CÓRDOBA. El momento que atraviesa Juntos por el Cambio es, por demás, extraño. Con tensiones internas que amenazan con romper la coalición a nivel nacional, pero con el incentivo de un oficialismo que está en franco estado de putrefacción, sus integrantes manejan altos niveles de expectativa y agresividad conjunta.
RUMBO 2023
Juntos por el Cambio: ¿Quién tiene el botón rojo en Córdoba?
Juntos por el Cambio se encuentra en un momento de convulsión interna y externa que quiere sobrellevar. Y hay un nombre que parece ser clave.
En Córdoba, esa tensión se vive día a día ya que la provincia es, de alguna manera, el centro donde todos los dirigentes de Juntos por el Cambio convergen. Y donde se juegan cosas más que importantes.
Para 2023, la provincia entrará a poner en discusión la gobernación como no lo hizo nunca en 24 años. Eso, claro, provoca que todos quieran tener chances en una ventana poco común para la oposición local que, en su mayoría, se concentra en Juntos por el Cambio.
Y si bien parece, a priori, un asunto interno exclusivo de cordobeses, no lo es. El manejo de esa provincia implicaría uno de los golpes políticos más importantes de los últimos años y dejaría a la coalición en un escenario muy favorable pensando en una eventual necesidad de gobernabilidad.
Por eso mismo, nombres como el de Patricia Bullrich, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau, Facundo Manes o Gerardo Morales hacen pie en una provincia que ya cuenta con su repertorio propio de dirigentes nacionales. En ese sentido, hay varios nombres que son protagonistas de la tensión, pero uno solo parece tener el cuchillo para cortarla: Rodrigo De Loredo.
El diputado radical de Juntos por el Cambio oficia hoy de pivote entre quienes proponen una interna feroz, y quienes quieren que todo quede codificado tiempo antes en base a las encuestas. Y ese poder, al día de hoy, lo impone como uno de los que tiene derecho a negociar.
Por un lado, Rodrigo De Loredo mantiene a su socio electoral Luis Juez bajo control. De hecho, es el propio radical quien lo acerca una y otra vez al radicalismo de manera amistosa, a pesar de que varios boina blanca no puedan ni ver al ex intendente de Córdoba.
Esa relación, más que artificial en su concepto, continúa viva por exclusiva voluntad de ambos dirigentes que, por caso, han sido persuadidos en numerosas oportunidades para romper la alianza que se alzó con la victoria total en las legislativas del 2021. Precisamente, esa performance es la que los motiva a mantenerse cerca, además de ser la peor pesadilla proyectada para el PJ.
Por otra parte, Rodrigo De Loredo contiene a sus propios correligionarios de la UCR y a parte del PRO, que foguean cada día más la idea de una interna. Así lo hizo saber Mauricio Macri, quién pidió por la interna, y también por la compañía de De Loredo para su recorrido por Córdoba la semana pasada.
Con llegada a ambas alas, Rodrigo De Loredo se dispuso a jugar de manera estratégica con su silencio. En tiempos donde la palabra abunda (basta con ver lo que hizo Elisa Carrió), el radical eligió guardarse la carta para último momento.
Decantarse por la interna o por el armado en base a encuestas sería un adelantamiento torpe a ojos del radical. Aunque su actitud revela una cosa: quiere ver hasta dónde puede llegar.
Por el momento, la proyección más auspiciosa para Juntos por el Cambio sería el tándem Luis Juez (a gobernador) y Rodrigo De Loredo (a intendente). Aunque esa fórmula podría depender de las fechas electorales con las que el oficialismo aún especula.
En caso de un desdoblamiento, ese escenario podría cambiar. Por otra parte, Rodrigo De Loredo también quiere saber si es el momento de proponerse como posible candidato a gobernador.
Sin embargo, esa aventura a la que sus compañeros radicales lo animan, podría ser un grave paso en falso en caso de no tener el músculo necesario y terminar tomando el desafío igual. Una derrota contra Martín Llaryora dejaría al radical en un estado que ya se vio con otros dirigentes como Mario Negri, al que en Juntos por el Cambio lo limitaron a actuaciones meramente legislativas luego de la paliza que recibió contra Juan Schiaretti en 2019.
Las mejores chances para De Loredo corren en la intendencia. Allí, el PJ no tiene una propuesta firme para el 2023 y todas las posibilidades serían superadas por el radical.
Con el juego de la duda hasta el final, Rodrigo De Loredo mantendrá en el misterio sus intenciones. Mientras tanto, seguirá oficiando de mediador de tensiones en Juntos por el Cambio aunque eso implique el riesgo de quedar atrapado en un rol partidario y que, en una interna, termine quedando sin el pan y sin la torta.
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