En Japón, la automotriz Toyota anunció que intervendrá directamente los procesos de certificación de la marca Daihatsu, una subsidiaria que se dedica a la fabricación de autos compactos y urbanos. La acción se produjo luego de un escándalo público en el que la segunda compañía se vio envuelta.
El nuevo presidente de Daihatsu, Masahiro Inoue, destacó que “levantará” a la segunda marca de Toyota en Japón luego de una fuerte pérdida de credibilidad por presuntos fraudes. Los mismos se producían a la hora de las pruebas de seguridad y rendimiento de los vehículos y, en algunos casos, se descubrieron documentos de más de 30 años adulterados.
“Todo Daihatsu, como un solo equipo, trabajaremos duro para que la gente pueda sentir que nuestros vehículos son seguros. Estamos a punto de hacer un gran cambio”, dijo Inoue. Precisamente, la compañía habría vulnerado durante décadas pruebas de seguridad para que sus vehículos tengan mejor consideración en los distintos mercados globales.
El caso, investigado por una comisión, encontró pruebas de manipulación de resultados de seguridad en al menos 64 modelos de vehículos, incluidos los vendidos bajo la marca Toyota. Eso paralizó la producción y exportación de vehículos Daihatsu desde Japón a todo el mundo.
Toyota sintió el golpe
Tras el sacudón, Toyota vio caer sus acciones hasta un 4%. Por eso la compañía principal tomó cartas en el asunto decidida a desterrar malos hábitos que hundieron a Daihatsu.
"Reconocemos la extrema gravedad del hecho de que el descuido de Daihatsu en el proceso de certificación haya sacudido los cimientos mismos de la empresa como fabricante de automóviles", dijeron en su momento desde la marca japonesa. De hecho, el nombramiento de Inoue como CEO de Daihatsu no es más que la puesta de un hombre Toyota frente a la compañía.
El ahora presidente de la marca de compactos fue el encargado de las operaciones de Toyota en Latinoamérica, con especial presencia en Argentina.