“Purple bebió en mi sprite purp y mi blunt me colocó como una cometa”, dice el estribillo de la reconocida canción del rapero Gorilla Zoe. “La tengo bebiendo lean (Bebiendo lean)” vocifera el regettonero Bad Bunny junto a Amenazzy y Lito Kirino. Es que ya no se habla de la coco y morfina como en las viejas canciones de Tango, por ejemplo, ahora en la vida nocturna al límite es más cool tomarse un shot de Purple Drank (conocido también como lean o sizzurp) que un clásico tequila o trago blanco.
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Los peligros del Purple Drank: Un shot que puede matarte
La bebida Purple Drank, el cóctel casero de drogas que llegó a la Argentina para quedarse, poniendo en riesgo a nuestros jóvenes
La bebida Purple Drank ha estado en la clandestinidad de las fiestas nocturnas desde hace mucho tiempo, pero ahora, tras la hospitalización de un grupo de jóvenes de Zona Norte cutos nombres permanecen en anonimato mediatico para resguarda su identidad, muchos padres de familia están preocupados por este trago violáceo casero, cuyo componente de drogas se sacan del botiquín de cualquier hogar.
Es que el Purple Drank, es una bebida outsider armada en ‘casa’, a base de alcohol o no, pero sí de gaseosa y jarabe para la tos ya que contiene codeína y/o prometazina, utilizados medicamente en mínimas dosis por ser antitusivos o para anafilaxia (reacciones alérgicas súbitas e intensas) y síntomas de resfriado. Claro que en altas dosis producen sobredosis y en muchos casos la muerte, como el difunto novio de Ariana Grande, el rapero Mac Miller, adicto al Purple Drank.
“El trago tiene codeína, que es un jarabe para la tos muy potente y, en algunos casos, también tiene prometazina, usualmente usado para cuadros alérgicos. Esto se mezcla con refrescos dulces y también suelen ponerle caramelos dentro del vaso. La codeína es un derivado de la morfina, el fentanilo, que son medicamentos muy buenos, pero si se abusa de ellos pueden ser muy peligrosos”, señala Francisco Dadic, toxicólogo del Hospital General de Agudos Carlos Durand.
Por lo que el clásico jarabe Toseína o los comprimidos de Dolocatil contienen la altamente adictiva codeína, que al mezclarla con alcohol o no, producen de por sí (en un consumo mayor al indicado por el médico) casi un trance psicodélico que podría rozar la muerte: distorsión de la realidad, paranoia y sensaciones de euforia o relajación.
Es por eso que los psicólogos que dialogaron en exclusiva para Urgente 24, recomiendan mantener conversaciones abiertas con nuestros hijos adolescentes y advertirles que jamás deben usar el jarabe para la tos para fines de dispersión u ocio, ya que la ingestión del mismo mayor a 10 ml. aunque supone una sensación de bienestar similar a la marihuana, ocasiona:
- Distorsión de la realidad y paranoia
- Ralentización de los movimientos corporales
- Visión borrosa
- Reducción de la frecuencia respiratoria
- Pérdida de memoria
- Alucinaciones y convulsiones
- Parada respiratoria y muerte
Si conoces a alguien que tenga un consumo problemático/adicción a las drogas, recomendale que llame al 141 las 24 horas del día (los 365 días del año), o al SEDRONAR, en donde podés acercarte SIN TURNO directamente al CAI (Centro de Asistencia Inmediata), que está en Sarmiento 546 -Ciudad de Buenos Aires, de lunes a viernes de 9 a 20h — TEL: (011) 4320-1200, Opción 3, o enviando un correo electrónico a cai@sedronar.gob.ar—
Ahora bien, tal como reveló Urgente 24, la crisis de los opiáceos en Estados Unidos se ha cobrados en los últimos años más de 68.000 muertos, que se han vuelto adictos en muchos casos por la sobremedicalización de medicamentos para aliviar el dolor como la oxicodona de la compañía farmacéutica Purdue Pharma, y ciertos analgésicos recetados que incluyen el fentanilo y la codeína.
Narcan, el kit antídoto a una fatal sobredosis por opiáceos
Ante la problemática del consumo de opioides como la heroína, el fentanilo y ciertos analgésicos con prescripción médica como la oxicodona, la codeína y la hidrocodona que se llevan 80.000 vidas al año en EE.UU, como anteriormente lo informó Urgente 24, voluntarios y ex adictos reparten un kit de un tipo de medicamento conocido como Narcan, que revierte los efectos de una sobredosis por opioides.
El boom del abuso de opiáceos fue in crescendo desde inicio del nuevo milenio, con la sobreoferta de órdenes médicas con cierto tipos de medicamentos para paliar dolores físicos, tal como el Percotec, Vicodin y el Oxicodin; éste último imputó a la gigante farmacéutica Purdue Pharma por no haber advertido contraindicaciones como la adicción tras su uso.
