27 años del estreno de "Titanic": Un rodaje con historias llamativas y bizarras

Un Jack y una Rose que casi naufragan antes de zarpar

Aunque hoy en día Leonardo DiCaprio es sinónimo de Jack Dawson, el papel pudo haber tenido otro candidato. Y es que en aquel entonces, los estudios preferían a actores como Matthew McConaughey, Brad Pitt o Tom Cruise, que ya eran conocidos en la industria. Jeremy Sisto incluso (de La ley y el orden) llegó a filmar algunas escenas con Kate Winslet, pero no convenció al director James Cameron, hasta que perdió el papel ante un jovencísimo y casi desconocido DiCaprio (por entonces, con tan solo 23 años, lo más exitoso que había hecho fue "Romeo + Julieta"). Cameron, según se dice, al principio dudó de Leo, pero su frescura juvenil y la innegable química con su compañera terminaron de sellar la decisión.

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Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en "Titanic" es sin duda una de las parejas con más química de la historia del cine. Ninguno de los dos la tuvo fácil para conseguir sus respectivos roles.

Pero para Kate Winslet tampoco fue fácil. Aunque ahora se la asocia a Rose, compitió contra Nicole Kidman, Jodie Foster y hasta con la mismísima reina del pop, Madonna. Winslet, que por entonces tenía una carrera decente, persistió hasta convencer a Cameron de que ella era la elección correcta. Es más, en una entrevista recordó haberle dicho: "Si no me eliges, estás loco". Así que, la obstinación de la británica de 22 años terminó por ganarle el respeto del director y el lugar que cambiaría su vida.

El comienzo entre los protagonistas, por otro lado, fue un poco torpe. Durante su primer encuentro, Kate se estaba maquillando para una escena completamente desnuda, hasta que entró DiCaprio y quedó atontado de verla. "Le dije: 'Vamos a pasar todo el día así; más vale que lo superemos ahora'. Eso rompió el hielo", bromearía ella en una entrevista con People un año después.

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Cuando se conocieron, Winslet sorprendió a DiCaprio mientras ella se maquillaba. La actriz contó que, como iban a estar desnudos, eso serviría para romper el hielo.

Accidentes, nombres ocultos y otras sorpresas en "Titanic"

El rodaje de Titanic estuvo lleno de momentos extraordinarios, algunos más planeados que otros. Para evitar que el proyecto se filtrara a la prensa, James Cameron usó el título Planet Ice ("Planeta Helado") como nombre clave del proyecto. Aunque no era más que una estrategia, imaginar que esta épica película podría haberse llamado de otra manera hoy resulta casi un sacrilegio.

Sin embargo, lo más llamativo de todo pasó al final de la filmación. Durante la última noche, alguien contaminó la comida del set con fenciclidina, una potente droga alucinógena, y más de 80 miembros del equipo (incluyendo asistentes y técnicos) fueron hospitalizados, víctimas de alucinaciones. Por suerte, ni Kate Winslet ni Leonardo DiCaprio estaban presentes, pero el hecho quedó como una de las anécdotas más bizarras de la producción. A día de hoy, el culpable nunca fue identificado.

La obsesión de Cameron por la autenticidad llevó a que varias de las escenas subacuáticas incluyeran imágenes reales del Titanic. El director realizó 12 inmersiones al sitio del naufragio, capturando unas impresionantes imágenes que terminaron en la edición final de la película. Y el presupuesto, que ascendió a $200 millones, superó incluso lo que costó construir al Titanic original, entre 1910 y 1912, por $7.5 millones (unos $150 millones en 1997).

La improvisación también fue importantísima durante la grabación de la película. Aquella inolvidable escena donde Jack le enseña a Rose a escupir como un hombre fue idea de DiCaprio y salió de la libertad creativa que Cameron le ofreció a los actores. Incluso, el icónico momento donde Rose lo escupe a Cal en la cara se le ocurrió a Winslet, a quien le pareció que sería un gesto más visceral que un simple pinchazo con una horquilla para el pelo (como estaba originalmente planeado), dado que Rose era su prometida. Cameron estuvo de acuerdo, y el resultado es una de las escenas más recordadas de la cinta.

Titanic, además de marcar un antes y un después en el cine por su ambición técnica, lo hizo también por sus historias tras bambalinas, que demuestran cuánto trabajo, pasión y casualidades se necesitan para crear una obra inolvidable tras casi tres décadas.

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