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PANORAMA

El déjà vu Matías Kulfas, aire para CFK y salvavidas fallido

La salida de Matías Kulfas recuerda a la de Juan Pablo Biondi. Chance para la Vice cuando penaba. Revés para el Presidente.

Martín Guzmán debe haber tomado nota. Si hay algo que puede precipitar su salida del Palacio de Hacienda -tan buscada por el kirchnerismo (y otros)- es verse envuelto en algún tipo de operación de prensa como la que empujó el -también muy ansiado por los K- fin en el gabinete de Matías Kulfas, un albertista de la primer hora. El desplazamiento del ministro de Desarrollo Productivo fue consecuencia de una queja pública de Cristina Kirchner por comentarios off the record atribuidos él. La misma mecánica que determinó que Alberto Fernández tuviera que echar a Juan Pablo Biondi, vocero y hombre de su estrecha cercanía. La suerte de Biondi se selló en una de las célebres cartas de CFK. Fue la que publicó tras la desastrosa derrota del Frente de Todos en las PASO legislativas del año pasado y que determinó un cambio de magnitud en el staff presidencial. “No voy a seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político", denunció en septiembre de 2021. Y apuntó directamente contra Biondi. "¿El vocero tiene alguna otra función que desconocemos? ¿La de hacer operaciones en off por ejemplo? Verdadero misterio”, disparó.

Con Kulfas ocurrió algo similar. Un déjà vu. Apenas un día después de que los Fernández se mostraran juntos tras 3 meses -un gesto que pretendía exhibir alguna distensión en la interna- se conocieron comentarios tras bambalinas que enojaron a la Vice al punto de exteriorizar su fastidio por las redes sociales. CFK había despotricado en Técnopolis contra Techint, la empresa que proveerá los tubos para el gasoducto 'Néstor Kirchner', lo que recibió como réplica en off que cualquier queja debería dirigirse a Enarsa, la empresa que maneja las licitaciones y es conducida por La Cámpora, que habría favorecido -según esa versión- especialmente a la empresa de Paolo Rocca. Para eso utilizó la misma metáfora de "la lapicera" que la Vice enarboló durante el acto de celebración de los 100 años de YPF. Enarsa respondió con un comunicado de un inusual tono político apuntando directamente al ministerio de Kulfas. La Vice se hizo eco a través de un tuit en el que calificó de "injusto" y "doloroso" que funcionarios del mismo Gobierno produjeran "ataques" de ese tenor. Planteado así el escenario, a Fernández no le quedó otra que convalidar a su Vice, despegarse de cualquier sospecha y pedirle a Kulfas, a quien había sostenido luego de otros embates, que se vaya.

https://twitter.com/CFKArgentina/status/1533109537800175618

Viejo encono

Pero justo es decir que Kulfas ya había planteado públicamente lo que después se transmitió en off. "La empresa que licita es IEASA (Enarsa), que está conducida por gente que tiene una relación muy cercana con la vicepresidenta. Ahí están establecidas las condiciones" para la compra de los tubos, lo que obligaba a comprárselos a la filial brasileña de Techint (lo que motivó el fastidio de la Vice), dijo en una entrevista radial que se hizo el mismo viernes tras el acto en Tecnópolis. Pero CFK reaccionó ante el off, porque -como ella dijo (respecto a sí misma, claro)- hablar "en on" es una virtud. Además incluía algo que Kulfas no había hecho: deslizar sospechas de negociados.

El encono con Kulfas no es nuevo, pero quedó bien expuesta en Chaco, en mayo, cuando la Vice fue reconocida por una universidad. Allí brindó un discurso y contó una anécdota que representa el corazón de sus diferencias con Fernández. Dijo que había recomendado a un economista para la secretaría de Comercio Interior que Kulfas -de quien iba a depender- rechazó por tener una visión demasiado intervencionista, que el perfil que el futuro ministro diseñaba era de mayor diálogo con los sectores. La apuesta de CFK era Hernán Lechter, quien cree, y así lo dice, que las empresas -en la puja distributiva- deben ser "disciplinadas". Esa presunta blandura albertista fue esgrimida por la exPresidente también el viernes en Tecnópolis cuando pidió "sentarse con las empresas, pero no como amigos". Kulfas recogió el guante y retrucó: No tenemos amigos en el sector empresario, el Gobierno se sienta a discutir". Serían sus últimas declaraciones como ministro. No fue el primer cruce con la Vice, que en Chaco lo había acusado de escribir "un libro contra nosotros". Kulfas respondió que aquella publicación no era en contra de nadie, a la vez que desmintió haber desestimado a Letcher por su perfil duro, sino que se debió a que ya había sido designada Paula Español para el cargo.

