Como Urgente 24 informó, un fatal accidente aéreo en la selva de Colombia dejó a cuatro menores huérfanos de los adultos y a la ‘buena de Dios’ durante 40 días, soportando las inclemencias climáticas y alimentándose con frutas para luego hallar los kits que los rescatistas le habían lanzado desde el cielo durante su búsqueda implacable. Pero, la supervivencia de los niños y el bebé de 11 meses se debió al rol de la hermana mayor de 13 años, Lesly, mientras que el “final feliz” fue gracias al olfato del perro rescatista Wilson que tras cumplir su deber se perdió entre la maleza.
"Continúa la Operación Esperanza, de acuerdo con las directrices del presidente (Gustavo Petro) (...) hasta que logremos recuperar al perro Wilson", declaró el martes el general Helder Giraldo de las Fuerzas Militares de Colombia y contó que se movilizaron 70 comandos como muestra del compromiso para dar con el paradero del ‘Can Héroe’, un pastor belga malinois de 6 años.
Es que Wilson estuvo en la “Operación Esperanza” desde el principio, cuando el Ejército halló la avioneta Cessna 206 en la selva con los tres adultos abordo muertos (piloto, madre de los niños y un familiar). Luego, Wilson encontró la mamadera de Cristin (1) —uno de los menores perdidos junto a sus hermanos Lesly (13), Soleiny, (9) Tien Noriel (5)— a 4 kilometros de la escena de la avioneta, que sumado a las frutas masticadas, pañales desechados y refugio improvisado que fueron encontrados, era un claro indicio de que aún seguían con vida.
Estos niños en algún momento se toparon con Wilson, quien les hizo una agradable compañía, pero luego se esfumó por completo en el espeso follaje de las plantas.
"Fue el primero en encontrar a los niños", dijo el general Sánchez, mientras que otro personal del Ejército explicó que “debido a la complejidad del terreno, la humedad y las condiciones meteorológicas adversas, (Wilson) se desorientó".
De hecho, las sobrevivientes Lesly y Soleiny que ahora están recuperándose con sus hermanos en un hospital de Bogotá (dado el leve cuadro de desnutrición), plasmaron su amor a Wilson en un tierno dibujo del can entre los árboles y cerca de un río.
En relación a ello, Astrid Cáceres, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), informó el sábado (10/06/23) que Lesly "contó (...) del perrito que se perdió, que no sabe dónde está, y que estuvo con ellos un tiempo".
El tema es que Wilson no llevaba GPS como es usual en los cánidos entrenados para detección de explosivos, droga y rescate, ya que en esta área residen grupos guerrilleros que podían geolocalizarlos. Paola Romero, profesora y dueña del perro, lamentó que el Ejército "no haya tomado las precauciones necesarias".
Vivos y sanos
Los hermanos sobrevivientes tenían experiencia en terrenos pantanosos, con fauna peligrosa y malezas, porque vivían en con su padres y sus pares de la etnia uitoto en un pueblo del centro del Amazonas llamado Araracuara, locación donde hace décadas hubo una cárcel para los criminales más peligrosos de Colombia. Entonces estos niños ya habían aprendido a lidiar con felinos gigantes, culebras y plantas venenosas.
Así, la primogénita Lesly, de 13 años, lideró el periplo selvático, guiándose por los rayos del sol, las ramas rotas para buscar caminos transitables y con conocimiento de qué hongos eran comestibles, así lo acreditó un tío de la menor a una agencia de noticias.
Estos niños sobrevivientes hicieron 'fariña' para alimentarse, que es una harina que se procesa en base a la yuca amarga, comieron pepas de la palma de "seje"(semilla de las palmeras) y consumieron "avichure" parecido al maracuyá, siendo prácticas alimenticias que aprendieron de su abuela Fátima, misma que gritó en la intensa búsqueda algunas palabras en lengua uitoto (que resonaban en la selva a través de los altoparlantes de aviones de la Fuerzas Armadas).
La madre de Lesly, Magdalena Mucutuy, llevó a ella y sus hermanos a un viaje en la Cessna 206, matrícula HK 2803, piloteada por un ex taxista, para encontrarse en San José del Guaviare con su padre Manuel Ranoque, representante indígena de Araracuara en el exilio tras ser amenazado por la guerrilla, y empezar una nueva vida en Bogotá.
Pero una falla del motor, según última comunicación con la torre de control, ocasionó que la avioneta pierda altura y el piloto presuntamente intentó amerizar en el rio, no le dio tiempo y se estrelló en la arboleda. Los dos sujetos murieron en el acto, mientras que la madre de los niños pereció durante tres días por las heridas de gravedad, según los rescatistas.
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