Netflix a la comida asiática: una serie japonesa onírica

A veces no es necesario irse muy lejos, hacer recetas muy complicadas o con muchos pasos, a veces es rebuscar un poco los ingredientes nobles y sencillos de todos los días, como lo hace esta serie del bajo mundo de la no-métrica, donde la humanidad y la sencillez de los platillos son una caricia al alma.

Midnight Diner: Tokyo Stories tiene todo eso de la simpleza y la no ostentación en un plato de comida, sumado a la belleza de la cotidianeidad, muchas veces olvidada por un mundo que no tiene tiempo para detenerse en los pequeños detalles. Esta serie proviene de la cadena de televisión japonesa TBS, y está basada en el manga de Yaro Abe titulado Shin’ya Shokudo.

Midnight Diner: Tokyo Stories, una antología culinaria y onírica

En un pequeño restaurante simplemente llamado Meshi-ya (Que en japonés significa literalmente casa de comidas) un pintoresco cúmulo de clientes acude para comer algo y visitar al propietario, conocido como el Maestro. La particularidad de este lugar es que abre entre la medianoche y las 7 de la mañana.

Allí, a los comensales les sirven sus platos alrededor de una barra, similar al sistema de algunas pizzerías argentinas donde se come "de parado". La lámpara de papel en su exterior con la leyenda (meshi-ya), hace referencia a que en este restaurante se preparan cosas sencillas, alimentos que por lo general se relacionan con la simpleza degustada en la infancia.

El enigmático propietario sólo tiene cuatro platos en carta, tal como nos cuenta la introducción. Sin embargo, si el cliente lleva otros ingredientes, cocinará lo que haga falta. Cada capítulo lleva el nombre de un plato, lo que resulta un poco engañoso porque en realidad, las recetas sólo son un hilo conductor para relatar historias.

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Netflix se deleita con estas historias que subyacen al mainstream, Midnight dinner: tokyo stories es un humanizado sueño de la comida casera de japón

Esta relación a veces es más estrecha y otras peca de ser rebuscada, pero no sería un producto japonés sin esa pizca de complejidad. De todas formas, como sucede con las historias costumbristas y humanas, aunque muestren una sociedad diferente, la serie resulta muy fácil de ver, al interpelar al espectador por medio de las emociones.

Porque en la gran mayoría de casos, el plato en sí no importa tanto para el desarrollo de la historia. Lo que importa es cómo el protagonista enfrenta sus problemas y miedos, casi siempre con palabras de ánimo del Maestro o con sus concisos y escuetos consejos.

Los personajes se mueven en una atmósfera con temporalidades dispares, ya que el público nunca está seguro cuánto tiempo pasa entre una visita y la siguiente al Meshi-ya, lo que acompaña con esa mirada onírica que claramente es posible si todo se desarrolla de noche, tal y como si fuera un sueño.

Lo más destacable de Midnight Diner es su desapego con el prestigio y la sofisticación. La gastronomía que muestra no es gourmet, es aquella que los japoneses comen para sentirse mejor, esa que se disfruta con cerveza y buenas compañías. Todo enmarcado en un japón cotidiano, humilde, descarnado, de gente sencilla y trabajadora. Un Japón que no sale en los folletos turísticos pero que también es real.

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