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Bonar 2029: La apuesta de Caputo para medir cuánta confianza queda

El Bonar 2029 llega en un momento crítico, con vencimientos fuertes, poca demanda y una señal del Gobierno que busca medir hasta dónde llega la confianza.

El Gobierno volvió a mover el tablero financiero con la emisión de un nuevo bono en dólares, bajo ley argentina, que vence en noviembre de 2029 y se lo denominó como el Bonar 2029. No se trata solo de un instrumento más, en la City, se lo interpreta como un mensaje sobre la estrategia del Tesoro, el manejo de los vencimientos en moneda dura y, sobre todo, sobre la posibilidad concreta de que Argentina esté preparando su regreso a los mercados internacionales.

El clima es de expectativa porque cada paso de Caputo marca el pulso de un mercado que, aunque más estable, sigue extremadamente sensible.

Cómo es el Bonar 2029

El título pagará un cupón del 6,5% anual en dólares, distribuido en mayo y noviembre. El capital se devuelve todo junto en 2029, lo que en el mercado se conoce como estructura bullet.

Lo verdaderamente importante no es el cupón, sino la tasa final a la que lo termine colocando el Tesoro. Esa tasa dependerá del precio de corte de la licitación. Un precio más bajo implicará un rendimiento más alto. En otras palabras, el mercado definirá cuánto le cobra al Gobierno por prestarle dólares.

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Para qué se emite

El Ministerio de Economía comunicó que lo recaudado se usará para pagar una parte de los vencimientos del AL29 y AL30 que caen el 9 de enero de 2026.

Al mirar los números finos, aparece la primera sorpresa. Los compromisos totales de enero ascienden a US$4.221 millones, entre Bonares y Globales. Pero el monto de capital específicamente asociado al AL29 y AL30 suma US$1.188 millones. Eso implica que, si el Gobierno realmente quiere cubrir solo una parte, la emisión debería ser inferior a US$1.000 millones.

Lo que no cubra con esta operación deberá financiarse por otro carril. Lo que no cubra con esta operación deberá financiarse por otro carril.

El Bonar 2029, entonces, es apenas una pieza de un rompecabezas mucho más grande.

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Qué tasa espera el mercado (y qué tasa quiere el Gobierno)

El mercado compara este bono con otros similares que ya cotizan. El AL29 rinde cerca de 9,6% medido contra dólar MEP y el AL30 ronda el 10,6%, ambos con duración más corta que el nuevo título. Siguiendo esa lógica, el Bonar 2029 debería ofrecer un rendimiento algo superior al 10%, lo que dejaría un precio aproximado de US$88,5.

Sin embargo, la estrategia oficial parece apuntar a otra cosa. Sin embargo, la estrategia oficial parece apuntar a otra cosa.

Según 1816, Economía buscaría que la licitación cierre con un rendimiento por debajo del 9%, para mandar una señal de estabilidad y preparar el terreno para una eventual emisión internacional entre diciembre y enero.

El problema es que ese objetivo no resulta fácil de lograr. El Bopreal 2028 del BCRA está rindiendo 10%, aun con un cupón del 3%, lo que pone un piso de tasas muy alto.

Pretender que el Tesoro financie dólares a un valor aún más bajo que el Banco Central es una jugada ambiciosa. Pretender que el Tesoro financie dólares a un valor aún más bajo que el Banco Central es una jugada ambiciosa.

Quiénes pueden demandar este bono

Los bancos son los jugadores más relevantes. Hoy tienen una liquidez extraordinaria en dólares, unos US$22.900 millones, incluyendo US$17.700 millones encajados en el BCRA sin remuneración. Este stock se explica por el fuerte avance de los depósitos en moneda dura, que superan los US$36.500 millones.

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A pesar de eso, las entidades no estuvieron comprando Bonares en los últimos meses. Es difícil que entren por decisión propia, salvo que el Gobierno genere algún incentivo normativo, un recurso al que suele recurrir en licitaciones delicadas.

Los fondos comunes de inversión en dólares también crecieron con fuerza y administran más de US$10.000 millones, pero más de la mitad está colocada en Money Markets, fondos muy conservadores que rinden menos de 2% y no buscan riesgo soberano. Además, el total de Bonares y Globales que tienen los FCI apenas alcanza US$550 millones, un monto pequeño para influir de manera determinante.

Las empresas que operan en el mercado cambiario oficial tampoco están obligadas a entrar. Las empresas que operan en el mercado cambiario oficial tampoco están obligadas a entrar.

Tienen la posibilidad de comprar AL30 sin restricciones significativas en el mercado secundario. Por lo tanto, no tienen un incentivo fuerte para optar por un bono nuevo con una tasa potencialmente menor.

La conclusión general es que la demanda natural por este título es limitada. Para que el Tesoro consiga una tasa inferior a 9%, deberá acompañar la operación con cambios regulatorios, un monto pequeño o la intervención de algún comprador especial, posiblemente un organismo público.

El verdadero trasfondo de esta emisión

El Bonar 2029 no se discute solo por su rendimiento. En la City lo leen como una señal del camino de regreso a los mercados internacionales.

Desde 2021, por la Ley de Sostenibilidad de la Deuda, el Tesoro no puede emitir títulos bajo ley extranjera sin aprobación del Congreso. Para evitar esa traba, el Gobierno incorporó al Presupuesto 2026 dos cambios fundamentales. El primero permite emitir hasta un 18% de la nueva deuda bajo legislación internacional. El segundo flexibiliza las normas que condicionaban los canjes de deuda, permitiendo operaciones más agresivas. Con ese marco, el Tesoro queda mucho mejor posicionado para volver a colocar bonos afuera.

Por eso, la tasa del Bonar 29 es un mensaje político y financiero. Por eso, la tasa del Bonar 29 es un mensaje político y financiero.

Si cierra cerca de 8,7% o 8,9%, el Gobierno la mostrará como una señal de confianza. Si se acerca al 10%, el panorama cambia y la narrativa de “normalización” pierde fuerza.

Los vencimientos que ordenan toda esta estrategia

En enero vencen US$4.221 millones, una cifra difícil de encarar sin financiamiento. El Bonar 2029 cubre una parte mínima y deja planteada la necesidad de otra fuente de dólares, ya sea una emisión internacional, una venta de reservas del BCRA o una mezcla de ambas.

La licitación del Bonar 29 se convierte, así, en un test que marcará cuántos dólares privados está dispuesto a aportar el mercado y a qué precio evalúa el riesgo argentino.

En los próximos días, la atención estará puesta en sí el BCRA saca nuevas regulaciones, cómo reaccionan los AL29, AL30 y el Bopreal, y cuál es el rendimiento final del nuevo bono, que pasará a ser el nuevo termómetro de confianza.

Dónde estamos parados

Ya se conoce la estructura del bono, la intención oficial, las tasas de referencia y el tamaño estimado de la colocación. También queda claro que esta operación forma parte de una estrategia más amplia de reconstrucción de la curva en dólares y de un intento de volver a los mercados globales después de años de restricciones.

Lo que aún está pendiente es la tasa definitiva, el monto adjudicado, la posibilidad de cambios normativos antes de la licitación y la confirmación de si el Tesoro efectivamente avanzará con una emisión internacional entre diciembre y enero.

La combinación de estas piezas definirá si el Bonar 2029 se transforma en un punto de quiebre o en una operación más dentro del calendario financiero. La combinación de estas piezas definirá si el Bonar 2029 se transforma en un punto de quiebre o en una operación más dentro del calendario financiero.

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