El precio internacional de la soja, una de las principales fuentes de divisas para la Argentina, cayó a su nivel más bajo en cuatro años, situándose en 260 dólares por tonelada en el mercado de Rosario para la campaña 2024/25.
EL MÁS BAJO EN 4 AÑOS
Soja: Su bajo precio enciende una alarma sobre el productor
Tal como señalan desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el precio internacional de la soja, cayó a su nivel más bajo en cuatro años.
Tal como señalan desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), esta cifra no solo representó un descenso del 7% respecto al ciclo 2023/24, sino que también marcó un mínimo histórico desde 2018/19, lo que encendió las alarmas en toda la cadena productiva del complejo oleaginoso.
Más volumen, menos ingresos
A pesar de la recuperación proyectada en la producción sojera, que alcanzaría los 53,15 millones de toneladas en la próxima campaña (+6% interanual), el incremento en cantidad no compensó la caída en los precios internacionales. El valor total de la producción sojera se calculó en 13.786 millones de dólares, apenas un 0,6% menos que en la campaña actual. Aunque esta cifra prácticamente duplicó los valores de la catastrófica campaña 2022/23, afectada por la sequía más severa en seis décadas, los márgenes para productores, exportadores e industriales siguen ajustándose drásticamente.
Márgenes en rojo: Los peores resultados en siete años
El resultado bruto por hectárea para la campaña 2024/25 se proyecta en 223,8 dólares, lo que implica una contracción del 20% respecto a 2023/24 y una caída del 25% frente al promedio de los últimos cinco años. Estos márgenes no solo reflejaron un contexto de mayores costos y menores ingresos, sino que fueron los más bajos desde la campaña 2017/18, excluyendo los devastadores efectos de la sequía reciente.
Este escenario evidenció un ajuste profundo en toda la cadena de valor de la soja, que históricamente aporta cerca de un tercio de las exportaciones argentinas. Con precios deprimidos y márgenes estrechos, el productor enfrenta su período más desafiante de los últimos años, requiriendo un clima más favorable y políticas que alivien la carga impositiva para sostener la rentabilidad del sector.
Soja: Precios internacionales en picada
El desplome en las cotizaciones de la soja respondió a un contexto global de normalización de las cadenas de suministro tras las disrupciones de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, que habían llevado los precios a niveles récord en 2021 y 2022. Este año, sin esos factores de presión y con un mercado global mejor abastecido, los valores volvieron a terreno bajo, dejando a la producción argentina en una posición de vulnerabilidad frente a las fluctuaciones externas.
El desafío del clima
Si bien las proyecciones actuales anticipan una producción robusta, el camino aún es largo y está lleno de incertidumbres. La soja apenas comienza a sembrarse, y los rendimientos dependerán de que las condiciones climáticas durante el verano sean normales, permitiendo alcanzar al menos los rindes promedio de largo plazo.
En este contexto, los productores enfrentan no solo una contracción de los márgenes, sino también un escenario de alto riesgo, donde cualquier anomalía climática podría amplificar las dificultades económicas.
Una señal de alerta
Con un complejo sojero que genera un tercio de los dólares por exportaciones del país, el impacto de esta contracción no se limitará al sector agroindustrial. La caída en los ingresos del campo tendrá efectos en cascada sobre las finanzas públicas, la balanza comercial y el nivel de actividad económica en las regiones productoras.
Este escenario exigió una respuesta coordinada entre los actores del sector y el Gobierno, que permita mitigar el impacto de los precios bajos y garantizar un piso de rentabilidad para los productores en un año que se perfila como determinante para el futuro del agro argentino.
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