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EXCESO DE INCERTIDUMBRE

Mercosur-UE y un acuerdo que hace temblar al complejo sojero

El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, presentado como un triunfo diplomático, despierta tantos aplausos como interrogantes.

El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, presentado como un triunfo diplomático, despierta tantos aplausos como interrogantes. Con promesas de integración y oportunidades comerciales, el pacto enfrenta críticas por las desigualdades que podría profundizar dentro del bloque y los costos que Argentina debería asumir a corto y mediano plazo. El complejo sojero no puede descansar tranquilo.

Un Mercosur fracturado

Lo señalan desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el avance hacia la ratificación del tratado pone a prueba la cohesión del Mercosur. Según el entendimiento alcanzado, si el Congreso argentino lo aprueba, el acuerdo comenzará a regir de manera bilateral, incluso si otros miembros del bloque no lo hacen.

Esta medida, que flexibiliza la implementación, amenaza con desdibujar la unión aduanera y el arancel externo común, dos pilares del Mercosur.

Especialistas como Félix Peña advierten que este esquema puede debilitar aún más la integración regional, exponiendo diferencias que ya son evidentes entre los países miembros. Especialistas como Félix Peña advierten que este esquema puede debilitar aún más la integración regional, exponiendo diferencias que ya son evidentes entre los países miembros.

El complejo sojero: ¿Motor de divisas o víctima fiscal?

El complejo de la soja, columna vertebral de las exportaciones argentinas, está en el centro de este acuerdo. Con el 49% de las ventas a Europa, este sector verá cambios significativos en los derechos de exportación.

Actualmente, la retención para derivados de la soja se ubica en torno al 33%, pero el tratado establece un tope del 18%, que descenderá gradualmente al 14% en diez años. Actualmente, la retención para derivados de la soja se ubica en torno al 33%, pero el tratado establece un tope del 18%, que descenderá gradualmente al 14% en diez años.

Si bien este esquema alivia la carga fiscal del sector, el impacto sobre la recaudación estatal será significativo. En 2024, las retenciones a la soja representaron US$ 4.400 millones, casi el 80% de lo recaudado por derechos al sector agropecuario. ¿De dónde saldrá el ingreso que compense esa pérdida? Es la gran incógnita para un Estado que depende críticamente de estos fondos en medio de una crisis económica profunda.

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Beneficios comerciales: Ventajas tardías

Uno de los argumentos oficiales es el acceso preferencial al mercado europeo, pero el análisis detallado revela que varias ventajas llegan con retraso. La harina de soja, principal producto de exportación hacia la UE, ya cuenta con arancel cero.

Otros productos, como el aceite de soja y el biodiésel, enfrentarán cronogramas extensos de desgravación que podrían diluir su competitividad frente a otros jugadores internacionales. Otros productos, como el aceite de soja y el biodiésel, enfrentarán cronogramas extensos de desgravación que podrían diluir su competitividad frente a otros jugadores internacionales.

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Además, Europa ha reducido su demanda de productos sojeros en los últimos años, mientras Brasil y Ucrania se consolidaron como los principales proveedores. Para la Argentina, que llega a este acuerdo con una base exportadora debilitada, las oportunidades parecen más limitadas de lo que el discurso oficial promete.

Regulaciones ambientales

El tratado también incluye normativas ambientales que podrían complicar el acceso a mercados europeos. La reciente legislación de la UE exige que los productos sean libres de deforestación, un estándar que podría ser difícil de cumplir para ciertos sectores locales. Aunque el Mercosur logró concesiones, como más tiempo para adaptarse, las exigencias europeas no dejarán de ser una barrera para las exportaciones.

A esto se suma el Mecanismo de Ajuste de Carbono en la Frontera, una herramienta que Europa podría usar para imponer costos adicionales a productos que no cumplan con sus estándares ambientales. Aunque el acuerdo establece mecanismos para resolver disputas, el poder de negociación de Argentina es limitado frente a un bloque tan consolidado como la UE.

Incertidumbre

El gobierno argentino celebra este entendimiento como una victoria en la inserción internacional del país, pero el acuerdo llega en un momento donde el Mercosur exhibe más debilidades que fortalezas. Mientras Brasil avanza como socio preferencial de Europa y los demás miembros del bloque priorizan agendas nacionales, la Argentina enfrenta el desafío de implementar un tratado que promete beneficios inciertos y costos inmediatos.

En un país donde las necesidades fiscales chocan con las urgencias productivas, la gran pregunta es si este acuerdo será la puerta hacia una integración genuina o una estrategia que profundice las desigualdades internas y externas. Como en tantas otras decisiones, el tiempo será el juez implacable de estas políticas.

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