CÓRDOBA. La seguridad será uno de los ejes centrales de la gestión de Martín Llaryora frente a la gobernación de Córdoba. El flamante gobernador avanzó fuertemente en ese sentido en sus primeros días a cargo de la provincia y hoy (13/12) decidió desplazar a la cúpula policial heredada de la gestión de Juan Schiaretti.
AFUERA
Martín Llaryora hace cirugía mayor en la Policía de Córdoba
Martín Llaryora renovó la cúpula policial en Córdoba. Con nuevo jefe, el gobernador espera levantar el aplazo en materia de seguridad.
De esa manera, la ex jefa Liliana Zárate fue removida de su cargo para ser reemplazada por Héctor Leonardo Gutiérrez, ahora ex director General Departamentales Sur. El nuevo líder de la policía cordobesa será acompañado por el hasta aquí director General de Investigaciones Criminales, Alejandro Mercado, quien será el nuevo subjefe.
La remoción de la cúpula policial es una maniobra que Llaryora cocinó hace tiempo. El último cambio en ese sector del Gobierno se había dado con el ingreso de Zárate, tras el asesinato de Valentino Blas Correas en 2020, a manos de efectivos policiales.
Si bien Zárate llegó para cambiar la imagen policial, eso estuvo lejos de lograrse. Con un fuerte incremento de la actividad delictiva, Córdoba se sumió en una ola de delitos tras la salida de la cuarentena estricta.
Al respecto, esa materia fue explotada por la oposición provincial, que casi puso en jaque al nuevo gobernador durante las elecciones. De hecho, fue el rubro que aprovechó Luis Juez para acortar una notoria distancia previa en las encuestas y llevarla a una diferencia de tan solo 3 puntos que se efectivizó durante la elección.
Con ese “susto” en el pasado, Llaryora comprendió uno de los principales reclamos de la ciudadanía cordobesa y avanzó sin demora en la planificación de un nuevo esquema de seguridad. El encargado de diagramarlo fue el por entonces opositor y ahora ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros.
El plan de Llaryora y Quinteros comprende varios cambios. Uno de los principales es la aparición de la figura de la “policía metropolitana”, como escuadrones de control urbano sin poder de fuego pero equipados con armas no letales, para todas las ciudades cordobesas.
Por otra parte, estaba programada la remoción de los jefes policiales. La renovación de la cúpula responde también a un nuevo paradigma, centrado en la prevención del delito para evitar el combate directo.
Además, el plan del nuevo gobernador tiene un punto central: la lucha contra el narcotráfico. Ese ítem habría sido un fuerte motivador para el ingreso de nuevos jefes.
Para Llaryora, la posibilidad de una infiltración directa de redes narco en Córdoba podría derivar en una deplorable realidad que se vive a pocos kilómetros: Santa Fe. El nuevo gobernador querría evitar a toda costa el crecimiento de un flagelo que podría inundar fácilmente la provincia.
Por eso, además de los nombramientos, Llaryora avanzó en la creación de múltiples nuevas sedes del Ministerio Público Fiscal, incrementando el número de fiscales y funcionarios judiciales dispuestos a las causas por narcotráfico. Así, el gobernador espera cubrir buena parte del territorio con la presencia judicial, sobre todo en la frontera con Santa Fe.
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