El desenlace que el mercado temía ya es oficial: el Grupo Albanesi entró en default. La empresa Albanesi Energía S.A., junto con Generación Mediterránea S.A. (GEMSA) y Central Térmica Roca S.A. (CTR), confirmaron la cesación de pagos luego de incumplir con sus obligaciones contractuales en diversas emisiones de deuda.
Los plazos de gracia vencieron y, con ello, se activaron los Eventos de Incumplimiento previstos en los prospectos. Las comunicaciones fueron enviadas formalmente a la Comisión Nacional de Valores (CNV), BYMA y A3 Mercados el 21 de mayo de 2025, firmadas por Guillermo G. Brun, responsable de Relaciones con el Mercado del grupo.
El default formal
Lo que comenzó como una señal de estrés financiero terminó derivando en uno de los casos de default corporativo más significativos del año. El proceso se fue desplegando en etapas:
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30 de abril: Albanesi reconoció públicamente que no cumpliría en tiempo y forma con el pago de intereses de sus ON Clase IX y XII.
Días después, la empresa volvió a comunicar nuevos impagos en emisiones bajo el mismo programa por hasta US$250 millones.
Finalmente, el 21 de mayo, tras expirar el plazo de gracia, la firma confirmó el default sobre sus ON Clase XIX y XX, mientras que GEMSA y CTR hicieron lo propio respecto a sus ON Clase XIX, XL y XLI.
El mensaje fue claro: la situación financiera del holding no da más, y la cadena de impagos ya no puede disimularse bajo promesas de reestructuración o "evaluación de alternativas".
El caso Albanesi: manual del colapso
La historia reciente del grupo deja en evidencia un patrón que se repite. En el pasado, GEMSA (otra firma del conglomerado) había protagonizado un proceso de default similar. En aquel momento, también se omitió el pago de intereses, se activaron cláusulas de reperfilamiento, y los bonistas sufrieron fuertes pérdidas en valor de mercado. Lo que ayer fue GEMSA, hoy se repite con Albanesi Energía, CTR y nuevas ON.
¿Qué hay detrás de este colapso?
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Modelo de negocios desequilibrado: el grupo opera con ingresos pesificados y pasivos en dólares, una combinación letal en un país con inflación elevada, control tarifario y nulo acceso al crédito externo.
Tarifas contenidas: pese al discurso liberal del Gobierno de Javier Milei, la recomposición tarifaria aún no llegó al ritmo que exige el sector, dejando a los generadores con márgenes negativos.
Mercado internacional cerrado: emisores argentinos con calificaciones de alto riesgo como Albanesi no tienen posibilidad alguna de refinanciar deuda en condiciones sostenibles.
Liquidez agotada: al vencerse el plazo de gracia sin que se haya realizado el pago, la falta de caja quedó al desnudo.
Los documentos que confirmaron el default
En el caso de Albanesi Energía, la carta enviada a la CNV especifica que las ON Clase XIX y XX, bajo el Programa por hasta US$250 millones, entraron en Evento de Incumplimiento tras no regularizar el pago de intereses vencidos, tal como consta en el suplemento de prospecto del 4 de noviembre de 2025.
Por su parte, GEMSA y CTR reconocieron su propio default sobre las ON Clase XIX, XL y XLI, emitidas bajo un programa por US$1.000 millones, conforme a los términos de los prospectos de 2022 y 2024 respectivamente. En ambos casos, el plazo de gracia expiró sin que se realizara el pago comprometido.
¿Riesgo sistémico?
El impacto no se hizo esperar:
- Caída en el precio de mercado de las ON del grupo, con spreads que reflejan una percepción de recuperación nula.
- Bonistas institucionales en alerta, evaluando acelerar vencimientos y activar litigios colectivos.
- Agencias de calificación listas para ejecutar rebajas masivas, tanto sobre las series en default como sobre el resto del programa.
Más allá del caso puntual, el default de Albanesi representa una señal de alerta para todo el mercado corporativo argentino. Si una de las firmas energéticas más relevantes del país no puede cumplir sus compromisos, ¿qué puede esperarse del resto del tejido empresarial, también presionado por un entorno macroeconómico asfixiante?
El mensaje de la compañía
En todas las misivas oficiales, el grupo repite un mismo estribillo: se están "evaluando distintas alternativas" para resolver la situación, priorizando "la continuidad operativa y la preservación de los intereses de los acreedores". Pero tras semanas de impagos, no hay ninguna estrategia concreta a la vista, ni cronogramas definidos, ni avances tangibles.
El colapso de una ficha clave
El default de Albanesi no es solo el resultado de una mala gestión financiera, sino también el reflejo de un sistema corporativo que funciona con reglas distorsionadas. El acceso al capital está limitado, la previsibilidad regulatoria es casi inexistente, y los incentivos para mantener el cumplimiento financiero se diluyen cuando los defaults no tienen consecuencias estructurales.
En este contexto, el derrumbe de Albanesi podría no ser el último. Si las condiciones macroeconómicas no mejoran, y si no se restablece un mercado de capitales funcional, el riesgo de que otras firmas sigan el mismo camino es más alto que nunca.
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