Hospitales colapsados, pacientes con sueros al borde de las calles y filas de coches fúnebres esperando su turno fuera de los crematorios se volvieron escenas frecuentes en China, tras eliminar la política “Cero COVID” defendida por tres años.
Las muertes reportadas son irrisorias: solo 10 desde que se revocó la medida el último 7 de diciembre. Pero las estimaciones dan con millones de casos diarios y al menos 1 millón de muertes por COVID el próximo año.
Que las autoridades de la nación más poblada del mundo hayan dejado de publicar datos sobre casos también aviva la desconfianza local y del mundo entero.
De momento, el gobierno se propone aumentar la vacunación de refuerzo de los grupos demográficos en mayor riesgo, a saber, personas mayores y grupos vulnerables. También busca ampliar los recursos de atención médica.
Pero el cambio de postura fue tan abrupto que, en diciembre, las licitaciones de los hospitales para equipos como ventiladores y monitores de pacientes, fueron dos o tres veces más altas que en meses anteriores, según Reuters.
La política COVID de China es un caos debido a la escasez de suministros médicos y la gran cantidad de ancianos enfermos, señaló a Reuters Alfred Wu, profesor de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur.
El mundo en alerta
El lunes, China anunció que levantaba la obligación de hacer cuarentena a quienes lleguen del extranjero a partir del 8 de enero, lo que propició que numerosos residentes planifiquen viajes.
En respuesta, varios países dijeron que exigirían test de COVID para permitir visitantes desde el país asiático, entre otras medidas restrictivas. Entre ellos, Italia, Japón, India, Francia, Malasia y Estados Unidos.
España alertó a la población: “si se visita el país, se recomienda estar al día en la vacunación”, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Por su parte, la Comisión Europea se reúne este jueves para discutir posibles medidas coordinadas de parte de los 27 países.
También el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió “medidas adecuadas para proteger” a la población.
En respuesta, Pekín critica la “exageración, difamación y manipulación política” de los medios occidentales sobre la situación COVID en el país.
“El actual desarrollo de la situación epidemiológica china es predecible y está controlado”, aseguró el miércoles el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.
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