https://twitter.com/alferdez/status/1533128775956840448

Reconfiguración

La abrupta salida de Kulfas puso a la defensiva al Presidente, que tuvo que apurar el anuncio de que Agustín Rossi volverá al Gobierno, esta vez en forma de titular de la AFI. Estaba previsto para el lunes. Rossi se había convertido tras la explosión de la guerra entre CFK y Fernández en un aliado de este último, oficiando en alguna medida de vocero de sus posiciones. Una incorporación como ministro potenciaría ese rol. Pero Rossi quedará a cargo de la agencia de Inteligencia y habrá que ver si como jefe de los espías podrá mantener ese perfil en un cargo que históricamente ha silbado bajito, más allá de la tonelada de declaraciones que supo hacer su hasta aquí interventora, la fiscal Cristina Caamaño.

El escándalo de Kulfas vuelve a reconfigurar el equilibrio de poder en el Gobierno. El kirchnerismo había retrocedido posiciones con la renuncia de Roberto Feletti en la secretaría de Comercio Interior, aunque el apoyo de CFK había menguado ostensiblemente. El cambio de manos en el ministerio de Desarrollo Productivo se produjo apenas semanas después de que la cartera se desprendiera del control de precios para que pase a la órbita de Guzmán. El ministro de Economía colocó allí a Guillermo Hang, quien en su primera semana intentó mostrar gestión en reuniones con alimenticias, supermercados y la CAME con el fin de reforzar el programa 'Precios Ciudados'. Al cierre de esta nota los nombres que circulaban como posibles reemplazantes de Kulfas eran Cecilia Todesca Bocco, hoy en Cancillería, exvicejefa de Gabinete y una espada económica del albertismo; la diputada Victoria Tolosa Paz, amiga personal del Presidente y despreciada por la Vice; y Daniel Scioli, embajador en Brasil y con la cintura suficiente como para mantener distancia de de las facciones en colisión de la interna oficialista.

ACTUALIZACIÓN: Tras la publicación de este artículo, la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, confirmó pasadas las 21:00 de este sábado 04/06 que Daniel Scioli asumirá como ministro de Desarrollo Productivo.

https://twitter.com/alferdez/status/1533168345930924032

Nuevo aire y fallido salvavidas

El affaire de Kulfas le da nuevo aire al kirchnerismo en la pelea intestina. A pesar de que se adueñó del acto de YPF, que pasó de ser uno institucional por el centenario de la petrolera a una reivindicación de su reestatización en su mandato, la Vice dejó en su discurso cierto clima de impotencia. Cuando instó a Fernández a hacer uso de "la lapicera" con "los que tienen que darle cosas al país", recordó que ya había utilizado esa metáfora del ejercicio del poder en una ocasión anterior. La mención implicaría que Fernández nunca hizo ese gesto, al menos en el sentido que ella reclamaba. Es decir, jamás atendió a sus pedidos. Allí la Vice encuentra su influencia limitada. Pero el verdadero drama de Cristina Kirchner lo expuso el camporista Andrés 'Cuervo' Larroque esta semana cuando afirmó que "sin la unidad (del oficialismo) no se puede y con la unidad no alcanza”, revelando que el kirchnerismo, aun en este marco de enfrentamiento, necesita a Fernández -o lo que él representa- para mantenerse competitivo, tanto como el Presidente necesita de CFK. Esa obturación de cualquier emancipación K del Frente de Todos y la decepción de la Vice expuesta en Tecnópolis terminaron disimulados por la nueva crisis en el albertismo con el despido de Kulfas, y con la Vice empoderada porque pudo arrebatarle un alfil al Presidente. No resultaría inverosímil que este antecedente envalentone al kirchnerismo para redoblar esfuerzos para conseguir la dimisión de su principal objetivo: Martín Guzmán.

Alberto Fernández, en tanto, otra vez se ve consumido por la interna del Frente de Todos a pesar de sus intentos de conseguir una tregua enfocando sus gritos hacia Mauricio Macri. Un salvavidas que no logró mantener la unidad a flote.

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