Benjamin Netanyahu está preparando el ambiente para que vuelva la guerra en Gaza. Este lunes (24/02) Hamás lo acusó de “sabotear intencionalmente” el acuerdo de alto el fuego en el enclave después de que Israel cancelara la entrega de 620 prisioneros palestinos que deberían haber sido liberados el sábado por los últimos rehenes sueltos de la primera fase.
NETANYAHU ROMPE ACUERDO
Gaza, de vuelta al infierno: Primer fracaso de Donald Trump
Benjamin Netanyahu saboteó el acuerdo de alto el fuego y la guerra a punto de reanudarse. Donald Trump enfrenta su primer gran revés en la política exterior.
La agrupación terrorista aclaró que no participará en más negociaciones hasta que Israel los libere. El domingo (23/02) en un discurso dirigido a los cadetes que se gradúan del curso de oficiales de combate de las Fuerzas Terrestres de las FDI, Netanyahu advirtió que Israel está “listo para regresar en cualquier momento al combate intensivo. Los planes operativos están listos”.
A lo largo de su discurso, prometió una victoria total. “Todos nuestros rehenes, sin excepción, regresarán a casa. Hamás no gobernará Gaza. Gaza será desmilitarizada y su fuerza de combate será desmantelada”.
Además, insistió con que la combinación de presión diplomática y militar sobre Hamás es lo que está permitiendo el regreso de los rehenes. Sin embargo, la demora ha agravado la salud de los cautivos, de los cuales muchos han muerto por fuego o bombardeos israelíes.
Benjamin Netanyahu no parece estar muy dispuesto a que se concrete la segunda fase del acuerdo. El ala de extrema derecha de su gobierno se opone firmemente al final de la guerra tras el último canje de rehén por prisioneros ya que, según ellos, deja a Hamas como una fuerza significativa dentro de Gaza.
Haartez lo explica concisamente así:
"Un alto el fuego a largo plazo es contrario a los intereses personales de Netanyahu. Derrumbaría su coalición, lo que provocaría una moción de censura en la Knesset, lo que llevaría a elecciones. Unas nuevas elecciones darían lugar a la formación de un gobierno diferente, uno que no estaría dirigido por él. Netanyahu se encontraría en la oposición o fuera de la política por completo, expuesto a continuos juicios por corrupción que podrían llevarlo a la cárcel y al basurero de la historia".
La primera fase del alto el fuego que puso fin a 15 meses de brutal guerra entre Israel y Hamás finalizará el sábado, y no está claro qué vendrá después. Se supone que las dos partes debían haber comenzado a negociar una segunda fase hace semanas, en la que Hamás liberaría a todos los cautivos restantes a cambio de más prisioneros palestinos, un alto el fuego duradero y una retirada total de Israel de la Franja de Gaza. Esas negociaciones no han comenzado.
Se cree que 60 cautivos siguen en manos de Hamas, de los cuales aproximadamente la mitad están muertos.
Donald Trump enfrenta su primer gran revés en la política exterior desde su regreso al poder.
Arde Cisjordania
En medio del frágil acuerdo de paz con Hamás y su retirada de Gaza, Israel intensificó su acción militar en Cisjordania, desplazando a otros miles de palestinos y desplegando tanques por primera vez desde 2002.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, dijo el domingo (23/02) que no permitirá el regreso a sus casas a los cerca de 40.000 palestinos desplazados de los campamentos de refugiados de Yenín, Tulkarem y Tubas, zonas donde sentenció que sus tropas seguirán operando a lo largo de este 2025.
Asimismo, las FDI impusieron un toque de queda de 48 horas en la ciudad de Qabatiya, al sur de Yenín, donde sus excavadoras destruyeron los canales de agua y el tendido eléctrico, según la agencia palestina Wafa.
Según Basheer Matahen, portavoz de la municipalidad de Yenín, se está repitiendo lo que ha pasado en Jabalia cuyo campo de refugiados en el norte fue arrasado por el ejercito israelí.
Contó que al menos 12 excavadoras estaban trabajando para demoler casas e infraestructura en el campamento, que alguna vez fue un superpoblado que albergaba a descendientes de palestinos que huyeron de sus hogares o fueron expulsados en la guerra de 1948 en lo que los palestinos llaman la "Nakba" o catástrofe en el comienzo del estado de Israel.
Según Al Jazeera, las fuerzas israelíes también atacaron la aldea de Wadi al-Far'a, a 6 kilómetros (2,8 millas) al sur de Tubas, en el noreste de Cisjordania ocupada. La agencia de noticias palestina Wafa amplió la noticia informando que los colonos israelíes ilegales instalaron cámaras de vigilancia cerca de las comunidades palestinas de Ein al-Hilweh y al-Hamma, también en la gobernación de Tubas.
Según Haaretz, “Israel ya está haciendo en Cisjordania lo que amenaza con hacer en Gaza”. En el discursos dominical, el primer ministro israelí volvió a reivindicar el plan de Trump para Gaza:
“Apoyamos el plan innovador del presidente Trump para permitir la libertad de salida de los habitantes de Gaza y la creación de una Gaza diferente”, dijo sobre la propuesta del presidente norteamericano de reubicar a toda la población de Gaza y hacer que Estados Unidos tome el control y reconstruya la Franja.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expresó estar "alarmado" y "profundamente preocupado" por el despliegue de tanques israelíes en la ciudad de Yenín (al norte de la Cisjordania ocupada) por primera vez en dos décadas.
Durante el último año de guerra, Cisjordania se ha convertido en el reflejo por excelencia de la consolidación del autoritarismo del gobierno populista de Benjamín Netanyahu. La oposición y organismos de derechos humanos han recriminado el doble rasero de Israel, dónde se refuerzan políticas restrictivas contra palestinos mientras se relajan contra colonos violentos.
La violencia de los colonos se disparó después del ataque de Hamás en el sur el 7 de octubre de 2023. Las autoridades israelíes rara vez arrestan a los perpetradores judíos en este tipo de ataques. Algunos grupos de derechos humanos lamentan que las condenas sean aún más inusuales y que la gran mayoría de los cargos en este tipo de ataques sean retirados.
Desde el comienzo de la guerra, los violentos colonos israelíes han atacado sedes de la ONU y camiones, cargados de alimentos y suministros vitales a Gaza, que sufre por la guerra una catástrofe humanitaria. Sus ataques precisos sugieren que los extremistas cuentan con la ayuda de algunos miembros de las fuerzas de seguridad de Israel y de la Policía para bloquear y destruir los convoyes a Gaza.
Los judíos extremistas, que viven en los territorios ocupados por Israel, son vistos por el mundo como un gran impedimento para la paz entre Israel y los palestinos.
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