Chicago lo vio nacer, Perú le dio alma y el Vaticano lo eligió como Papa. León XIV, el primer estadounidense en ocupar el trono de San Pedro, trae consigo una historia marcada por la misión, el diálogo y la cercanía pastoral, que promete imprimirle un nuevo aire al papado sin romper con el legado de Francisco.
LO QUE TENÉS QUE SABER
Conocé a León XIV, el Papa misionero: Quién es y qué camino quiere para la Iglesia
León XIV, el primer Papa estadounidense, es agustiniano, peruano de corazón y propone una Iglesia misionera, inclusiva y de diálogo. Un papado con aire nuevo.
León XIV, de misionero en Perú a Papa del Vaticano
Robert Francis Prevost, su verdadero nombre, nació en Chicago en 1955, en una familia con raíces franco-italianas y españolas, y desde muy chico caminó los pasillos de los agustinos. Estudió matemática y filosofía, pero eligió el camino religioso: hizo sus votos en 1978, se ordenó sacerdote en Roma en 1982, y de ahí arrancó una vida de servicio que lo llevó lejos de casa... bien lejos.
En los '80 aterrizó en Chulucanas y después en Trujillo, dos rincones peruanos donde no llegó como turista, sino como misionero. Durante más de una década, vivió en barrios humildes, trabajó con seminaristas, fue párroco, formador y hasta vicario judicial. Se ganó el corazón de la gente a fuerza de mate cocido (peruano, claro), cercanía y compromiso. En sus propias palabras, lo marcó para siempre.
En 1999 volvió a EE.UU. como superior provincial de los agustinos y en 2001 fue elegido Prior General de la orden, cargo que ocupó dos veces. Ya era una figura clave en Roma, y en 2014 el Papa Francisco lo mandó de vuelta a Perú como administrador de Chiclayo, diócesis que luego lideró por 8 años. Allí adoptó la ciudadanía peruana, otro dato que terminó siendo Central para destrabar el veto tácito a un Papa estadounidense.
En 2023, Francisco lo llevó al Vaticano como jefe del Dicasterio para los Obispos, uno de los puestos más importantes de la curia, encargado de seleccionar a los obispos de todo el mundo. Y no pasó desapercibido: fue quien incorporó a tres mujeres con voto en la selección episcopal, algo inédito en la historia vaticana. Después lo hizo cardenal en 2024 y, ya este año, lo puso en el Orden de los Obispos, la categoría más alta del Colegio Cardenalicio.
Y ayer, 8 de mayo de 2025, coincidiendo con el Día de la Virgen de Luján, se convirtió en León XIV, sucesor de Francisco, y nuevo Papa en un mundo convulsionado por guerras, crisis sociales y una Iglesia que busca renovarse.
El perfil y rumbo del nuevo jefe de la Iglesia
Apenas salió al balcón de San Pedro, la multitud enloqueció. Eran las 18:08 cuando se confirmó el "Habemus Papam" y, a los pocos minutos, un hombre de andar sereno y voz calma saludó: "La paz sea con ustedes". Pero no fue solo una formalidad. Lo que siguió fue un mensaje cargado de intenciones: "Debemos ser una Iglesia misionera, que construya puentes, que dialogue, que reciba con brazos abiertos a todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor", dijo en un italiano casi perfecto, con toques de su español latino.
A diferencia de Francisco, apareció con la capa roja tradicional, un símbolo que algunos ven como un regreso a ciertos gestos formales. Pero no es tan simple: para muchos vaticanistas, el nuevo Papa quiere "una combinación entre lo pastoral de Francisco y lo institucional de papados anteriores". Una especie de puente entre mundos, como él mismo dijo.
Eligió el nombre León XIV, retomando el legado de León XIII, el Papa que en el siglo XIX escribió la encíclica Rerum Novarum, fundacional en la doctrina social de la Iglesia. O sea, otra pista clara: el nuevo Papa tiene en el radar temas como trabajo, justicia, y desigualdad.
Desde Perú, las reacciones no tardaron: las campanas de Lima sonaron apenas se conoció su elección y miles de fieles celebraron como si fuera un compatriota. "Es un orgullo para nosotros", dijo Isabel Panez, una maestra que estaba frente a la catedral limeña cuando sonó la noticia. Y el dato no menor: en su saludo, León XIV se dirigió directamente a ellos: "Un saludo muy especial a mi querida diócesis de Chiclayo, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo", dijo en español, con evidente emoción.
En Roma, en tanto, el estilo Prevost ya dejó huella: austero, de bajo perfil, pero influyente entre quienes toman decisiones. No busca cámaras, pero tiene peso real. En palabras de Natalia Imperatori-Lee, experta en religión, a The Hollywood Reporter: "Va a ser interesante ver un nuevo tipo de catolicismo estadounidense en Roma, más abierto, más latino, más pastoral". También sorprendió que no habló en inglés, idioma natal, quizás para marcar un punto: no será el Papa del poder imperial, sino del abrazo continental.
En cuanto al rumbo, todavía es pronto, pero ya hay indicios: misión, diálogo, reforma y cercanía. La primera misa la celebrará con los cardenales en la Capilla Sixtina, y ya hay rumores de que su primer viaje podría ser a Turquía, para conmemorar el aniversario del Concilio de Nicea y avanzar en el diálogo con los ortodoxos.
Por ahora, lo que está claro es que León XIV llega con una mochila llena de historia, un corazón agustino y una idea de Iglesia que no excluye a nadie. ¿Se vendrá una visita a la Argentina? Ojalá. Mientras tanto, hay Papa... y parece que trae aire nuevo.
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