No importa el color político: la oposición al kirchnerismo y al peronismo en la provincia de Buenos Aires coincide en que la única forma de ponerles fin en términos políticos es mediante la unidad. Por eso, en estas horas, la UCR se encuentra entre la espada y la pared.
En medio de negociaciones políticas clave en la provincia de Buenos Aires, donde se define buena parte del mapa electoral nacional, la Unión Cívica Radical atraviesa un dilema que ya vivió antes: sumarse a una coalición liderada por otro partido con riesgo de quedar relegada.
En esta oportunidad, el debate gira en torno a un posible acuerdo con La Libertad Avanza, el espacio de Javier Milei, pero el recuerdo de su paso por Juntos por el Cambio y la experiencia con Mauricio Macri sigue latente.
LLA puede ser traicionera
Dentro de la UCR hay un sector que observa con preocupación la posibilidad de integrar un frente con Milei. El principal miedo es claro: que se repita la lógica que rigió durante el gobierno de Cambiemos, donde muchos radicales sintieron que fueron utilizados para ampliar la base electoral pero luego fueron excluidos de las decisiones más importantes.
El fantasma de la experiencia con Mauricio Macri los persigue y muchos temen respecto de la "palabra" de los líderes de LLA en la provincia que hoy gobierna Axel Kicillof.
Cuando integraron JxC en la presidencia de Macri, la UCR aportó estructura, candidatos e historia, pero terminaron siendo furgón de cola.
Una alianza incómoda
Aunque para algunos radicales el objetivo de terminar con el kirchnerismo justifica casi cualquier alianza, otros cuestionan los costos de esa estrategia. “Personalmente, veo que en el radicalismo del interior hay simpatía con La Libertad Avanza, es algo similar a lo que ocurrió con Macri en 2014-2015”, reconoció al portal TN un legislador bonaerense. La comparación no es casual: muchos sienten que el final puede ser el mismo.
Por ahora, el radicalismo analiza distintos caminos, en un contexto marcado por la polarización. En algunos distritos, la posibilidad de recrear Juntos por el Cambio, ahora sumando a Milei, está sobre la mesa. En otros, incluso se evalúa una alianza con el peronismo que responde a Axel Kicillof, aunque esta opción es mucho menos probable y enfrenta la resistencia del presidente del partido en la provincia, Maximiliano Abad.
La ilusión de un centro propio
Una tercera vía también gana adhesiones: construir un espacio independiente, de centro, alejado tanto del kirchnerismo como del oficialismo libertario. "El radicalismo tiene la oportunidad de consolidar un espacio propio, especialmente en el plano local", opinó un referente partidario.
Esa visión es la que impulsa, por ejemplo, el sector que rodea a Facundo Manes. “Lo que está claro es que, si Facundo juega, no lo hará ni con LLA-PRO ni con una UCR que se pliegue a ese esquema”, sostienen en su entorno. Para ellos, la clave es no caer en alianzas por conveniencia que diluyan el perfil partidario: "Si hay un centro, debe ser intenso, popular y no una suma de dirigentes sin votos".
Entre el riesgo y la necesidad
El escenario más temido es el de una UCR dividida, con distintos sectores cerrando acuerdos por separado. También persiste la opción de competir con sello propio, pero ese camino, en la provincia de Buenos Aires, podría significar una elección con bajo caudal de votos.
Mientras el PRO y La Libertad Avanza avanzan en un acuerdo electoral, los radicales enfrentan un dilema que ya conocen demasiado bien: elegir entre ser parte de un frente poderoso pero con poco lugar en la mesa de decisiones, o intentar sostener su identidad, aún a riesgo de quedar afuera de la discusión central.
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