Se debe a su alta "estabilidad ambiental", que es la capacidad para permanecer infeccioso. Esta característica podría haber ayudado a Ómicron a reemplazar rápidamente a Delta como variante dominante.
En superficies de plástico, los tiempos promedio de supervivencia de las cepas previas son:
- Alfa: 191,3 horas
- Beta: 156,6 horas
- Gamma: 59,3 horas
- Delta: 114,0 horas
En comparación, Ómicron sobrevive unas 193,5 horas, informaron los investigadores en la plataforma bioRxiv antes de la revisión por pares.
Por otra parte, en muestras de piel de cadáveres, los tiempos promedio de supervivencia del virus fueron de:
- 8,6 horas para la versión original
- 19,6 horas para Alpha
- 19,1 horas para Beta
- 11,0 horas para Gamma
- 16,8 horas para Delta
- 21,1 horas para Ómicron
Sin embargo, todas las variantes se desactivaron por completo tras 15 segundos de exposición a desinfectantes para manos a base de alcohol.
Los investigadores insistieron en que "se recomienda encarecidamente que las prácticas actuales de control de infecciones (higiene de manos) utilicen desinfectantes, como propone la Organización Mundial de la Salud".
Hisopado nasal versus de garganta
Otra investigación sobre Ómicron asegura que para pruebas rápidas de antígenos que detectan COVID-19 es recomendable frotarse las fosas nasales y no la garganta o la mejilla.
Siendo la variante la responsable de casi todas las infecciones por coronavirus en San Francisco (USA), los investigadores realizaron PCR y la prueba rápida de antígenos (Abbott) a 731 personas que solicitaron un test.
El hisopado nasal detectó más del 95% de las personas con los niveles altos de virus y los de garganta detectaron casi un 40% menos.
El estudio publicado en medRxiv antes de la revisión por pares, confirma los hallazgos de otras investigaciones internacionales y desmiente que Ómicron se detecte antes en la garganta que en la nariz. Esta suposición había llevado a numerosos expertos a recomendar a los usuarios que se tomen muestras de la garganta.
*Fuente: Reuters