OPINIÓN

FERNÁNDEZ Y WERETILNECK

Alberto, en Río Negro, pagan más los que menos tienen

Tras los duros tarifazos de la "era Macri", los impuestazos de la nueva "era" terminarán por liquidar ¿los mismos bolsillos? Las fuertes subas impositivas que se vienen registrando a lo largo y a lo ancho del país son muestra clara de que, lejos de las declaraciones del Alberto Fernández, de que los que "mejor están" deberán pagar el ajuste y el (intento de poner) orden en las cuentas, lo deberán hacer los que "menos tienen". El caso de la provincia del senador Alberto Weretilneck, quien ante la imposibilidad de volver a gobernar su provincia, logró imponer allí a Arabela Carreras, es un claro ejemplo de ello, y el diario 'Río Negro' lo dejó expuesto claramente en un artículo, donde compara el Impuesto Inmobiliario y el Automotor:

GENERAL ROCA (Río Negro). La desigualdad económica y social es un tema de discusión permanente en nuestro país.

Las discrepancias aumentan en tiempos de crisis, en donde los sufrimientos no se reparten por igual y las políticas sociales compensatorias resultan insuficientes.

Algunos estudios reflejan la tendencia de una concentración creciente de la riqueza en los niveles superiores de la distribución. En parte, esto se da por el regresivo sistema impositivo existente. Río Negro no queda fuera de este contexto.

Las recientes subas registradas en el impuesto automotor dispararon el debate sobre los desvíos existentes en el sistema tributario provincial. Hoy, una familia tipo paga menos al Estado rionegrino por su casa de 120 metros cuadrados (impuesto Inmobiliario) de lo que paga (Patente) por su auto sedán modelo 2016.

¿Cómo es posible que aporte menos la propiedad que tiene un valor de más de 8 millones de pesos contra el automóvil que cotiza por debajo de los 700.000 pesos en el mercado? La respuesta se puede resumir en la falta de decisión política de colocar un valor real de mercado a las propiedades existentes en la Provincia y, consecuentemente, que tributen sobre ese monto. Clara consecuencia de una economía bimonetaria, en donde los impuestos se encuentran pesificados y el metro cuadrado de la propiedad está dolarizado.

Este esquema se ve reflejado en los ingresos fiscales que tiene Río Negro. Para el año en curso el presupuesto de la Provincia proyecta recaudar unos 1.100 millones de pesos por el impuesto Inmobiliario y algo mas de 2.200 millones con el automotor. Justo el doble.

En los países de la región la relación Inmobiliario/Patentes muestra un promedio de 6 a 1. En los europeos es superior en 10 a 1. Es decir, por cada euro que se recauda en Patentes ingresan 10 euros por el cobro del impuesto equivalente a nuestro Inmobiliario. En Río Negro por cada peso que llegará este año a las arcas provinciales vía Patentes sólo ingresarán 0,5 pesos por Inmobiliario. Una relación totalmente inversa respecto del resto del mundo. Para ser justos, hay que aclarar que esta distorsión es potestad de todas las provincias.

Si se tienen en cuenta las tendencias regionales, el potencial de recaudación anual en Río Negro sobre el impuesto Inmobiliario podría alcanzar los 13.000 millones de pesos. Una cifra enorme para los poco más de 1.100 que proyectan ingresar al fisco provincial este año por el tributo.

Sentido común

Toda esta distorsión comienza con el terreno y el bajo valor fiscal declarado. Sobre esa tierra un emprendedor decide construir algo que le permita complementar su alicaída jubilación futura. La obra contempla dos locales en planta baja y dos pisos superiores con dos departamentos de dos ambientes en cada uno de ellos. Suma alrededor de 350 metros cuadrados.

El trabajo termina a los 24 meses. En todo ese período el desarrollador sigue pagando el Inmobiliario como terreno baldío hasta que presente el fin de obra para que le entreguen las nomenclaturas catastrales de cada una de las unidades. El sentido común nos señala que lo lógico es que, en la medida que avance la obra, el Estado debería actualizar el Inmobiliario, ya que el valor de esa propiedad cambia en forma progresiva durante el período bajo análisis. Sin embargo, no hay política fiscal para ingresar con el tributo al inicio de obra.

Pero esto no queda aquí. Muchos son los desarrolladores -siguiendo con este ejemplo- que, una vez terminada la obra, siguen sin declararla. Es decir, obtienen renta con el alquiler de estas nuevas propiedades, pero el complejo sigue pagando como baldío. Hoy existen varios edificios en estas condiciones localizados en distintas ciudades rionegrinas. Conclusión, podemos decir que este tipo de emprendedores se terminan financiando con fondos del Estado.

No solo se observa este tipo de conducta en ciertos desarrolladores de nuestra región, existen muchas viviendas familiares ya terminadas que siguen pagando el Inmobiliario como terreno baldío ya que nunca declaran el fin de obra de su construcción.

Inequidades

Cuando se analiza el impacto real de los tributos sobre el contribuyente -en este caso específico- queda claro que es mucho mayor la presión impositiva que percibe una persona que alquila y tiene un auto para trabajar que, por ejemplo, aquella que construye y tienen varias propiedades para alquilar.

Es decir, en la combinación de estos dos tributos provinciales, el impacto mayor lo soporta el que menos tiene.

Tomada en cuenta esta consigna, el esquema tributario actual en Río Negro no cumple con los principios de eficiencia y equidad para los cuales fue creado. Los números que muestra el impuesto Inmobiliario desnudan esta cruda realidad.

Qué hacer para cambiar las distorsiones

Lo primero que se necesita es voluntad política. Existen decenas de impuestos en las provincias que son totalmente distorsivos para la economía y regresivos para la mayor parte de la sociedad.

Los bajos valores que muestra el impuesto Inmobiliario se pueden corregir con los datos catastrales que ya existen en las Agencias de recaudación de cada uno de los distritos.

Para poner en marcha este cambio estructural en el esquema fiscal rionegrino debería existir una estrategia que permita:

- Subir progresivamente el valor fiscal de las propiedades hasta que se acerquen al 80% del precio real del mercado.

- Distinguir quiénes son los que están eludiendo este tributo.

- Que la nueva carga tributaria se compense con la baja de impuestos entre los distintos sectores productivos.

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