Pero un fármaco que es antídoto a los efectos de los opiáceos, llamado naloxona, merma la sobredosis a los pocos minutos, bloqueando los químicos de dichos opioides a fin de evitar su adhesión a los receptores del sistema nervioso. Con el nombre comercial de Narcan y de venta bajo receta médica en Estados Unidos –salvo en Australia, Canadá, Italia o Reino Unido-, en sus formatos más habituales de spray nasal e inyectable, está siendo administrado a los adictos y como salvataje en casos de sobredosis desde la sociedad civil estadounidense
Cabe destacar que este medicamento de Emergent Solutions conocido comercialmente como Narcan, salvó a varias personas en un concierto del rapero Travis Scott en donde murieron ocho sujetos tras un ataque de un desquiciado que empezó a inyectar algún tipo de opioides contra algunos guardias de seguridad y asistentes del festival Astroworld de Houston (Texas) durante el pasado 5 de noviembre.
El remedio que no cura la adicción pero previene la muerte
Tras una respiración más lenta -llegando a ser de menos de 10 veces por minuto- y labios y uñas moradas de quien ingirió la droga, se presume que el adicto está bajo un cuadro de sobredosis, pudiéndose oír ronquidos o gorgoteos, y aquí la acción rápida es importante para la supervivencia del afectado, administrándole una inyección intramuscular o spray nasal de naloxona, así lo recomienda Connectincut Clearin House, biblioteca estatal de prevención y lucha contra el abuso de sustancias y la salud mental.
"Lo único que hace la naloxona es permitir que la gente viva", dice Nathan Smiddy, un treintañero ex adicto que forma parte de un grupo de voluntarios que sale a las calles para educar y prevenir la concurrencia de cuadros de sobredosis, además de concientizar sobre la fatalidad de consumir drogas, portando consigo miles de kits de Narcan.
Socorristas, asociaciones comunitarias y organizaciones que trabajan con personas sin techo y en situaciones vulnerables bajo la tutela estatal, distribuyen gratuitamente la naloxona.
“Un medicamento con el poder de salvar vidas" que "todos pueden usar sin capacitación ni autorización médica", así lo explicita los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades. De hecho, en las escuelas de California y en las máquinas expendedoras de las cárceles de Los Ángeles, el Narcan está disponible.
El antídoto de los opiáceos a merced de los convictos, tiene que ver con datos estadísticos que reportan que entre 2019 y 2020, la mitad de los ex presidiarios fallecidos tras recuperar su libertad, murieron por sobredosis de opioides, según el Departamento de Servicios de Atención Médica del estado.
Con una inversión estatal de US$52 millones con fondos federales y centrales, California logró revertir 100.000 sobredosis con la entrega de 1,5 millones de unidades de Narcan desde el Proyecto de Distribución de Naloxona a cargo del Departamento de Servicios de Atención Médica de California, así lo reveló BBC.
"Les diría que lo único que hace la naloxona es permitir que la gente viva. No puedes cambiar tu vida si estás muerto. Es cuestión de tener compasión y empatía", sostiene Smiddy, quien lleva ocho años “limpio” y que actualmente trabaja ad honorem con A New PATH (por Parents for Addiction Treatment and Healing, o Padres para el Tratamiento de la Adicción y la Cura).
Por un costo de US$3 en la versión inyectable de la naloxona, o por US$47,50 que es el valor del spray nasal Narcan, un kit de dos dosis, se previene una muerte por sobredosis.
El californiano Nathan Smiddy, como ya lo hemos mencionado, sobrevivió a una sobredosis por oxicomorfa, a sus diecinueve años, y gracias a la llegada rápida del servicio de emergencias volvió a la vida. "Es como si de repente alguien pulsara el interruptor y te quedaras a oscuras. Aunque la reflexión la hago ahora, porque en ese momento no me daba cuenta de nada", explicó el joven.
Ahora, el treintañero estadounidense no solo trabaja entregando kits de naloxona a adictos, marginales o vulnerados, como voluntario junto A New PATH, también lo hace acompañando a Humanity Showers, ONG que ofrece duchas higiénicas a personas en situación de calle.
Cuatro días a la semana, Smiddy alias Narcan Nate –apodo por su labor desinteresada en la lucha contra las muertes por sobredosis-, camina por los suburbios en busca de algún necesitado de ayuda, entregando las cajitas de Narcan, y enseñándoles al público a identificar sintomatología de sobredosis y cómo proceder con la naloxona para salvar vidas. "Tenía la cabeza totalmente caída. El tipo ni asentía. Se le había puesto la piel azulada, tenía las pupilas contraídas, muy chiquitas, y le costaba respirar. Era una respiración esporádica, se ahogaba. Tenía el estertor de la muerte", rememoró Smiddy ante BBC, primera vez que presenció una sobredosis.
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