El Gobierno avanzó con una serie de medidas que buscan atacar uno de los problemas estructurales más profundos de la economía argentina: la desconfianza en el sistema financiero. Bajo la consigna “Tus dólares, tu decisión”, el Ejecutivo presentó un programa cuya jugada no es menor: no se trata de un blanqueo clásico, sino de una suerte de blanqueo permanente.
OBJETIVOS CENTRALES
Blanqueo permanente: El plan de Milei para formalizar US$ 250.000 MM
Con el objetivo de formalizar US$ 250.000 MM, el Ejecutivo presentó un programa que no trata de un blanqueo clásico, sino de una suerte de blanqueo permanente.
Este “Plan de Reparación Histórica de los Ahorros” encabezado por Milei y todo su equipo económico, está estructurado en dos fases: un DNU que elimina regímenes informativos intrusivos y, más adelante, una ley que otorgue certeza legal y tributaria de largo plazo.
Los dólares escondidos
Según datos del INdEC, los argentinos tienen entre US$ 213.000 millones y US$ 246.000 millones fuera del sistema financiero, principalmente en billetes físicos, cajas de seguridad y activos no declarados. Esta masa de capital dormido representa casi la mitad del PBI argentino, y su reingreso, aunque sea parcial, implicaría una recomposición significativa del balance del sistema financiero.
Los gráficos de GMA Capital son contundentes: el componente de “otra inversión” (que incluye dólares fuera del sistema) no ha parado de crecer desde 2006 y hoy supera los US$ 246.000 millones.
La arquitectura técnica
Las nuevas reglas modifican radicalmente la carga informativa que debían remitir bancos, billeteras virtuales y ALyCs a la AFIP y otras agencias. Las transferencias bancarias, por ejemplo, solo serán informadas si superan los $50 millones (o $30 millones para personas jurídicas), cuando antes el umbral era de apenas $1 millón.
En el caso de extracciones en efectivo, el piso se elevó de “cualquier monto” a $10 millones. Lo mismo ocurre con los consumos personales: de un límite de $250.000 en efectivo se pasa a $10 millones, borrando de un plumazo la lupa sobre operaciones cotidianas.
Esta decisión, lejos de ser una concesión al informalismo, busca reducir el “costo psicológico” de ingresar al sistema, restaurando una noción básica:
Los 4 objetivos detrás
El principal canal de impacto de las medidas es sobre el sistema bancario. Si parte de los fondos ocultos vuelve a los bancos, se incrementan los depósitos en dólares, los encajes, y —por arrastre— el nivel bruto de reservas. Como resaltan desde GMA, Aanque esto no mejora las reservas netas, sí fortalece la imagen de solidez del BCRA, algo esencial para sostener la estabilidad cambiaria.
Profundizar la remonetización
El BCRA y el Ejecutivo comparten una idea clave: la escasez de pesos reales puede estrangular la recuperación. De ahí la necesidad de permitir una mayor circulación y uso del dólar como moneda transaccional. Según la evolución del M2 privado transaccional, se espera que ese agregado monetario supere los $65,8 billones a fin de año, impulsado en gran medida por depósitos a la vista, en línea con el objetivo de una economía menos informal y más multimoneda.
Impulsar el crédito privado
Argentina tiene uno de los niveles más bajos de crédito privado con relación al PBI: apenas un 12%, frente al 45% de Colombia, 75% de Brasil y más del 120% en economías emergentes. Con más depósitos en dólares, el sistema financiero podría expandir el crédito, inicialmente a sectores exportadores y, si se cambia la regulación, también al resto de la economía.
Estimular el consumo y reactivar la actividad
El levantamiento de los controles sobre consumos, transferencias y compras de bienes destraba transacciones que hasta ahora se hacían en negro o directamente no se hacían. En un contexto de incipiente recuperación de la actividad, como muestra el EMAE desestacionalizado, este tipo de medidas pueden darle aire al consumo privado sin tener que recurrir al gasto público.
Aumentar la productividad sin devaluar
La Productividad Total de los Factores cayó un 23% entre 2007 y 2024. Esto refleja una economía que produce menos con el mismo capital y trabajo, consecuencia directa de años de desinversión, controles y distorsiones.
Una jugada táctica
Si bien las medidas tienen una lógica económica clara, también deben leerse en clave política. Con el cepo ya relajado, el acuerdo con el FMI encaminado y los dólares financieros bajo control, la principal incertidumbre para el segundo semestre es política. La administración Milei necesita consolidar su base electoral y mostrar resultados sin disparar la inflación ni el dólar.
En ese contexto, el plan presentado no solo busca tentar al ahorrista: es también un mensaje al votante, al inversor y al Congreso. Argentina no necesita más parches ni más castigos.
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