Irán: Masoud Pezeshkian es el nuevo presidente pero el ayatolá tiene la última palabra

En la campaña prometió una agenda completamente contraria a la del líder supremo ayatolá Ali Khamenei y el establishment conservador. Defiende una política de acercamiento hacia Estados Unidos y Europa con el fin de levantar las sanciones impuestas debido al programa nuclear iraní, las cuales han tenido un impacto rotundo en la economía nacional y mitigar el desempleo juvenil.

Abogó también por abordar la persistente controversia en torno al velo obligatorio para las mujeres y la polémica del “apartheid de género”.

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El líder supremo ayatolá Ali Khamenei tiene el poder real en Irán.

Para el establishment, representa una amenaza potencial. Pero el líder Supremo todavía tiene la última palabra sobre cualquier decisión política. Ali Jamenei, ya ha lanzado una advertencia a Massoud Pezeshkian reiterando que un posible acercamiento con Estados Unidos no es una "buena política” y “quienes la predican son incapaces de gobernar el país”.

El presidente de Irán no tiene mucho margen de decisión en cuestiones vitales como acuerdos nucleares y política exterior. El poder real lo tiene el Ayatolá y la Guardia Revolucionaria que financia el terrorismo en Medio Oriente.

Entonces, ¿cambiará algo el desembarco de un reformista a la presidencia?

Tensión

Masud Pezeshkian tomará posesión de la presidencia del país el 30 de julio. Luego tendrá unos 15 días para proponer a su gabinete ante el Parlamento, dominado por conservadores tras las elecciones legislativas de marzo, que votará caso por caso los puestos del gabinete entre agosto y septiembre. El Parlamento ya ha votado en contra de numerosos candidatos reformistas y sus leyes moderadas.

Por ejemplo, ¿podrá instaurar el nuevo presidente una relajación del uso del velo obligatorio para las mujeres, uno de los pilares ideológicos de la República Islámica desde la caída del sah en 1979?

La muerte de Mahsa Amini, desencadenó una vasta revolución femenina contra el régimen de Irán. Después del asesinato y de las múltiples marchas populares, los ciudadanos resisten a la Sharía y protestan con publicaciones en redes que convocan a nuevas movilizaciones y con exposición pública sin velo.

Un reciente proyecto de ley del parlamento endurece las penas a las mujeres objeto de una denuncia por haber infringido el estricto código de vestimenta impuesto. El Parlamento adoptó una ley a finales del año pasado que refuerza las sanciones contra las mujeres que salen a la calle con la cabeza descubierta para contrarrestar la revolución femenina. Eleva a 5 y 10 años la pena de prisión contra las mujeres que no lleven el velo obligatorio.

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Además, contempla sanciones económicas por “promover la desnudez” o “burlarse del hiyab” en los medios de comunicación y en las redes sociales, así como multas y prohibiciones de salida del país para los empresarios cuyos empleados no lleven velo.

¿Y respecto a la libertad de expresión, equidad de derechos y justicia social prometida? En Irán cada vez es más grande el abismo entre el régimen y el pueblo. Persecución de la prensa, detenciones arbitrarias, torturas, discriminación de minorías étnico-religiosas y juicios injustos con pena de muerte contra las quemas de hiyabs y cortes del pelo en público.

El nuevo presidente prometió también acabar con todo aquello, ¿cómo afrontará los numerosos desafíos económicos y políticos que enfrenta Irán en medio de la región caliente?

El lunes Pezeshkian defendió públicamente a Hezbollah: “La República Islámica siempre ha apoyado la resistencia de los pueblos de la región contra el régimen sionista ilegítimo”. Su declaración sugiere que Irán no detendrá su participación indirecta en la guerra de Gaza a través del eje de la resistencia, milicias chiitas de la región como Hezbolllah y a los hutíes de Yemen que están asaltando a embarcaciones en el Mar Rojo.

Otra de sus promesas más fuertes fue detener el programa nuclear y establecer acuerdos con Occidente. Según informes de la OIEA, Irán ha enriquecido suficiente uranio hasta el 60% de pureza para al menos tres bombas atómicas. Sobre la dirección del programa nuclear de Irán, Jamenei no deja las decisiones en manos de otros.

Estados Unidos ya dijo que “no tenemos ninguna expectativa de que esta elección conduzca a un cambio fundamental en la dirección de Irán o en sus políticas”. “Obviamente, si el nuevo presidente tuviera la autoridad para tomar medidas para reducir el programa nuclear de Irán, para dejar de financiar el terrorismo y para detener las actividades desestabilizadoras en la región, esas serían medidas que acogeríamos con agrado”, afirmó el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller. En ese sentido, USA rechazó retomar conversaciones sobre un pacto nuclear por el mero cambio de un presidente.

Según algunos analistas, la llegada del reformista al poder significa solo un cambio de tono pero no representará una transformación profunda o estructural del régimen. De hecho, Pezeshkian enfatizó su lealtad a la “Revolución de Irán” y dijo que intentará tranquilizar a las elites y no quebrantará el sistema.

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