Cada 14 de octubre se celebra el Día Mundial de la Costurera, una fecha dedicada a conmemorar el trabajo de miles de mujeres (y hombres) que, con aguja e hilo, transforman las telas en nuestras prendas. Este día se reconoce la importancia de su labor y la historia de un oficio que acompaña a la humanidad desde sus primeros días.
CON HILO Y AGUJA
Día Mundial de la Costurera: Un oficio que después de siglos no pasa de moda
El 14 de octubre se celebra el Día Mundial de la Costurera, un homenaje a la dedicación y evolución de la costura, desde el Paleolítico hasta la modernidad.
El origen del Día Mundial de la Costurera
Aunque el origen exacto del Día Mundial de la Costurera no es fácil de rastrear, este día fue adoptado en muchos países para celebrar la contribución invaluable de las costureras en el día a día. Cada 14 de octubre, las empresas textiles, sindicatos, e incluso las costureras que trabajan desde su hogar festejan a quienes dedican su vida a confeccionar las prendas que usamos.
Pero este reconocimiento también pone de manifiesto la ardua labor que realizan, dado que la costura fue históricamente un oficio predominantemente femenino, aunque cada vez más hombres se suman a esta industria que sigue siendo esencial para la sociedad.
Cómo fue evolucionando la costura
La costura acompaña al ser humano desde sus orígenes, más específicamente remontándose al Paleolítico, cuando los primeros humanos cosían pieles de animales para protegerse del frío. Las agujas hechas de hueso y los tendones o tiras de cuero que servían como hilo fueron los primeros indicios de este arte, pero con el paso del tiempo, se empezaron a usar materiales como la lana y el algodón, hace aproximadamente 25.000 años.
En la antigüedad, los egipcios ya creaban túnicas de lino que eran un lujo reservado para los más ricos; por su parte, en Grecia, las mujeres tejían y cosían prendas de lana, seda y lino, las cuales no se cortaban ni se ajustaban como hoy conocemos. Recién la llegada del siglo IV traería consigo la innovación de coser prendas con varias piezas, sentando las bases de la costura moderna.
A lo largo de la Edad Media, la costura se fue consolidando más, al punto de incorporar bordados, mangas y la distinción de clases a través del vestuario. Con la Revolución Industrial y la invención de la máquina de coser la industria textil se transformó, permitiendo que la ropa pudiera producirse en masa y se democratizara su acceso. Sin embargo, este avance también trajo consigo una nueva realidad para las costureras: jornadas largas de trabajo en las fábricas por salarios mínimos.
Hoy en día, la costura es tanto un arte como una necesidad, con una industria que sigue evolucionando, pero que siempre debe recordar a quienes, generación tras generación, mantienen vivo este valioso oficio. ¡Feliz Día Mundial de la Costurera!
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