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INTERNA FEROZ

La paz en Rosario duró poco: La muerte de Andrés Bracamonte, el inicio de una nueva guerra

El crimen del jefe de la barrabrava de Rosario Central, Andrés Bracamonte, despertó incógnitos. Negocios en las tribunas y disputas por el territorio.

ROSARIO. El ataque número 30 contra el jefe de la barra de Rosario Central, Andrés Bracamonte, en las últimas décadas, expuso los negocios en las tribunas de los cuales están involucrados dos de los grupos criminales más pesados de la ciudad: "Los Monos" y "Los Alvarado". La paz se terminó. O quizá, jamás dejó de existir.

La muerte de Andrés Bracamonte

Con 29 embestidas a balazos en el lomo, Pillín, único barrabrava capaz de sostenerse 25 años en el paravalancha auriazul sabía que esta noticia se iba a dar en algún momento. Esto se sostuvo en agosto cuando ocurrió el último ataque hacia su persona y su novia en el Parque Alem, a metros del Gigante de Arroyito, post clásico. Ya había algo que se olfateaba diferente.

Sin embargo, todo parece indicar que este sábado (9/11), a "El Jefe", así lo llamaba gran parte de la hinchada canalla, lo entregaron en bandeja y los apuntes van para el lado del gobernador santafesino, Maximiliano Pullaro. No fue casualidad que las luces de pleno Bv. Avellaneda estén apagadas por completo. Hubo trampa y sucia.

Para el fiscal, Alejandro Ferlazzo, "la luz funcionó el día anterior y volvió a las 0.50". También indicó que hay muchos testigos presenciales pero "No hay detenidos hasta el momento" (serían tres los atacantes, encapuchados). Según consideraron desde el Centro de Justicia Penal, hubo más de once disparos y cada uno recibió 5 tiros. Por su parte, el ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, aseguró que desde el sábado Nación se contactó: "Vamos a cuidar al máximo lo hecho en 11 meses", sostuvo.

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Según lo comentado por testigos, las luces de alumbrado público fueron apagadas minutos antes de que finalice el cotejo entre Rosario Central y San Lorenzo.

Según lo comentado por testigos, las luces de alumbrado público fueron apagadas minutos antes de que finalice el cotejo entre Rosario Central y San Lorenzo.

En la intersección de esa calle con Reconquista, Pillín se encontraba contando el dinero de la recaudación cuando abrieron fuego contra él y su mano derecha Daniel "Rana" Atardo. Andrés tenía prohibido ingresar al estadio desde 2018 cuando Rosario Central se enfrentó a Talleres por Copa Argentina en el Néstor Díaz Pérez (Lanús) debido a que fue detenido por vender entradas protocolos en el ingreso de la cancha. Si bien quedó sólo unas horas demorado, Aprevide dio la orden para que no pueda entrar más.

El asesinato de Samuel "Gordo Samu" Medina, yerno de Ariel 'Guille' Cantero, luego del encuentro entre Central y Vélez, abrió una serie de hipótesis que hoy desembocan en la muerte de Pillín.

Las primeras versiones circulantes señalan que El Gordo Samu mandó a matar a Bracamonte a la salida del clásico. A raíz de ello, se desprendió que fue el propio Pillín quien envió a ejecutar al pariente del Pájaro. Sin embargo, según allegados a la investigación, "El Gordo Samu era allegado a Pillín, viajaban juntos y su muerte está orientada hacia una banda de un barrio periférico manejada desde Buenos Aires que la fiscalía tenía entre manos".

Otros de los comentarios da cuenta de que la pelea con el clan del barrio periférico fue para evitar la comercialización de sustancias en la cancha debido a que Andrés no quería a la Federal encima de ellos.

"Los Menores" quieren ganar terreno en Rosario

Hace menos de un mes, y después de que lo hayan querido matar en el Parque Alem (lo salvó el chaleco antibalas), Pillín mostró su vínculo con la banda de Los Cantero, anticipó: "Si me matan, la ciudad se incendia". De manera continuada, recayó sobre "Los Menores", un clan mafioso que parece ir ganando terreno en silencio. El presunto líder, Matías G., tiene pedido de captura.

Hay un integrante de ese cártel al que lo apodan "Limón" (vive en Buenos Aires), el cual Andrés le dio una paliza por el tema de la venta de droga en la cancha debido a que tampoco quería que se genere violencia en la tribuna, lo que ocasionó resentimiento.

En ese contexto, "Pillo" contó que "Los Monos", esa misma noche que lo quisieron asesinar luego de la victoria de Central frente a Newell's, le ofrecieron "diez autos con gente armada para salir a buscar a los que me habían disparado". No obstante, Bracamonte se alejó y negó que procedan.

Desde que mataron a Medina "Los Menores" salieron a la escena. La banda afincada en barrio 7 de septiembre, zona noroeste de Rosario, quedó detrás del crimen, muy cerca de su zona de influencia.

De ese mismo barrio era el legendario César "Cara de Goma" Navarro, quien fue el subjefe de Bracamonte casi desde los inicios y quien terminó ultimado hace 8 años en Tarragona y Schweitzer, su patria chica.

"Pillín" se convirtió en el referente de uno de los cuatro grupos que a fines de 2012 manejaban el narcomenudeo rosarino. "Los Monos", en la zona sur; Luis Medina, en el oeste; Esteban Alvarado en el centro y "Los pillines" en el norte de la ciudad. Actualmente, la banda de "Los Menores", intenta quedarse con un territorio que le pertenecía al propio Bracamonte.

El inicio de una nueva guerra

El pasado sábado quedará en la historia negra de Rosario Central. En medio de un presente futbolístico preocupante, la muerte de Bracamonte y Atardo será el inicio de una nueva guerra.

Pillín estuvo un cuarto de siglo al frente de la barra canalla. Había llegado a la cima antes del 2000. En 1999 quedó como el jefe indiscutible de todas las fracciones. A su vez, en los 25 años que se mantuvo fue acusado, condenado, detenido, liberado y baleado 29 veces. Hasta que la número 30 terminó con su suerte.

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Con Bracamonte al mando,

Con Bracamonte al mando, "Los Pillines Pte." (o "Los Guerreros Pte.") lograron inculcar respeto en las tribunas.

Lo sucedido no sólo deja incertidumbre en la hinchada y en la dirigencia de cara a lo que viene, sino que también vuelve a despertar la conmoción en las calles de la ciudad.

Para los hinchas, Bracamonte siempre fue quien los cuidaba en las tribunas, ya sea en el Gigante de Arroyito como en otros estadios. Un hombre que tenía códigos. Desde que él manejaba el paravalanchas, jamás hubo un problema, siempre cumplió con su palabra. A su vez, logró imponer orden y permitió que la gente pueda ir con tranquilidad al Gigante. Además, la presencia de mujeres en la popular norte era algo que anteriormente no se veía por la inseguridad que existía allí.

"Con nosotros, en la hinchada de Central no pasa lo que pasaba antes, que era un descontrol", declaraba Bracamonte en un documental sobre barras, hace poco más de una década.

Ahora, con su ausencia, y tal se lo adelantó él a La Nación, Rosario volverá a ser tierra de nadie. Tanto la Provincia como Nación, aún sin hablar de lo ocurrido, deberán buscar soluciones o arreglar el negocio del narcotráfico para que los ciudadanos vuelvan a confiar y sentir, aunque sea, la mínima protección ante la posibilidad de que haya un rebrote de la violencia.

El panorama es desalentador. Se vienen días oscuros en una ciudad que había logrado reducir los homicidios después de tantos años críticos.

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FUENTE: Urgente 24