El 30 de diciembre de 2004, un incendio en República Cromañón durante un recital de Callejeros se cobró las vidas de casi 200 jóvenes, en la que fue una de las mayores tragedias no naturales del país. Hoy se cumplen 20 años de aquella fatídica noche, cuyas heridas aún laten en nuestra memoria, así que recordamos sus detalles y consecuencias.
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Se cumplen 20 años de Cromañón: Una tragedia anunciada por la corrupción estructural
La tragedia de Cromañón desnudó la corrupción, la negligencia y la falta de controles en shows masivos. Hoy, a 20 años, el reclamo de justicia sigue vigente.
El incendio en Cromañón: Una noche de horror inolvidable
Aquella espantosa noche, el local República Cromañón, ubicado en el barrio de Once, se convirtió en el escenario de una tragedia que cambió para siempre a la Argentina durante un recital que daba la banda Callejeros. El lugar albergaba a más de 4500 personas, cuando su capacidad oficial no superaba los 1031, y sumado a sus deficientes condiciones de seguridad, fue el caldo de cultivo para el desastre.
Cuando empezó el show, mientras sonaba la canción Distinto, un elemento de pirotecnia lanzado por un asistente impactó contra una media sombra inflamable en el techo, que se sostenía con guata y poliuretano (dos materiales inflamables que, en minutos, liberaron ácido cianhídrico y monóxido de carbono que crearon una nube y asfixió a cientos de personas). Para empeorar la pesadilla, las salidas de emergencia estaban bloqueadas: una de ellas con candados y alambres.
Durante la evacuación del recinto, un corte de luz lo sumió en la oscuridad y el humo denso hizo difícil la orientación. Muchas personas quedaron atrapadas, y algunos intentaron volver para rescatar a quienes no habían salido, pero los esfuerzos fueron en vano: 194 personas perdieron la vida esa noche, entre ellas varios niños, y 1432 heridos. Llegó a circular la versión de una guardería improvisada en los baños, aunque varios testigos desmintieron esa información dada la falta de espacio del lugar.
En el operativo de rescate participaron 46 ambulancias que trasladaron a los heridos a hospitales y clínicas de la ciudad. Sin embargo, las carencias fueron evidentes: los equipos de primeros auxilios contratados no tenían la preparación necesaria, lo cual exacerbó la magnitud del desastre.
Las consecuencias físicas y psicológicas de los sobrevivientes persistieron años después. Según se relevó en 2008, un 31% de los afectados seguía bajo tratamiento psicológico, con los síntomas más comunes siendo taquicardias, vómitos, trastornos del sueño y depresión severa. Además, varios sobrevivientes tuvieron intentos de suicidio, especialmente en los primeros años posteriores al hecho.
Lo que nos dejó Cromañón: ¿Qué aprendimos de la tragedia?
El desastre de Cromañón desató una crisis política que transformó al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El jefe de gobierno porteño de ese entonces, Aníbal Ibarra, después de un largo juicio político, terminó destituido por no garantizar controles efectivos sobre los locales bailables como Cromañón. Su lugar fue ocupado por el vicejefe Jorge Telerman.
En el plano judicial, se procesó a 15 personas, incluyendo a Omar Chabán, administrador del local, y a los integrantes de Callejeros. Chabán recibió una condena de 20 años de prisión por incendio doloso calificado y cohecho activo (y condenado a 10 años y 9 meses de prisión), mientras que los miembros de la banda enfrentaron penas que oscilaban entre los 3 y los 7 años.
A nivel cultural, la tragedia hizo replantearse profundamente sobre las condiciones de seguridad en los recitales y la responsabilidad tanto de los organizadores como de los asistentes (y sobre prácticas habituales como el uso de bengalas, antes parte de la tradición rockera). El gobierno porteño clausuró numerosos locales nocturnos y estableció regulaciones más estrictas para habilitar eventos masivos. Incluso el rock nacional se vio alcanzado por el impacto de Cromañón, en lo que se conoció como la "era pos-Cromañón", donde las tendencias musicales, los espacios de recitales y la infraestructura cambiaron radicalmente para dar paso a eventos en lugares más controlados y seguros.
A dos décadas de la tragedia, los familiares de las víctimas y los sobrevivientes siguen exigiendo justicia y responsabilizando al Estado por las condiciones que hicieron posible la catástrofe. Cada 30 de diciembre, se recuerda a los fallecidos en las calles de Buenos Aires, recordando que Cromañón no fue un accidente, sino el resultado de años de negligencia y corrupción.
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