El 10 de marzo es una fecha muy importante para el rock argentino: se celebra el natalicio de Norberto “Pappo” Napolitano, el guitarrista más influyente del país y por quién hoy es el Día del Guitarrista en Argentina. Su legado en el blues, el rock y el heavy metal sigue más vivo que nunca, con riffs que jamás se apagan.
ENTRE RIFFS Y VELOCIDAD
Pappo, el dios de la guitarra: La historia del hombre que hizo rugir el rock
Pappo, el Carpo, leyenda del rock y el blues argentino. Su guitarra marcó generaciones y hoy, en su natalicio, sigue sonando con la distorsión al palo.
Pappo, el pionero del rock y el blues argentino
Nacido el 10 de marzo de 1950 en el barrio porteño de La Paternal, Norberto Aníbal Napolitano mostró desde chico su pasión por la música. En su casa se respiraba tango, pero él se enamoró del rock y el blues. Sus influencias iban desde The Rolling Stones y The Kinks hasta B.B. King y Muddy Waters, y fue con esa base que comenzó a tocar la guitarra con una intensidad única.
A finales de los '60, integró bandas fundamentales como Los Abuelos de la Nada y Los Gatos, donde compartió escenario con músicos de la talla de Litto Nebbia y Miguel Abuelo. Sin embargo, su espíritu rebelde lo llevó a formar su propio proyecto: Pappo’s Blues, una banda que definió el sonido del rock pesado en Argentina. Con una serie de discos icónicos en los ‘70, como Pappo’s Blues Volumen 1, 2 y 3, dejó canciones inmortales como "El Tren de las 16" y "Desconfío", verdaderos himnos del rock nacional.
En la segunda mitad de los ‘70, Pappo decidió probar suerte en Inglaterra, donde se empapó de la crudeza del punk y el heavy metal de la NWOBHM (New Wave of British Heavy Metal). De vuelta en Argentina, volcó toda esa energía en Riff, la banda que en los ‘80 llevó el rock pesado a un nuevo nivel. Con su look de cuero negro, actitud desafiante y riffs demoledores, Riff sacudió la escena con discos como Macadam y Contenidos. Su música fue la banda sonora de una juventud rebelde que encontraba en él un ídolo de carne y hueso.
Un adiós entre motos, blues y leyenda
El amor de Pappo por la música solo era equiparable a su pasión por las motos. Desde chico, el Carpo se sintió atraído por la velocidad, y siempre se lo podía ver con su Harley Davidson recorriendo las rutas argentinas. Lamentablemente, esa misma pasión lo llevó a un trágico final.
El 25 de febrero de 2005, después de cenar con su hijo Luciano, viajaba en su moto por la Ruta 5, en la localidad bonaerense de Jáuregui. En un desafortunado accidente, su moto se rozó con la de su hijo, lo que provocó que cayera al asfalto y fuera embestido por un automóvil. El golpe fue fatal. Pappo, el titán de la guitarra, fallecía a los 54 años, dejando un vacío imposible de llenar en el rock argentino.
Su despedida en el Cementerio de la Chacarita fue un evento masivo, donde miles de fanáticos se acercaron a darle el último adiós, cantando sus canciones y gritando su nombre con la emoción de quien despide a un amigo. Sus restos descansaron allí dos años, hasta que fueron cremados y sus cenizas depositadas en la plaza Roque Sáenz Peña, donde se erigió un monumento en su honor.
Pero la historia de Pappo no terminó ahí. En 2015, en la ciudad de Tandil, se inauguró una estatua en su honor, y en 2008, la FM Rock & Pop bautizó uno de sus estudios con su nombre. Hoy, cada 10 de marzo, sus riffs siguen sonando en cada rincón del país, y su figura sigue siendo inspiración para las nuevas generaciones de guitarristas. Porque si algo nos enseñó el Carpo, es que el rock no se apaga: se vive con el volumen al palo.
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