La dependencia cada vez mayor de los dispositivos móviles en la vida cotidiana abrió un debate global sobre su impacto en la educación. Dinamarca y CABA se suman a esta discusión, implementando medidas para restringir el uso de teléfonos celulares en las escuelas. ¿Será esta la solución para mejorar el rendimiento académico y fomentar un ambiente de aprendizaje más concentrado?
ADIÓS, DISTRACCIONES
CABA sigue el ejemplo de Dinamarca y busca prohibir los celulares en las escuelas
Dinamarca bloquea redes sociales en escuelas para mejorar la concentración y CABA piensa copiar su ejemplo. ¿Debería adoptarse esta medida en toda Argentina?
La estrategia danesa: concentración ante todo
En Dinamarca, la llegada del nuevo año escolar trae consigo una política estricta en las escuelas secundarias: el bloqueo de sitios web "disruptivos" como redes sociales, plataformas de streaming, compras por Internet y juegos. Esta medida, promovida por el Ministerio de Infancia y Educación danés, busca mantener a los estudiantes enfocados en sus tareas y evitar que pierdan tiempo en actividades que no contribuyen a su rendimiento académico.
Para hacer cumplir esta nueva normativa, algunas instituciones, como el instituto Niels Brock de Copenhague, implementaron firewalls (o cortafuegos) en sus redes y establecieron "hoteles móviles" para que los alumnos dejen sus celulares durante las horas de clase. Sin embargo, los mismos estudiantes reconocen que aquellas restricciones se pueden eludir fácilmente, poniendo en tela de juicio la efectividad de la medida.
La iniciativa danesa representa un esfuerzo importante por parte del gobierno para contrarrestar el impacto negativo de la tecnología en el entorno educativo. Pero la pregunta que esto atañe es si esta estrategia puede ser adaptada con éxito en otros contextos, como el argentino, donde la influencia de las redes sociales es igual de poderosa.
CABA copia a Dinamarca: ¿Es viable en Argentina?
El debate sobre la distracción digital que enfrenta Dinamarca también llegó a la Ciudad de Buenos Aires. De hecho, el jefe de Gobierno Jorge Macri manifestó su preocupación por el impacto de los dispositivos móviles en las aulas y, según él, es necesario "generar las condiciones necesarias para volver a tener la atención" de los estudiantes, y una de las medidas propuestas es restringir el uso de celulares durante las horas de clase.
La propuesta de Buenos Aires, que alcanzaría a 566.000 estudiantes de 2.291 escuelas, contempla que los celulares y las tablets permanezcan guardados durante las clases, salvo cuando se realicen actividades donde su uso esté aprobado. Además, en las escuelas primarias y los jardines de infantes, los dispositivos electrónicos estarían prohibidos tanto en clases como en recreos, de modo que se promueva la socialización entre los estudiantes durante los recreos y prevenir el daño que puede causar el uso excesivo de pantallas en el desarrollo cognitivo de los jóvenes.
Por un lado, podría parecer una solución eficaz para mejorar la concentración y el rendimiento de los estudiantes, quienes suelen estar más pendientes de sus dispositivos que de sus estudios. Aunque también existen varias cuestiones que complican la adopción de esta medida en el contexto argentino.
En primer lugar, no todas las escuelas porteñas tienen una infraestructura tecnológica a la altura de lo que sería necesario para implementar un bloqueo eficaz. Además, desde un punto de vista cultural, hay que considerar la resistencia que pondrían tanto los estudiantes como los docentes, dado que muchos ven en la tecnología una herramienta importante para entretenerse y aprender.
Sin mencionar la posibilidad de que los estudiantes podrían encontrar maneras de esquivar esas mismas restricciones -como sucede en Dinamarca-, lo cual también plantea dudas sobre la verdadera eficacia de esta política. Quizá la medida debería enfocarse en la educación digital, que enseñe a los jóvenes a utilizar la tecnología de manera responsable, sin ser tan restrictiva.
En definitiva, la experiencia danesa abre un debate necesario sobre cómo equilibrar el uso de la tecnología en las escuelas para maximizar los beneficios educativos sin sacrificar la concentración y el rendimiento de los estudiantes. Aunque bloquear sitios web y redes sociales podría traer algunos beneficios, la clave para Argentina podría residir en una combinación de regulación y educación digital que prepare a los jóvenes para un uso consciente y productivo de la tecnología.
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