Pandemia de 'Antivacunas': Más niños sin vacunas

La conciencia del ser humano debiera comprender que cuando uno se vacuna contribuye no sólo a mantenerse sano y salvo, sino a evitar la propagación de un virus y enfermedad a otros. Esta pequeña inyección mejora la calidad de vida y hasta baja la mortalidad infantil. Y si nos retrotraemos a la epidemia de la poliomelitis que asoló al mundo en los años 50s, es gracias a la administración de la vacuna Sabin que en la actualidad son casi nulos los casos de parálisis infantil y la sobrevida con un pulmón de acero.

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“El mundo se enfrenta a una alerta roja en materia de salud infantil: la cobertura de la vacunación se redujo drásticamente durante la pandemia de COVID-19”, relata el nuevo informe de Unicef. Pero no prima la ignorancia o marginalidad a la hora de no vacunarse —debido a que existe un boom de campañas—, sino más bien por una corriente delirante de Antivacunas que cree -sin sustento científico- que causan autismo y son una “forma de control social” por parte de una élite mundial.

"Durante muchos años, América Latina y el Caribe registró una de las tasas de vacunación infantil más altas del mundo. Ahora presenta una de las más bajas. Esta es una de las crisis de vacunación infantil más graves que la región ha visto en casi 30 años”, sumó el director regional de Unicef, Garry Conille.

Ahora bien, según Unicef la vacunación al prevenir enfermedades, aliviana con su administración la carga en el sistema sanitario, lo que se traduce en un importante ahorro en el déficit fiscal estatal en relación con la salud.

Los progenitores y las comunidades deben creer en el valor de la vacunación. Hay indicios preocupantes de que la confianza en las vacunas está disminuyendo en algunos países Los progenitores y las comunidades deben creer en el valor de la vacunación. Hay indicios preocupantes de que la confianza en las vacunas está disminuyendo en algunos países

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Las vacunas salvan la vida de entre 2 y 3 millones de personas al año, según la OMS.

Según Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF, la Pandemia generó que el estado de vacunación mundial fuera en regresión. Tan sólo 1 de cada 8 niñas en el mundo se han vacunado contra el virus del papiloma humano (HPV) que protege contra la cepa más letal de cáncer de cuello de útero, la cual en Argentina debe administrarse por calendario a los 11 años:

La pandemia no ha hecho más que oscurecer este panorama. En los últimos tres años se han puesto en peligro más de diez años de avances en materia de inmunización infantil sistemática, un logro que se había conseguido con mucho esfuerzo La pandemia no ha hecho más que oscurecer este panorama. En los últimos tres años se han puesto en peligro más de diez años de avances en materia de inmunización infantil sistemática, un logro que se había conseguido con mucho esfuerzo

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En ese sentido, la Pandemia retrasó la inmunización infantil porque los sistemas de Salud tenían prioridades para la atención en primera línea durante el confinamiento, y las familias sólo acudían por urgencias a fin de evitar contagios.

Asimismo, en muchos países se ha producido un descenso en la percepción de la importancia que tienen las vacunas en la infancia, según Unicef. Y aunque no ahondó en cuestiones sociológicas, los especialistas consideran que el crecimiento del colectivo Antivacunas influyó.

“Hace poco más de una década los movimientos antivacunas cobraron impulso a raíz de la publicación de un estudio con un número reducido de niños que mostraba una asociación entre la vacuna del sarampión y el autismo (trastorno neurológico del desarrollo)”, explica la doctora Daniela Hozbor, Profesora Titular de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, e investigadora principal del CONICET.

La distorsión de los datos presentados en aquel artículo y una docena de estudios con un número de individuos mayor muestran de manera concluyente que no hay ninguna asociación entre dicha vacuna y el autismo por lo que quedó desacreditado el artículo y autor principal del mismo La distorsión de los datos presentados en aquel artículo y una docena de estudios con un número de individuos mayor muestran de manera concluyente que no hay ninguna asociación entre dicha vacuna y el autismo por lo que quedó desacreditado el artículo y autor principal del mismo

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En relación a ello, el movimiento Antivacunas se fundamentó en algunos casos en cuestiones religiosas, poniendo en riesgo a la comunidad del individuo no vacunado. Así en los años 1999-2000, se detectó en Estados Unidos un brote de sarampión en un colegio perteneciente a una comunidad religiosa que no aceptaba las vacunas.

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