palabra, el gesto, el acto… el total irreversible.
Es ilícito separar los dichos de Milei en foros internacionales, como en redes, de sus acciones socio /político/económicas….y culturales. Se trata de un personaje indiviso ¿no lo ven?. ¿Qué ceguera los parcializa?
Cuando asumió Hermes Binner en Santa Fe quien sería la ministra, primera ministra de cultura, María de los Ángeles González (Chiqui) definió un punto: Ministerio si. Secretaría que dependa de Educación no. Clarísimo. El “Ministerio de Educación y Cultura” era de una torpeza conceptual que no tenía destino. Ayudar al largo río del pensamiento y el acto que por las suyas, solo, se mueve hacia el mar: esa fue la idea de un Ministerio de Cultura, sin depender de la “señorita maestra”.
Duro poco. Vino La Peste. Ese Estado está desapareciendo, se va por la alcantarilla, se lo come el león. Es todo rápido en este Siglo XXI.
El concepto cabe en una pregunta. Si el Estado es una rémora, si la Empresa es valiosa, si “la nación jurídicamente organizada” es minusválida las definiciones, “con anhelos de nostalgia”, como las del Profesor Romero, igual que las advertencias de Julio Bárbaro indicando que lentamente nos vamos y nos vamos y nos vamos… bueno, pues, son ciertas, fantásticas y – obvio --se corresponden con algo que ya no está.
Una Cultura, bellamente terminada cumplió su destino, le sumaron cosas y cosas porque ése mandato es eterno: venimos, sumamos y nos vamos. Nosotros estamos dejando como vector resultante a Milei.
Cerrando los ojos puedo ver la autopista, Prefiero los ojos abiertos. Tal vez duela menos cuando nos toque: todos seremos atropellados. Tal vez ayer.
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