OCIO Netflix > El prodigio > Florence Pugh

ALERTA DE SPOILERS

Netflix y El prodigio: Mentiras y verdades que no importan

Florence Pugh protagoniza un inquietante drama de época con El Prodigio en Netflix, pero como todo en la posverdad, los hechos no son relevantes

Netflix culmina el año con un rebuscado reflejo del manejo de las narrativas con El prodigio, la segunda película más vista del tanque de la N roja, y todo por una Florence Pugh que se pone la producción al hombro para hacer el trabajo sucio, literal y figurativamente.

Con un primer acto que rompe la cuarta pared, este arriesgado movimiento para exponer el núcleo duro de la cinta demuestra que la trama de esta película no importa per sé, sino lo que sus personajes cuentan. Después de todo Sin historias, no somos nada, como inicia la narradora, sumergiendo al espectador en la campiña irlandesa.

El prodigio | Tráiler oficial | Netflix

Si bien Sebastian Lelio propone una apuesta interesante con esta alegoría a la posverdad, la idea se desinfla por la falta de ritmo de la trama, que lleva a lugares comunes cuando elementos como el fanatismo religioso y las consecuencias del aislamiento social se unen.

El statement sobre la necesidad humana de aferrarse a una creencia por descabellada que sea, por principios innovador, dejan al público con un sentimiento de vacío innecesario, porque comunica que nada de lo que vio por casi dos horas y media importa, porque lo que los personajes quieren creer es más importante que la historia central en sí misma.

Lelio intenta que el guion tome las riendas priorizándolo por encima del despliegue de los actores, pero con resultados mediocres en el proceso: La doble capa de profundidad sólo hace que la trama sea una excusa pretenciosa para hablar largo y tendido sobre una sociedad actual a la que realidad le importa cada vez menos.

La nena no me come

El prodigio empieza con un milagro: Una niña, en la Irlanda de 1862, sobrevive sin comer desde hace meses, sólo con el poder de la fe. Y aunque en un principio parece que la película se va a fundamentar en la búsqueda del motivo por el que puede sobrevivir sin comer, Lelio termina por revelar sus cartas en un reflejo del presente que exige al espectador reflexionar sobre lo que está viendo.

En los últimos años, las predicciones de Zygmunt Bauman relacionadas a la modernidad líquida y la pérdida de solidez en los procesos sociales se hicieron carne a través de la política, dando un giro en donde lo que importa es la narrativa que se maneje.

Controlar el relato de los hechos y no dejar que la gente saque sus conclusiones es el último modo de manipulación y es el que más se ha difundido en el plano digital, permitiendo que los sentimientos o las opiniones acerca de una narrativa sean más importantes que los hechos comprobables.

CMXS4AKCRJB2DMX6ZETIOL5BGA.jpg

En El prodigio no tenemos redes sociales que entorpezcan a un poblado secretamente descreído de lo que sucede con la niña protagonista, pero tampoco les tiembla el dedo para alimentar la desinformación y tachar de hereje a quien acude con una opinión contraria a la del relato establecido.

El pueblo de la cinta no quiere escuchar la verdad, sólo desean que lo que creen se corrobore a cualquier costo. Aunque el metraje es inteligente al no pararse en una postura de buenos contra malos, y sí desde un grupo de personas que creen con fervor en algo antagónico, pierde demasiado tiempo en ello para que luego toda la trama se vaya al garete, ya que sucumbe en lo mismo que está criticando de forma paradójica.

El prodigio de Netflix: El peligro de encerrarse en una sola historia

Anne, por sobre todo, es una víctima no sólo del silencio y la inacción de su familia, está presa en las narrativas que otros impusieron en ella, y al mismo tiempo, en las que ella misma inventó para salvar su mente de esa pesadilla que tiene por vida.

Debe convencer a todos que es una santa, porque su familia la odia en secreto debido a lo que el dogma religioso moldeó en ellos, y todo por un difunto hermano que llevó demasiado lejos los fervores de sus propios relatos, dejando implícito un abuso intrafamiliar que los traumatizó a todos.

El-prodigio-Netflix-Florence-Pugh-película.webp

Ella cree que debe limpiar sus pecados con el ayuno y el maná del cielo proporcionado por su madre, mientras que su madre fomenta esta jugada engañosa para superar la pérdida y los sentimientos encontrados que tiene con su única hija, mientras que los demás a su alrededor se mienten constantemente a sí mismos.

En el medio, Florence Pugh nota esto pero lucha con sus propias narrativas, en su papel como la enfermera Lib Wright: Ella sospecha de esta chica milagrosa, mientras enfrenta obstáculos como un consejo de clérigos que se niegan a todo lo que contradiga lo que creen.

Lo cierto es que en este telón de fondo irlandés, donde las tensiones de clase social, nacionalidad género, fe y amor se agitan debajo de una tarima de estoicismo. En la región nadie parece sorprendido de este suceso porque todos creen internamente que es un fraude, sobre todo teniendo en cuenta dónde está emplazado: Un momento donde la hambruna hace estragos y todos allí sobreviven con casi sin nada en absoluto.

Más contenidos en Urgente24

¿Tini culpable?: Revuelo contra Rodrigo De Paul en las redes

Pocos conocen este remedio casero para ahuyentar cucarachas

Acaban de advertir esto sobre la dieta de ayuno intermitente

Netflix: ¿Habrá temporada 2 de Merlina?

Enterate de todas las últimas noticias desde donde estés, gratis.

Suscribite para recibir nuestro newsletter.

REGISTRATE

Dejá tu comentario