La longevidad aumenta en Argentina: ¿Una bendición o una preocupación?

Pero este número, en lugar de generar optimismo, preocupa porque de los 7,4 millones de mayores de 60 años que hay en Argentina, 750 mil no cobran jubilación y 3,1 millones cobran el haber mínimo ($252.798,48 el 11/2024). Además, el 50% carece de seguridad alimentaria, y el 10% sufre déficit cognitivo leve, que llega a 40% entre los mayores de 80 años.

Precisamente la población de mayores de 80 años es la que más crece, según la doctora Romina Rubin, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Gerontología. Pero Rubin explicó que "si bien logramos aumentar la expectativa de vida, no conseguimos incrementar los años libres de discapacidad”.

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Ante esta situación, Rubin indicó que es necesario desarrollar un “plan de detección precoz de pacientes en riesgo de fragilidad (el estado clínico que aumenta la vulnerabilidad de un individuo para desarrollar dependencia o mortalidad) en todos los niveles de la atención primaria”, y favorecer “la formación de enfermeras de enlace o referentes gerontológicos”, porque solamente hay 700 geriatras registrados en toda la Argentina.

Rolando Morgensterin, referente de CADIME, indicó que en Argentina: “No se puede hablar del envejecimiento saludable de la población, como plantea la OMS, sin una cobertura universal basada en la atención primaria, que reduzca las brechas en el acceso a los servicios de salud, independientemente de la condición socioeconómica”.

Por otro lado, el gerontólogo Edgardo Di Virgilio explicó que el aumento de la longevidad en la población implica una “crisis sociosanitaria”, debido a que la cuota mensual de “una residencia de larga estadía de mediana calidad es de 3.000.000 de pesos” en Argentina.

En cuanto a la internación de los pacientes longevos, Lorena Peralta, especialista en Gestión y Dirección de Instituciones de Salud, enfatizó que “uno de cada cinco pacientes es rehospitalizado en los treinta días posteriores al alta" y que uno de cada dos pacientes resulta afectado por un error de medicación. Este conjunto genera que los pacientes pierdan “30% de su capacidad funcional con una internación”, explicó Peralta.

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En este sentido, el presidente de CADIME, Guillermo Gómez Galizia, y el rector del Instituto Universitario IUDPT, Mariano Álvarez, subrayaron la relevancia de la capacitación del personal de la Salud, para “contribuir a un sistema más inclusivo y eficiente” y destacaron la necesidad de que “todos los actores del sector” se comprometan para enfrentar el impacto del envejecimiento poblacional sobre el sistema de salud.

En cuanto a los cuidados paliativos, la psicóloga Silvina Dulitzky, pidió por la implementación de la Ley Nacional de Cuidados Paliativos 27.678, que busca garantizar el acceso a cuidados paliativos para las personas con enfermedades que amenazan o limitan su vida a través de prestaciones en el ámbito público, privado y de la seguridad social. Esta norma fue sancionada en 2022 y reglamentada en 2023, pero todavía no fue implementada.

Por último, Javier Vilosio, jefe del área Técnica de CADIME y director del CECS, puso énfasis en que “el sistema de salud requiere modificaciones trascendentales no solo desde una perspectiva sanitaria, ya que también hay en juego un cambio en el modelo asistencial, con la enorme presión de la tecnología”.

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