La recién fallecida Reina Isabel II de Inglaterra (21/04/26- 08/09/22) cuyo nombre previo a su título nobiliario era Elizabeth Alexandra Mary, siempre fue una apasionada de los corgi galés de Pembroke, perros de pastoreo nativos de Gran Bretaña.
"PERHIJOS" REALES
La reina Isabel, el agente 007 y sus fieles perros corgis
La reina Isabel II ha tenido una veneración y apego por sus perros de raza corgi. Una moneda inglesa con la imagen suya junto a su can se emitió en el 2002.
En ese sentido, en el Jubileo de Oro de Isabel I, la monarquía inglesa emitió una moneda grabada con la imagen de la soberana y su corgi. Otro acontecimiento público con presencia de sus mascotas fue el del tráiler de Isabel con James Bond para los Juegos Olímpicos en Londres del 2012, filmación en la que aparecieron sus corgis Willow y Holly.
En cuanto al amor perruno, Isabel II ya tenía una devoción por la raza corgi desde su niñez. A sus siete, su padre Jorge VI le regaló su primer fiel amigo corgi, Dookie. La infanta Elizabeth en esas fechas jugaba con los corgis del Marques de Bath.
Por su parte, en los dieciocho de Elizabeth le obsequiaron una cachorra can corgi bautizada luego con el nombre de Susan. Esta perra sería la ancestra de las próximas 14 generaciones y del actual linaje de más de 30 cánidos mascotas de la Monarquía Británica.
En relación a la preferida de Elizabeth, cuando Isabel II contrae matrimonio con Felipe de Edimburgo en 1947, tenía tal apego con Susan que decide llevársela a su luna de miel.
A su vez, una nueva raza de perros llamados por la propia matriarca inglesa como dorgi, surgieron de casualidad y por accidente en los campos verduscos del Palacio Real de Buckingham: uno de los corgis de la reina se apareó en los 60s con un perro salchicha dachshund de su hermana, la princesa Margarita.
Las "alfombras en movimiento", nombrados así por la princesa Diana, tienen un dormitorio propio repleto de juguetes conocido como el Corgy´s room en el Palacio de Buckingham
Un periodista del Dialy Telegraph, Gary Ramage, entrevistó hace unos años a la actual difunta soberana inglesa, en dicha habitación canina empapelada de color crema y verde, y dijo que notó varios retratos fotográficos y pinturas de los canes colgadas en las paredes, además de muchísimas pelotas en el piso.
En el Corgy´s Room se hallan todavía las camitas de los canes: cestos acolchados y forrados, un poco elevados del suelo para evitar que sufran las correntadas del aire que pasa por debajo de las puertas.
Asimismo, los corgis reales poseen un chef particular que les hace menús sofisticados con ternera, pollo, solomillo, faisán, verduras y arroz, servido en cuencos particulares de metal o porcelana.
De igual forma, la alimentación de estos animales la supervisa un veterinario y a veces les suministra remedios homeopáticos. Medios ingleses han dicho que la propia monarca inglesa había inventado una especie de salsa apetitosa para sus perros.
Un dato no menor es que existen cementerio reales para que descansen los corgis fallecidos: en el Castillo de Balmoral y en Sandrigham. En este último se encuentra sepultada Susan con una conmovedora lápida que dice “la fiel compañera de la reina durante 15 años”.
Mientras que, en el Balmoral yacen allí los restos de Willow, Whisper y su otro fiel amigo canino de 13 años llamado Vulcan -que murió en el 2020- noticia principal del DailyMail ese año.
El corgi Whisper había sido adoptado por la reina debido a que su primer dueño, Bill Fenwick, un exguarda de una de sus propiedades en Sandringham, había fallecido dos años antes. El peludo se había hecho conocido públicamente luego de aparecer fotografiado en plena reunión entre la soberana monarca y la Baronesa del Commonwealth.
Por su parte, en la crianza de sus corgis, Elizabeth- Isabel II- ha pedido la colaboración del psicólogo animal Roger Mugford desde 1989. Esto es porque algunas de estas bolas de pelos reales habían mordido a un relojero real, a un guardia y a varios empleados de la residencia de Buckingham.
Cabe destacar que, Isabel II en el 2015, según medios ingleses, había decidido finalizar con la cría de corgi galés de Pembroke porque le preocupaba dejarlos desamparados emocionalmente cuando ella partiera de este mundo.
Lamentablemente, en el día de hoy (08/09), la perrhija cruza de corgy y tekel, Candy, y su pequeña manada, han quedado huérfanos del amor y de la dedicación diaria de la Reina Madre, la cual no permitía que su séquito de ayudantes les gritaran siquiera si éstos hacían sus necesidades en las alfombras del palacete.
Estos corgis majestuosos han sido partícipes de tantísimas reuniones secretas de la soberana monarca con líderes mundiales en aposentos de la Realeza Británica y aún esperan en vano que su dueña les chifle para darse al encuentro con ella.
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