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PANORAMA

El enigma Guzmán y gentilezas de Máximo

Martín Guzmán resiste el bombardeo K, ¿cuánto aguantará? Máximo Kirchner agitó la interna del FdT. Halcones y palomas hacen lo propio en JxC.

La percepción que corrió entre periodistas acreditados en el Palacio de Hacienda sobre el final del viernes no se confirmó en las horas siguientes. Más bien se intentó todo lo contrario. Mientras una sensación de fin de ciclo embargaba a los cronistas habitués del edificio de la calle Hipólito Yrigoyen, circulaban las fotos de un Martín Guzmán sonriente junto a su par brasileño, Paulo Guedes, en Brasilia. También algunos medios amigos del Gobierno reflotaban declaraciones que el ministro había hecho más temprano ese mismo día. El mensaje era claro: Guzmán sigue siendo el ministro de Economía. Al menos lo es hasta nuevo aviso. La salvedad no resulta inapropiada. Fue una semana de fuerte presión sobre el discípulo de Joseph Stiglitz. Desde Cristina Kirchner, hasta su hijo Máximo, pasando por el terrenal Roberto Feletti. Todos le piden más. Qué defienda los "intereses" correctos. Que "se haga cargo" de la gestión. Que aumente retenciones al agro. Al fin y al cabo son presiones para Alberto Fernández, que durante el viernes tuvo una larga charla con Sergio Massa, despertando suspicacias y abonando teorías sobre un inminente recambio en el ministerio de Economía.

Se espera mayor tensión K contra el ministro albertista porque pretendería aumentar nuevamente las tarifas eléctricas. Habría instruido a que se convoque a una próxima audiencia pública con el fin de fijar un ajuste adicional al del 20% que se suponía que iba a ser para todo el año. Guzmán busca reducir subsidios con miras a cumplir la meta fiscal estipulada en el acuerdo con el FMI. En el kirchnerismo, en tanto, ven en esas subvenciones una política de ingresos ("salario encubierto", les gusta decir) que se vuelve imprescindible en un contexto inflacionario, más cuando la guerra en Ucrania disparó los precios de la energía y los alimentos. Para contrarrestar una masiva erosión de reservas, Guzmán negoció la ampliación de la provisión de gas boliviano y de la electricidad brasileña. Así se reduciría la demanda de dólares para importar GNL, cuyos precios se multiplicaron por impacto del conflicto bélico en Europa.

Hasta último minuto del viernes Guzmán mostró gestión. Pero la continuidad del ministro de Economía, en medio del torpedeo kirchnerista, es un enigma que podría descifrarse en el corto plazo.

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Martín Guzmán junto a su par brasileño, Paulo Guedes.

Martín Guzmán junto a su par brasileño, Paulo Guedes.

Nada personal... o sí

La interna recrudeció en la semana que pasó. Incluso antes de que comenzara. Todavía retumban los ecos del discurso de la Vicepresidente en su propia conmemoración del inicio de la Guerra de Malvinas. Cuál era el mensaje detrás del regalo que le hizo al Presidente (un libro sobre la debacle del gobierno de Raúl Alfonsín tras acordar con el FMI) sigue siendo materia de discusión. Aunque en público se haya tratado de bajar el tono, desde la intimidad de Olivos dejaron trascender cierta amargura presidencial con el gesto. Cuál haya sido la idea que el regalo vino a representar, al Presidente no le habría gustado.

La tirria entre las partes permite a los analistas incorporar un elemento novedoso a la discusión. Hasta aquí cualquier diferencia, matiz o enfrentamiento quedaba circunscrito al plano político. Al de los diagnósticos, las estrategias y mecanismos. Ahora varios politólogos observan que la pelea está transmutando hacia el espectro personal. Interpretan que la relaciones entre los principales accionistas del poder están salpicadas de resentimientos.

¿Cuál es la prenda de cambio que puede acercar a las partes? ¿Que Fernández entregue a Guzmán? A esta altura del conflicto, incluso eso podría ser insuficiente. Es que los esfuerzos del dispositivo K están orientados a desentenderse del devenir del Gobierno, pero caerían en saco roto dado que una gran mayoría de los ciudadanos -dicen las encuestas- no ve a Cristina Kirchner como un accesorio del Frente de Todos, sino como su centro de gravitación. Imposible olvidar que fue la actual Vicepresidente quien designó a Alberto Fernández como candidato presidencial. Si eso fue un error -y así se lo considera en Juncal y Uruguay- CFK jamás sería desvinculada de él ni de sus implicancias.

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Cristina Kirchner y Sergio Massa con sindicalistas del Congreso. Foto: NA.

Cristina Kirchner y Sergio Massa con sindicalistas del Congreso. Foto: NA.

Gentilezas

Cuando Máximo Kirchner dijo que a su facción no le van "a explicar lo que son situaciones difíciles", le hablaba directamente al Presidente, quien días antes había dicho algo similar pero en sentido inverso: que no hubo antecesor al que le haya tocado enfrentar una pandemia y luego los efectos de una guerra. Que ninguno había experimentado, como él, un contexto de esa adversidad. El hijo vicepresidencial vio ahí cierta victimización del Presidente, y devolvió gentilezas: lo mandó a revisar la historia reciente, que tiene -cómo no- la hidalguía de sus padres como elemento excluyente. No fue la única intervención del líder de La Cámpora. Durante una actividad del PJ bonaerense, del que es su titular, anticipó que el resultado de la inflación de marzo que el INdEC dará a conocer esta semana "será muy duro".

