Las 3 películas que fueron un desastre, pero ganaron el Oscar a Mejor Película

Ahora que la polémica 'Emilia Pérez' casi gana el Oscar, como público no podemos estar más felices. Recordamos las tres películas malas que sí tuvieron suerte.

Por GERMÁN MOLKUC

El Oscar a Mejor Película suele ser sinónimo de calidad, pero hubo algunas veces la Academia metió la pata y premió a films que la crítica hizo pedazos. Con el antecedente fresco de Emilia Pérez, que llegó con 13 nominaciones pero solo ganó dos, repasamos tres películas que, contra todo pronóstico, se llevaron la estatuilla pese a su pésima recepción.

Cimarrón (1931) – Una película que envejeció peor que la leche

Cuando Cimarrón ganó el Oscar en 1931, el cine estaba dando sus primeros pasos en el sonido y Hollywood apostaba fuerte por las grandes epopeyas. La película, basada en la novela de Edna Ferber, sigue la vida de Yancey Cravat, un hombre que se lanza a la conquista del Oeste junto a su esposa Sabra, pero la aventura se transforma en un relato desordenado donde Yancey desaparece por largos períodos sin razón y deja a su mujer lidiando con todo.

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Aclamada en su época, hoy "Cimarrón" es criticada por su guion caótico y la representación racista de los pueblos indígenas. Su trama incoherente la hace una de las peores ganadoras del Oscar.

El film fue aclamado en su época por su ambición y su recreación de la fiebre del oro, pero hoy en día se le critica duramente su estructura errática y, sobre todo, su representación racista de los pueblos indígenas, mostrados como un obstáculo a vencer en la "civilización" del Oeste. Su guion tampoco ayuda: los personajes toman decisiones inexplicables y el protagonista es más bien un turista en su propia historia. Con un 52% en Rotten Tomatoes, Cimarrón demuestra que no todo lo épico es bueno.

El mayor espectáculo del mundo (1952) – Mucho circo, poco cine

En 1952, la Academia decidió que lo mejor del año era un drama ambientado en un circo. El mayor espectáculo del mundo prometía de todo: acción, romance y grandes secuencias con acróbatas de verdad. Y si bien el espectáculo visual era impresionante para la época, la historia en sí dejaba bastante que desear.

Dirigida por Cecil B. DeMille, la película cuenta la historia de un grupo de artistas circenses que enfrentan rivalidades amorosas y un accidente de tren totalmente absurdo. Charlton Heston es el jefe del circo, atrapado en un triángulo amoroso entre dos trapecistas. Y para colmo, Jimmy Stewart (Qué bello es vivir y Vértigo) interpreta a un payaso que está huyendo de la policía porque practicó la eutanasia en su esposa… Sí, es tan bizarro como suena.

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Una película de un circo visualmente impresionante, pero con una trama absurda y personajes mal desarrollados. A pesar de su guion tan flojo, "El mayor espectáculo del mundo" ganó el Oscar por su espectacularidad y la influencia de Cecil B. DeMille.

Si ganó el Oscar, no fue por su guion. DeMille, una leyenda de Hollywood, tenía enorme influencia en la industria, y en plena era del macartismo, la Academia prefería premiar historias "inofensivas" antes que cine más arriesgado. Con un 50% en Rotten Tomatoes, la película es recordada más por su exceso de color y acrobacias que por su mérito narrativo.

La melodía de Broadway (1929) – Cuando el sonido no bastaba

En una época en la que el cine todavía estaba aprendiendo a hablar, La melodía de Broadway fue un hito por ser el primer musical con sonido sincronizado en ganar el Oscar. Pero que algo sea innovador no significa que sea bueno.

La trama sigue a dos hermanas, Hank y Queenie, que tratan de triunfar en Broadway mientras lidian con triángulos amorosos. El problema es que, más allá de los números musicales, el guion es monótono y las actuaciones son rígidas, algo entendible en un momento en que los actores aún se acostumbraban a hablar frente a la cámara.

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Innovadora por su sonido sincronizado, pero con un guion monótono y actuaciones rígidas. A pesar de ser un hito técnico, "La melodía de Broadway" hoy es recordada más como una curiosidad histórica que como un clásico.

La crítica de la época la recibió con entusiasmo por su tecnología, pero incluso en los años ‘30 ya había quienes cuestionaban su calidad narrativa. Hoy, con un 42% de aprobación de los críticos y un desastroso 21% del público en Rotten Tomatoes, es considerada un producto de su tiempo más que una obra maestra.

Si estas tres lograron el Oscar, cualquier cosa es posible. Pero al menos este año esquivamos una bala con Emilia Pérez, que pese a sus 13 nominaciones se quedó con las ganas de la gloria máxima. La Academia a veces se equivoca… pero al menos no siempre.

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