Pablo Javkin, intendente de Rosario, se queja de falta de investigación criminal en la Provincia de Santa Fe. En la porteña villa de emergencia o barrio precario 1-11-14 también hay ausencia de esa tarea básica de toda política anticriminal. En el tema del narcotráfico es decisivo. Si la Policía de la Ciudad se hace cargo de 1-11-14, sustituyendo a Gendarmería Nacional, no puede omitir esta tarea. Esta puede ser una conclusión inicial de un contenido redactado por la socióloga Laura Etcharren: "El derramamiento de sangre no puede ser medido por color político, ni de forma acomodaticia. CABA tiene su geografía en la Región Centro que concentra el 70% de la violencia por Narcomenudeo. Y en CABA, la droga, está detrás del 65% de los delitos." Las otras conclusiones quedan como tarea pendiente para Ud.:
PELIGRO EN CABA
Sin investigación criminal, 1-11-14 será Narcoestado
La investigación criminal reúne pruebas sobre un delito para descubrir al autor y determinar con cierta certeza qué sucedió, en qué momento y en qué lugar.
Investigación criminal precisará la Policía de la Ciudad en la 1-11-14.
El verso de los barrios seguros se demuele con sangre.
No es Rosario. Es CABA. Donde el maquillaje de un slogan no basta para disuadir al narco y a la delincuencia en general.
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La barbarie 1-11-14 es una constante. En implosión o explosión, el territorio es absolutamente fértil al caos. Un ecosistema impecable del delito que mató a una niña de 4 años.
La Villa 1-11-14 es uno de los bastiones del Narcotráfico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junto a la Villa 31.
Y la Villa 20, junto a la 21-24, son territorios con perfil de bastión. Estado embrionario.
CABA tiene su geografía en la Región centro. La que concentra el 70% de la violencia por Narcomenudeo. Y en CABA, la droga, está detrás del 65% de los delitos.
Así se proyecta para dentro de 2 años si la estrategia no se convierte el proactiva con un programa de licuación real de lo ya instalado.
La muerte no se mide por territorio.
La barbarie no se mide por color político.
Los muertes de un lado no son menos importantes que los muertos de otro.
La mirada acomodaticia y selectiva de la criminalidad, tanto desde la política como desde los medios, es funcional al caos.
Las 32 balas son un mensaje extorsivo pero también de poder. Del poder del delito por encima del estado. Un poder, que sin coordinación, será imposible doblegar.
Gendarmería, por uso y abuso, perdió su capacidad de regular muertos por presencia. Y la Policía de la Ciudad, necesita profundizar la prevención y aún más, la investigación criminal.
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