De la Biblia a la ciencia: La historia de Adán y Eva es más real de lo que pensás

Científicos encuentran pruebas de que Adán y Eva podrían haber existido, basándose en el Jardín del Edén de la Mesopotamia y en ancestros genéticos comunes.

Por GERMÁN MOLKUC

Últimamente, la ciencia está encontrando pruebas que nos hacen pensar que la historia de Adán y Eva podría tener algo de real. Arqueólogos y biólogos descubrieron que el Jardín del Edén podría haber existido en lo que hoy es Irak, y que todos compartimos dos ancestros comunes que son la base de nuestra existencia.

¿Existió el Jardín del Edén realmente?

Eric Cline, un arqueólogo especializado en las civilizaciones antiguas, tiene bastante claro que el Jardín del Edén estuvo en la zona de la antigua Mesopotamia. Esta región, que hoy incluye partes de Irak, Siria y Turquía, está justo entre dos ríos fundamentales mencionados en la Biblia: el Tigris y el Éufrates. ¿Te suena? Cline se basó en la famosa frase bíblica del "Jardín en el este" y concluyó que es un buen indicio de que Mesopotamia podría ser el lugar real del Edén.

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El Jardín del Edén podría haber estado en Mesopotamia, actual Irak. La zona, rica en nutrientes y conocida por el desarrollo de la agricultura, coincide con la descripción bíblica del paraíso.

Pero ahí no termina la historia: esta región no solo encaja geográficamente, sino que también tiene un montón de historia a cuestas. Se la conoce como el "Crescento Fértil" porque la tierra allí es rica en nutrientes, gracias a los sedimentos que dejaron los ríos. Es ahí donde nació la agricultura, hace unos 20,000 años, cuando los humanos empezaron a cultivar plantas y domesticar animales. Además, se dice que los primeros sistemas de irrigación fueron creados en esta misma zona, lo que permitió que el lugar floreciera como un verdadero paraíso agrícola. Imaginate un lugar con ríos que traen nutrientes, tierras fértiles y un clima ideal… no es difícil imaginarlo como el Edén bíblico, ¿no?

Para colmo, las leyendas de los antiguos sumerios (que vivieron en esa región) comparten algunas similitudes impresionantes con las historias de la creación que conocemos. Es como si, de alguna forma, las mismas ideas sobre los orígenes del ser humano estuvieran rondando por toda la región, algo que nos da más pistas todavía sobre lo que realmente sucedió hace miles de años.

Adán y Eva, nuestros ancestros genéticos

Si pensabas que todo esto era solo una historia antigua, preparate para lo que la ciencia tiene que decir sobre Adán y Eva. Un equipo de biólogos descubrió que todos los humanos compartimos dos ancestros genéticos clave: la "Eva mitocondrial" y el "Adán cromosómico Y". Estos no eran los únicos humanos de su época, pero, por alguna razón, sus linajes genéticos fueron los que sobrevivieron y se transmitieron hasta nuestros días. ¿Qué quiere decir esto? Que todos, absolutamente todos, venimos de esos ancestros lejanos.

La "Eva mitocondrial" vivió en África hace entre 180.000 y 200.000 años, y su nombre se refiere a la información genética que se hereda a través de la madre, lo que significa que todas las mujeres del planeta tienen un vínculo directo con ella, aunque no haya sido la única mujer que existió en ese momento. Similarmente, el "Adán cromosómico Y" es un ancestro masculino del cual todos los hombres heredamos el cromosoma Y. Este tipo de ADN solo se transmite por la línea paterna, y su linaje también sobrevivió hasta el día de hoy.

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La ciencia demostró que todos compartimos dos ancestros comunes, la "Eva mitocondrial" y el "Adán cromosómico Y". Estos ancestros, aunque no eran una pareja, transmitieron su ADN a toda la humanidad actual.

Lo que es todavía más fascinante es que estos ancestros no eran una pareja: no estamos hablando de Adán y Eva como en la Biblia, pero sí de personas que compartieron un vínculo genético profundo con todos nosotros. La razón por la cual estos dos linajes fueron los que prevalecieron tiene que ver con la extinción de otras líneas genéticas a lo largo de las generaciones. En otras palabras, no hubo un "diluvio" que borrara a toda la humanidad, sino que, con el tiempo, los descendientes de Eva mitocondrial y Adán cromosómico Y fueron los que pasaron su material genético a las generaciones futuras.

Estos hallazgos científicos hacen pensar que, si bien la historia de Adán y Eva puede no ser literal, hay un gran componente de verdad en la idea de que todos compartimos una misma raíz. Aunque, claro, aceptar esto implica repensar muchas de las creencias tradicionales sobre el origen del hombre y el propósito de la creación. ¿Quién diría que, a fin de cuentas, la ciencia y la Biblia podrían tener algo en común?

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