En el Día Mundial del Inodoro, se busca visibilizar la falta de acceso a saneamiento básico que afecta a millones en Argentina y el mundo, poniendo en riesgo su salud y dignidad. Disponer de una conexión a redes cloacales no solo previene enfermedades, sino que también mejora la calidad de vida y protege el ambiente.
NECESIDAD QUE HACE AGUA
Día Mundial del Inodoro: Un lujo que 6 millones de argentinos todavía no tienen
En pleno 2024, más de 6 millones de argentinos no tienen inodoro ni saneamiento básico, un servicio básico esencial para la salud, la dignidad y el ambiente.
19 de noviembre de 2024 - 08:00
En pleno 2024, más de 6 millones de argentinos no tienen inodoro ni saneamiento básico, un servicio básico esencial para la salud, la dignidad y el ambiente.
Una deuda estructural que persiste en Argentina
En pleno siglo XXI, la falta de acceso a un inodoro sigue siendo una problemática estructural en Argentina. Según datos de la ONG Módulo Sanitario, más de 6 millones de personas carecen de este servicio básico, siendo las provincias más afectadas Santiago del Estero, Formosa y Salta, con más del 20% de sus viviendas sin baño o letrina. Misiones y Santiago del Estero enfrentan otra estadística preocupante: menos del 30% de las viviendas están conectadas a la red pública de cloacas, un indicador que evidencia un déficit histórico en infraestructura.
En las áreas rurales, donde el desarrollo de servicios básicos es menor, la falta de instalaciones adecuadas expone a las comunidades a enfermedades y reduce la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, el problema no se limita al campo: en las ciudades, el crecimiento desorganizado de las villas miseria, sumado a la insuficiente planificación urbana, agrava la brecha. Según el INDEC, cerca del 40% de las viviendas en todo el país no tienen sus desagües conectados al sistema cloacal, lo que perpetúa las desigualdades sanitarias.
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Saneamiento: clave para la salud y el desarrollo sostenible
La carencia de inodoros y saneamiento adecuado hacen proliferar enfermedades como el cólera, la diarrea y la hepatitis A, que son especialmente letales en niños menores de cinco años. Además, el no tener instalaciones privadas afecta la seguridad de mujeres y niñas, quienes sufren mayores riesgos de violencia al defecar al aire libre o en lugares inseguros.
A nivel global, la situación no es menos alarmante: 2.000 millones de personas carecen de servicios básicos de higiene, y 419 millones aún practican la defecación al aire libre, según la OMS y UNICEF. En paralelo, casi la mitad de las aguas residuales domésticas en el mundo se vierten en ríos y mares sin tratamiento alguno, afectando ecosistemas enteros.
El saneamiento previene enfermedades, y a la vez es un factor de dignidad humana, por lo que invertir en infraestructura cloacal mejora la calidad de vida, reduce la contaminación ambiental y promueve un desarrollo sostenible. En el marco del Día Mundial del Inodoro, es necesario que se priorice este tema para cerrar las brechas de inequidad que afectan tanto a Argentina como al mundo.
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