El destape de los abusos sexuales a más de cien menores ha sacudido a la Iglesia anglicana y se ha llevado puesto a su máximo líder, el arzobispo Justin Welby, quien tuvo que renunciar por encubrimiento, y ahora, podría sucederlo por primera vez una mujer en ese cargo.
CAEN DOGMAS
Cambio de Era en la Iglesia anglicana: Mujer como arzobispo tras el escándalo de abusos
Tras la dimisión del arzobispo de Caterbury por supuestamente encubrir abusos, la Iglesia Anglicana se encuentra en un momento histórico y evalúa como sucesor a una líder mujer, por primera vez. Se trata de la obispa de Chelmsford.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dimitió el martes pasado por haber encubierto la ola de abusos sexuales perpetradas por un pedófilo asociado a la Iglesia de Inglaterra.
Más de 100 jóvenes en Inglaterra, Zimbabue y Sudáfrica fueron víctimas de John Smyth, un abogado y prolífico abusador cercano a la Iglesia anglicana, que fue encubierto por varios líderes del clero, incluido el arzobispo de Canterbury.
Se baraja una arzobispo mujer tras el escándalo de abusos
La Iglesia anglicana, que cuenta con 85 millones de fieles en todo el mundo, ha intentado calmar la conmoción social tras que se hiciera público un informe que reveló que durante décadas la institución encubrió abusos físicos y sexuales del abogado John Smyth, a más de 100 niños y jóvenes.
Smyth dirigía a varios campamentos de verano cristianos en los años 1970 y 1980. Era un miembro de alto rango de la organización benéfica cristiana Iwerne Trust y se lo considera como el abusador en serie más prolífico asociado a la Iglesia de Inglaterra, según una revisión independiente encargada un año después de su muerte en 2018.
El pederasta y abogado sometió a sus víctimas, menores de edad, a una serie de ataques físicos, sexuales, psicológicos y espirituales traumáticos.
La propia organización anglicana Iwerne Trust llevó a cabo una investigación en 1982 que descubrió que Smyth llevaba a los alumnos a su casa cerca de Winchester, le realizaba azotes con una caña de bambú y los violaba. Unos ocho de los menores recibieron un total de 14.000 latigazos durante tres años, mientras que otros dos unos 8.000 golpes en total, lo que revela el sadismo del pederasta.
Smyth abandonó Zimbabue luego de que fuera acusado del homicidio involuntario de Guide Nyachuru, de 16 años, en 1996. El joven había muerto cuatro años antes en uno de los campamentos organizados por Smyth, según informó France 24.
“Otra víctima, Richard Gittins, fue golpeado tan fuerte que tuvo que usar un pañal para cubrir sus heridas: 'Dijo que no era suficiente arrepentirse de los pecados, que debían ser purgados a golpes. Tuve que sangrar por Jesús'”, sentenció el Dayly Mail.
“Después de diez golpes, sentí que me ardía la piel. Después de 20, sentí que la sangre me corría desde las nalgas hasta las piernas. A los 30, se detuvo y me abrazó por detrás, apoyándose en mi espalda, acariciando mi cuello con su cara y susurrando lo orgulloso que estaba de mí”, dice el testimonio de otra de las víctimas de Smith, según recogió el tabloide británico.
Pero la filtración a la prensa británica tardó 30 años en llegar, aunque sí notificaron antes a miembros del clero de los abusos.
Un informe reveló que el máximo líder religioso de los anglicanos, el arzobispo de Canterbury, no actuó adecuadamente cuando escuchó por primera vez sobre la ola de abusos, que él alega que se enteró en el 2013, pero las víctimas dicen que fue antes.
“A pesar de los esfuerzos de algunas personas por llamar la atención de las autoridades sobre los abusos, las respuestas de la Iglesia de Inglaterra y de otros fueron totalmente ineficaces y equivalieron a un encubrimiento”, afirma el reporte revelador.
El arzobispo de Canterbury, un encubridor de un pedófilo serial
Tras divulgarse el caso de los abusos sexuales en los tabloides, el arzobispo de Canterbury no tuvo más remedio que pedir perdón antes de renunciar y asumió la responsabilidad de los errores cometidos desde que hace once años le notificaron los abusos cometidos por el abogado John Smyth.
El arzobispo incluso aceptó que "personalmente no se aseguró de que... la terrible tragedia fuera investigada enérgicamente".
Una mujer puede sustituir a Welby como arzobispo
Guli Francis-Dehqani, obispa de Chelmsford, se perfila como una de las posibles sustitutas de Justin Welby, arzobispo de Canterbury que dimitió como máximo líer anglicano durante el pasado martes tras ser acusado de encubrir abusos del pederasta Smith.
La obispa de Chelmsford, nacida en Irán, llegó a Gran Bretaña a los 13 años de edad: podría coronarse como la primera mujer en ostentar el máximo cargo de arzobispo.
A su vez, su candidatura coloca sobre la palestra los millones de fieles anglicanos en África y Asia, ex colonias inglesas. Si acaso Francis-Dehqani fuera elegida, esto marcaría una nueva Era en el anglicanismo, que por estos días intenta luchar contra las divisiones internas sobre género, los abusos perpetrados por el clero y la necesidad de equilibrar sus raíces británicas con su creciente presencia en el Tercer Mundo.
“Es justo que el arzobispo Justin haya dimitido. Esta dimisión no resuelve el profundo fracaso de la Iglesia en materia de protección y el trauma que sigue sufriendo la Iglesia y sus víctimas y supervivientes de abusos relacionados con ella”, afirmó la arzobispa de Newcastle, Helen-Ann Hartley, que respalda a su colega fémina en su candidatura.
Dentro de los nombres que se barajan para suceder al arzobispo, aparte de la obispa de Chelmsford, están: Martyn Snow, obispo de Leicester, y Graham Usher, obispo de Norwich.
Ya en el 2014 la Iglesia de Inglaterra rompió con una tradición de más de dos mil años, cuando nombró a la primera obispo mujer, Libby Lane, de 47 años, casada y con dos hijos, ordenada sacerdote en 1994.
Pero nunca el anglicanismo ha tenido a una mujer como máxima líder, y entonces, esta podría ser la primera vez.
Sin embargo, desde aquel entonces cuando asumió como obispo una mujer, en la Iglesia anglicana empezó a ser moneda corriente que ellas estén al frente de los obispados. Incluso, para julio del 2018, se nombró por primera vez a una mujer negra como obispo, demostrando que el dogma está hecho para agiornarse y rompiendo con los prejuicios y la discrminación en torno a los roles de género y a la cuestión racial.
Se trató de Rose Josephine Hudson-Wilkin, responsable de la diócesis de Dover, que nació en Montego Bay hace 58 años. Fue criada por su padre y una tía luego de que su madre se fuera a trabajar a Gran Bretaña. A los 20 años, la afro se mudó al Reino Unido para recibir entrenamiento eclesiástico. A los 33, llegó a la ordenación, sin saber que se convertiría en la primera obispo negra del anglicanismo.
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