La misión espacial Juno de la NASA logró obtener datos revolucionarios tras examinar bajo la atmósfera nubosa de Júpiter y la superficie de su ardiente luna Ío. Los científicos presentaron estos hallazgos durante una conferencia de prensa en Viena el martes 29 de abril, en la Asamblea General de la Unión Europea de Geociencias. La ciencia festeja.
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Un radiador lunar: la impresionante actividad volcánica de Ío para la NASA
Aunque el radiómetro de microondas (MWR) de Juno fue diseñado originalmente para examinar bajo las nubes de Júpiter, el equipo también dirigió el instrumento hacia Ío, combinando sus datos con información del Mapeador Infrarrojo Auroral Joviano (JIRAM) para obtener conocimientos más profundos.
"El equipo científico de Juno adora combinar conjuntos de datos muy diferentes de instrumentos muy diversos y ver qué podemos aprender", comentó Shannon Brown, científica de Juno en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en California. "Cuando incorporamos los datos del MWR con las imágenes infrarrojas de JIRAM, nos sorprendió lo que vimos: evidencia de magma aún caliente que no se solidificó debajo de la corteza enfriada de Ío. En cada latitud y longitud, encontramos flujos de lava enfriándose".
Los datos sugieren que aproximadamente el 10% de la superficie de la luna tiene estos remanentes de lava enfriándose lentamente justo debajo de la superficie. Este resultado puede ayudar a comprender cómo la luna renueva su superficie tan rápidamente y cómo el calor se mueve desde su interior profundo hacia la superficie.
"Los volcanes de Ío, los campos de lava y los flujos de lava subterráneos actúan como el radiador de un auto", explicó Brown, "moviendo eficientemente el calor del interior a la superficie, enfriándose en el vacío del espacio".
Ciclones polares: un nuevo modelo para entender las tormentas jovianas
Los recientes hallazgos también se centran en los ciclones que acechan el norte de Júpiter. Años de datos del generador de imágenes de luz visible JunoCam y JIRAM permitieron a los científicos de Juno observar el movimiento a largo plazo del masivo ciclón polar norte y los ocho ciclones que lo rodean.
"Estas fuerzas competitivas resultan en ciclones que 'rebotan' entre sí de manera similar a resortes en un sistema mecánico", dijo Yohai Kaspi, co-investigador de Juno del Instituto Weizmann de Ciencia en Israel. "Esta interacción no solo estabiliza toda la configuración, sino que también causa que los ciclones oscilen alrededor de sus posiciones centrales, mientras se desplazan lentamente hacia el oeste, en sentido horario, alrededor del polo".
La misión Juno continúa proporcionando información valiosa sobre el gigante gaseoso y sus lunas, con próximas observaciones programadas para el 6 de mayo, cuando la nave espacial alimentada por energía solar sobrevuele la ardiente luna a una distancia de aproximadamente 89.000 kilómetros.
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