Es cierto, la suba de precios se ubicará por encima del 5%, de acuerdo a mediciones privadas. Incluso se quedan cortas en comparación con el índice que toman de referencia los sindicatos, y que estará más cerca del 7%, con picos de 9% en los alimentos. El líder de La Cámpora pidió "hacerse cargo de la gestión" para que los salarios no se pulvericen en los supermercados. Era un reclamo a Alberto y Guzmán. Le siguió Feletti, que pidió más retenciones y un plan macroeconómico. Un día antes, el secretario de Comercio Interior había fulminado el acuerdo con el FMI al reducirlo a "letra muerta". Desde Brasilia, Guzmán defendió lo firmado y respondió que el control de la inflación es una de sus prioridades. Fernández se expresó en el mismo sentido un rato antes. Al menos entre el Presidente y su ministro de Economía algo de sintonía queda.

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Axel Kicillof y Máximo Kirchner, esta semana en La Plata. Foto: NA.

Axel Kicillof y Máximo Kirchner, esta semana en La Plata. Foto: NA.

Realineamientos

La guerra intestina del Frente de Todos da espacios a nuevos realineamiento. Jorge Ferraresi, quien supo ser uno de los intendentes más leales a CFK (lo que lo llevó al vicepresidencia del Instituto Patria) salió esta semana a militar las buenas noticias que arrojaban datos "fabulosos" de la macroeconomía. Lo bajó a tierra Axel Kicillof cuando comentó que en el conurbano y el interior bonaerense "no da más la situación social". Una mojada de oreja a Ferraresi, conocedor del conurbano por ser intendente -hoy en uso de licencia- de uno de sus principales distritos, Avellaneda. Kicillof parece estar alejándose del Presidente y recomponiendo relaciones con los Kirchner. Se mostró varias veces con Máximo esta semana. El viernes el diputado acompañó al gobernador en un acto en La Plata donde le dijo a un cronista que sin dudas apoyaba al mandatario provincial. Kicillof quiere reelegir y se replantea las alianzas. No pierde de vista que el kirchnerismo todavía es un activo en la populosa 3ra sección electoral.

Del lado albertista, en tanto, insinúan un rearmado hacia adentro con miras a (otra vez) un relanzamiento. Trascendió la constitución de una mesa política que analice un eventual cambio de gabinete. Agustín Rossi, otrora soldado cristinista, se convirtió en una figura de consulta permanente del Presidente. Su incorporación al staff presidencial es una recurrente moneda en el aire que se volvió a lanzar en estos días. El desembarco de Jorge Arguëllo en la cancillería en reemplazo de Santiago Cafiero también formó parte de los comentarios. Hasta Luis D'Elía sería una flamante incorporación para la defensa de un gobierno que cuenta con pocos voceros. D'Elía no tendrá la mejor imagen -y hasta cuenta con una condena confirmada por la Corte Suprema- pero sus declaraciones suelen replicar en los medios y también aporta capacidad de movilización.

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Alberto Fernández junto al ministro de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, esta semana en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada. Foto: NA.

Alberto Fernández junto al ministro de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, esta semana en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada. Foto: NA.

Halcones

En la vereda opositora también hubo movimientos. Una parte va detrás de la estela de Javier Milei. Las últimas encuestas muestran que el diputado libertario aumenta su popularidad. Esto genera inquietud entre los 'halcones' de Juntos por el Cambio, que temen una sangría "por derecha" entre sus electores, y los hace obrar en consecuencia. Incluso si no lo son. Más de uno se extrañó por el endurecimiento de Horacio Rodríguez Larreta, que pidió quitarles los planes sociales a quienes hagan piquetes. Coincidió así con la postura de los libertarios de condenar los cortes de calle, para lo que armaron un "Movimiento antipiqueteros" que tiene como fin "hacer lo que sea necesario dentro de la ley" para evitar las interrupciones en la vía pública. Mauricio Macri, por su parte, hizo una jugada que hasta tuvo reconocimiento en el campamento libertario. El exPresidente almorzó con Donald Trump en Palm Beach (Florida). Fue una apelación al elector duro para que no se vaya con Milei.

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Mauricio Macri junto a Donald Trump.

Mauricio Macri junto a Donald Trump.

Palomas

Sin embargo, no sólo de eso está hecho JxC. Gerardo Morales deploró la foto de Macri con Trump y volvió a rechazar coqueteos con Milei, a la vez que abogó por un armado más amplio que el actual, que el jujeño pretendería más inclinado hacia el centro. Y si de moderación se trata, una convención se dio en la casa que tiene en San Isidro el salteño Juan Manuel Urtubey, donde se congregó la plana mayor de la política antigrieta con la intención de analizar el panorama, mas no avanzar en un frente electoral común, juran. El anfitrión, exgobernador peronista, agasajó a Morales, mandatario jujeño y presidente de la UCR; al gobernador justicialista cordobés Juan Schiaretti, al intendente rosarino, Pablo Javkin, al exgobernador chaqueño Ángel Rozas (radical); el PRO Rogelio Frigerio, nueva estrella de la política de Entre Ríos, sacudida hoy por la condena a 8 años de prisión del excaudillo local Sergio Urribarri por corrupción; y los bonaerenses Florencio Randazzo, Graciela Camaño y Emilio Monzó, peronistas ellos de diferentes tribus. No sólo se trató de una reunión transversal a las identidades políticas, sino también una reivindicación del federalismo: no hubo porteños invitados.

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